ES TIEMPO PARA EL ENTENDIMIENTO Y PARA LA SOLIDARIDAD
-Discurso del señor Presidente de la República, José María Figueres Olsen ante la Asamblea Legislativa, primero de mayo de 1995
Por muchas décadas, y de forma ininterrumpida, los Presidentes de la República se han presentado todos los años ante la Asamblea Legislativa para cumplir con la obligación constitucional de informarles sobre la labor del gobierno. Es este acto un símbolo vigoroso de la solidez de nuestro régimen democrático, y una ocasión excepcional para que los Poderes de la República compartan sus perspectivas sobre la marcha de la Nación. Yo me siento muy complacido de cumplir ese mandato y esa tradición, por primera vez en el gobierno que dirijo.
Mi exposición está dividida en tres partes. En la primera, deseo compartir con ustedes mi percepción del especial momento por el que pasan el país y el gobierno. Expreso mi interpretación de las tareas que deben asumir la sociedad en su conjunto y el gobierno en particular, para enfilar el rumbo de la Nación hacia el bienestar del mayor número. En la segunda parte, me referiré a algunas de las acciones más relevantes que ha emprendido el gobierno. Y finalmente, haré una reflexión general sobre el futuro de nuestro país.
I.
UN MOMENTO PARA EMPRENDER GRANDES CAMBIOS
1. Costa Rica: pequeña y frágil en un mundo cambiante
El nuestro es un pueblo pequeño en número y territorio, pero grande en aspiraciones. Un pueblo acostumbrado a sobrepasar los límites que han constreñido la región en la que se encuentra, para abrirle espacios crecientes al bienestar y al desarrollo.
Nuestro avance nacional nunca fue fácil; con grandes dosis de sacrificio, solidaridad e inventiva hemos abonado nuestra historia, para alcanzar las conquistas que hoy nos enorgullecen.
Avanzar hacia el futuro por el camino costarricense también será difícil. Nuestro querido país está sometido a tensiones externas de un poder de cambio nunca antes imaginado. Conforme el mundo se vuelve más interrelacionado, cada vez es más fuerte y directa la influencia de las grandes tendencias mundiales sobre nosotros.
Navegamos en medio de corrientes tan fuertes que no podemos ser ingenuos ni desprevenidos. En la dura empresa del desarrollo nacional, hay muy poco espacio para las indefiniciones, y para la ignorancia de nuestra realidad. Debemos compensar nuestra pobreza material y nuestra pequeñez en el contexto internacional, con una sólida voluntad colectiva y con una visión lúcida de nuestras fortalezas y debilidades. Sólo así podremos aprovechar los márgenes de acción que sí están en nuestras manos, para seguir avanzando por un camino propio, el camino costarricense.
2. La capacidad de gobierno la construimos todos
Para que logremos abrirnos paso por el difícil camino que lleva al bienestar general, necesitamos un Estado ágil, capaz de marcar el rumbo y de aglutinar las fuerzas de todos en un gran proyecto nacional. El Estado democrático en estos tiempos ha de ser una garantía insustituible de integración nacional, de equidad social y de avance estratégico y sostenible.
Por eso, cuando el conjunto de las instituciones estatales se debilita, muchas de ellas pierden sus fines originales para convertirse en islas burocráticas que hacen poco o que pretenden imponer sus propios fines a la sociedad. Cuando la sociedad va perdiendo respeto y confianza en ellas, surgen y crecen los peligros de la injusticia social, del estancamiento económico y de la desintegración nacional. Cuando eso ocurre, se ingresa en un período de ingobernabilidad, es decir, en un período en el cual la capacidad institucional para gobernar se vuelve cada vez más escasa e insuficiente para enfrentar los retos nacionales con oportunidad y con posibilidades de éxito.
Es necesario que percibamos con nitidez, señor Presidente, señoras diputadas y señores diputados, que el momento por el que pasa actualmente Costa Rica, tiene esas características. Por mucho tiempo, los gobiernos han estado postergando y postergando la solución de grandes males nacionales. Pero llega el momento en el que, si no se hace nada, los problemas estallan y causan daños irreversibles.
3. Los viejos problemas se concentran en lo fiscal y lo institucional
Muchos de estos problemas convergen en dos crisis que impactan con contundencia la vida nacional: la crisis fiscal y la crisis institucional.
El déficit fiscal se ha constituido en una proporción muy elevada del gasto público. En los últimos 15 años ha existido una tendencia a que el gasto aumente más rápidamente que los ingresos tributarios.
La crisis fiscal se ha generado por causas estructurales y cíclicas. Entre los problemas estructurales está el de los salarios, el del empleo y el de las pensiones. Adicionalmente está el ciclo electoral. Algunas veces, los gobiernos han logrado reducir el déficit en sus comienzos, pero al terminar su gestión, el déficit ha vuelto a crecer por motivos electorales.
La crisis institucional ha llegado a tener dimensiones y ramificaciones cuya gravedad es difícil de exagerar. Nuestras instituciones necesitan cambios de fondo, con urgencia, para superar su deterioro. Y es muy claro que si no las transformamos, no podrán asumir los nuevos retos del desarrollo nacional.
Tenemos un aparato institucional que en muchas áreas está enfermo y desgastado, y en muchas otras se encuentra obsoleto. Da pena ver cómo muchas instituciones de servicio público brindan menos beneficios de los que podrían ofrecerle a la población con el presupuesto disponible. Esto es más injustificable y más doloroso en aquellas que brindan servicios sociales a los grupos más necesitados y vulnerables.
Muchas son las manifestaciones de la crisis institucional. El marco jurídico y administrativo que regula la acción estatal, fue creado para una época muy distinta a la actual, y hoy constituye una camisa de fuerza cada vez más estrecha que impide el cumplimiento oportuno y eficaz de la función pública.
Y la misma Constitución Política muestra cada vez más aspectos inapropiados para normar nuestra convivencia social. La acción cotidiana de la Sala Constitucional refleja los estrechos márgenes de acción que tiene el gobierno para enfrentar los problemas del país.
Nuestro sistema institucional ha evolucionado de tal forma que los mecanismos que entorpecen o detienen las acciones del Poder Ejecutivo han ido ganando poder por encima de los que la facilitan. En resumen, gobernar se ha ido volviendo cada vez más difícil.
4. Un proyecto nacional requiere de valores compartidos
Cuando una sociedad se enfrenta a retos tan grandes como los que menciono, necesita afianzarse con más fuerza en sus valores esenciales. En situaciones críticas, una nación debe acudir a su sentido de solidaridad, a su capacidad de concertar y lograr acuerdos, y a su espíritu de lucha.
Desafortunadamente, esos valores se han deteriorado y han cedido terreno ante sus opuestos. Se debilitó la solidaridad, creció el individualismo, el gremialismo y el irrespeto a los derechos de los semejantes. Se debilitó la disposición a concertar acuerdos, y se fortaleció la intolerancia y la rigidez ante los intereses de los demás y ante los intereses de toda la colectividad. Se debilitó el espíritu de lucha, y surgió en cambio la evasión ante los peligros y los retos nacionales y la búsqueda de soluciones mágicas e ilusorias.
El deterioro de nuestros valores básicos se expresa cuando ciertos dirigentes gremiales se separan de los intereses de los grupos que representan para promover los suyos propios, y llegan a preferir la confrontación innecesaria con el gobierno en lugar del diálogo franco y provechoso.
Se manifiesta cuando la corrupción se entroniza en algunas instituciones públicas, cuando un grupo de funcionarios corruptos se apodera de una institución bancaria estatal, o cuando el pago de comisiones ilegales se convierte en práctica común en el sistema de aduanas, o cuando algunos profesionales que brindan servicios públicos cobran a los usuarios por servicios que son gratuitos.
El deterioro moral también se expresa cuando quienes más tienen convierten la evasión de impuestos en una práctica usual de sus empresas.
Se manifiesta cuando las disputas internas entre dirigentes y la competencia entre partidos, toma a menudo las formas del clientelismo y del electorerismo. Y está presente en las acciones u omisiones de los principales partidos que contribuyen a ampliar los vacíos de gobernabilidad y a dificultar la toma de decisiones gubernamentales oportunas y con visión de largo plazo.
Sin embargo, soy optimista, y pienso que ciertos síntomas de deterioro moral que hoy percibimos son una etapa pasajera en la vida nacional, y que pronto vendrán tiempos en los que la nacionalidad costarricense experimentará un fortalecimiento de sus fibras espirituales. Pero mientras eso no ocurra, la acción del gobierno se ve obstaculizada por la pérdida de solidaridad de los más fuertes con los más débiles, por la reticencia de unos grupos a hacer concesiones en sus intereses de corto plazo en beneficio del interés nacional de largo plazo, por las actitudes evasivas ante las responsabilidades de los individuos y los grupos con la sociedad.
5. La legitimidad del gobierno la otorgan los ciudadanos
La erosión que durante muchos años viene experimentando la capacidad de gobernar, ha avanzado a la par de un fenómeno peligroso para una sociedad que pretende mantener y fortalecer su democracia. Me refiero a la pérdida de legitimidad de las instituciones públicas ante la población. Conforme pierden calidad los servicios públicos, conforme el Estado pierde capacidad para satisfacer las necesidades básicas de las mayorías, la población va perdiendo confianza en el interés y en la capacidad del Estado para resolver sus problemas. Y a la vez, conforme las instituciones públicas pierden legitimidad, el clima nacional se vuelve cada vez más inapropiado para que las acciones gubernamentales rindan frutos que beneficien a todos.
6. Síntesis: el momento actual es crítico
Como síntesis de lo que he expuesto hasta aquí, deseo expresar que el período de gobierno actual se caracteriza porque en él confluyen dos fenómenos que afectan hondamente la vida nacional. Primero, la crisis fiscal es hoy muy virulenta y explosiva, y la crisis institucional se presenta en varios frentes a la vez: en el colapso del sistema de pensiones, en la crisis de las instituciones encargadas de la seguridad ciudadana, en los problemas del sistema bancario nacional, en el deterioro profundo de muchas instituciones. Segundo, al inicio de este período encontramos los márgenes de gobernabilidad más reducidos de las últimas décadas. Del efecto combinado de ambos fenómenos, surgen peligros serios que la sociedad no puede soslayar. Por eso he afirmado que vivimos en un momento crítico de la historia nacional.
7. El estilo de gobierno necesario
Desde que asumí mis funciones como Presidente, hemos buscado imprimirle al gobierno un estilo de gestión adecuado para encarar el momento actual del país. Lejos de posponer los grandes y viejos problemas, nos hemos empeñado en enfrentarlos. Lejos de darles soluciones superficiales o de heredarlos a los gobiernos siguientes, hemos atacado sus causas estructurales. Lejos de contentarnos con abordar los asuntos de corto plazo, los hemos tratado con perspectiva de largo plazo. Lejos de conformarnos con administrar las crisis cotidianas, hemos buscado reconstituir los grandes equilibrios sociales, económicos y ambientales que hacen posible la sostenibilidad del desarrollo.
Aspiramos a que los distintos grupos sepan dar cabida suficiente, en sus posiciones, a los intereses generales del país. Aspiramos a que los partidos políticos sepan privilegiar la acción política responsable sobre el clientelismo y el electorerismo. Aspiramos a estimular una participación ciudadana que impulse los cambios nacionales con creciente fuerza.
Por ello, seguiremos buscando la creación de amplios espacios de concertación alrededor de los problemas comunes más angustiantes y seguimos esforzándonos para que el gobierno y la sociedad civil actúen con fuertes grados de integración ante los retos actuales.
II. UN AÑO PARA PONER LA CASA EN ORDEN Y HACER AVANCES ESTRATEGICOS
En el primer año de nuestra gestión, hemos conseguido avances sustanciales en la aplicación de ese estilo de gobernar. Hemos ido al encuentro de grandes problemas nacionales, para enfrentarlos con cambios hondos y contundentes. Nos hemos empeñado en frenar el deterioro que el país experimenta en tantos campos, y también en sentar bases firmes para un desarrollo que perdure en el largo plazo. Por ello el eje de nuestra gestión reside en restituir los grandes equilibrios que conduzcan a un desarrollo nacional sostenible.
Con ese ánimo, hemos emprendido acciones de gran valor estratégico en lo social, en lo económico, en lo ambiental y en lo político-institucional.
1. Hemos avanzado en la inversión social
Empezaré por las acciones de gobierno en el campo social. Nuestro objetivo es luchar por una sociedad más integrada por las oportunidades. En esa lucha, hemos concentrado nuestros esfuerzos en los dos instrumentos más poderosos para romper el círculo vicioso de la pobreza y estimular el ascenso social hacia la clase media: la salud y la educación.
En el campo de la salud, llevamos muy adelantado un programa de hondo valor estratégico: el de los Equipos Básicos de Atención Integral de la Salud. Se han formado 500 nuevos técnicos en atención primaria, con los cuales estamos reabriendo puestos de salud y creando 200 puestos nuevos. Con este programa, llevamos la salud a todas las familias, dando un trato más personalizado e integral a la población. Así, vamos a mejorar el nivel general de salud. Y, además, vamos a disminuir los costos de los servicios, a reducir las filas en las clínicas y a descongestionar los hospitales.
Dimos un paso vital para garantizar la universalización real de los servicios públicos de salud. Aseguramos de forma directa a todos los niños y jóvenes que se matriculan en la educación primaria y secundaria. En adelante, su acceso a los servicios públicos de salud no dependerá de la situación laboral de sus padres, como ocurría hasta ahora.
Y mientras impulsamos programas novedosos, también hemos luchado por recuperar programas que estaban muy deteriorados y que siguen siendo de alto valor estratégico. Se reabrieron 50 centros de atención integral a niños y madres, conocidos como CEN-CINAI. Se imprimió un ritmo intenso a las campañas de vacunación, que abarcaron a 433 mil niños y niñas, y se aplicaron además 960 mil dosis contra polio y sarampión. La campaña contra el dengue y la malaria tuvo dimensiones excepcionales. Y para las clínicas y demás unidades de salud de las áreas rurales, se han creado 750 plazas de médicos, otros profesionales y técnicos en salud.
En el campo educativo, la lucha contra el deterioro de la educación básica ha sido intensa y fructífera. Nuestro criterio ha sido el de concentrar la mayor proporción de recursos en las poblaciones y grupos más pobres y vulnerables. Realizamos un programa de apoyo a las 26 comunidades más pobres que agrupan a más de 25 mil niñas y niños. Entre otros recursos, se incluyen el nombramiento de más docentes titulados, el mejoramiento de la infraestructura y el mobiliario, el equipo audiovisual y la enseñanza de un idioma extranjero. Con ese mismo criterio, también hemos dado un apoyo concentrado a las escuelas unidocentes que aglutinan a más de 40 mil estudiantes. Y en la zona atlántica, emprendimos también un programa especial de rehabilitación de 53 escuelas, con apoyos en infraestructura y mobiliario.
Hemos retomado los retos de aumentar la matrícula en la educación preescolar y en la secundaria. En la primera, creamos más de 150 plazas y aumentamos la cobertura del 68 por ciento al 75 por ciento de la población infantil. En la segunda, creamos 18 colegios y aumentamos la matrícula del 57 por ciento al 60 por ciento.
Para revertir el deterioro de la educación pública, también luchamos contra la obsolescencia de nuestros programas y métodos educativos. Con ese fin, se elaboraron nuevos programas de estudio, y se inició el Programa de Informática Educativa en la educación secundaria, con la creación de 20 laboratorios que atienden a más de 20 mil estudiantes. Además, con este mismo ánimo innovador, se inició el programa de enseñanza de la lengua extranjera. En 300 escuelas de todo el país, 73 mil niños y niñas estudian ahora inglés o francés a partir del primer grado. Con estas y otras acciones, seguimos empeñados en formar los ciudadanos capaces de insertar a Costa Rica en la economía mundial de manera exitosa, con base en sus conocimientos y en su creatividad.
Si bien hemos dedicado grandes esfuerzos en los campos de salud y educación, no hemos descuidado, ni por un momento, los demás aspectos del sector social.
En el sector vivienda, hemos realizado casi 24 mil operaciones para construcción, compra de vivienda, ampliación y compra de lote. Además, se ha beneficiado con el bono de vivienda a casi 90 mil personas, que pertenecen a familias de escasos recursos. Deseo resaltar que dos terceras partes de los bonos han sido entregados en zonas rurales. También se está haciendo justicia con más de 26 mil familias que en 1992 y 1993 recibieron bonos de vivienda por montos inferiores a los que les correspondían; a esas familias se les está otorgando un reajute en el bono.
Pero no nos contentamos con los esfuerzos que hace cada sector social por su lado. Nos hemos organizado para que, mediante la coordinación y la integración de las instituciones, se multipliquen los resultados del trabajo de cada una. Y, además, para que las comunidades y sus miembros participen activamente, para que sean sujetos y no solamente receptores de las acciones y las políticas del gobierno.
Así impulsamos proyectos novedosos porque tenemos la esperanza en que este tipo de proyectos dé origen a nuevas formas, más eficaces e impactantes, de combatir la pobreza y la desigualdad social. Entre ellos, deseo citar dos. Primero, el programa "Bosque Urbano" en el que intervienen y coordinan más de media docena de instituciones. Con él buscamos nuevos modelos de urbanizaciones que ofrezcan una mejor calidad de vida a la clase trabajadora y que causen mucho menos deterioro ambiental que los modelos actuales. Estamos actuando con este programa, sobre todo en los proyectos de erradicación de tugurios. Y estamos demostrando que nuestras familias más humildes pueden tener casas más dignas y barrios más agradables. Tenemos tres proyectos piloto. Se está terminando de construir un proyecto para casi 200 familias en Quebrada del Fierro de Tres Ríos, y están muy avanzados los diseños de dos proyectos en Alajuelita y los Guidos de Desamparados.
Segundo, el programa de las 16 comunidades más vulnerables, cuya coordinación ha estado a cargo de la Primera Dama de la República. En 10 de esas comunidades, hemos logrado hacer diagnósticos y planes de intervención institucional, y en todas ellas, se están aplicando de forma prioritaria las acciones del Plan de Combate a la Pobreza. Con la intervención simultánea y planeada de varias instituciones en una misma comunidad pensamos provocar cambios cualitativos en el bienestar de sus pobladores. Esa es la idea que nos alienta y que esperamos que cada vez sea aplicada en más comunidades.
Quiero destacar que entre esas comunidades están, además, los dos cantones que reúnen la mayor cantidad de población indígena en el país: Talamanca y Buenos Aires.
Las 16 comunidades escogidas se caracterizan porque en ellas se concentra una alta proporción de familias jefeadas por mujeres.
Para fortalecer y coordinar las políticas dirigidas a la mujer, hemos desarrollado una capacidad institucional específica. En este sentido se han creado las oficinas ministeriales y sectoriales de la mujer, cuya misión es integrar la perspectiva de género en el quehacer de las instituciones públicas.
El Plan de Combate a la Pobreza contempla además un conjunto de apoyos especiales. Se incluye un programa para familias indigentes que en los últimos años han tenido dificultad para pagar los servicios básicos o su vivienda. Se ejecuta también un programa de titulación, que permitirá acelerar los trámites de escritura de 45 mil familias que poseen su vivienda pero que no la tienen legalmente a su nombre. Además, se contempla un fondo de garantías para pequeños empresarios que no pueden adquirir créditos porque no poseen propiedades que los respalden.
Menciono, finalmente, el tema de la seguridad ciudadana, sin la cual la calidad de vida de los costarricenses no alcanzaría el nivel que pretendemos. Hemos hecho una gran avanzada contra la corrupción, la desmoralización y la insuficiente calificación en las filas de la fuerza pública. Un logro estratégico ha sido la creación del sistema de estudios profesionales de la Fuerza Pública, y la reestructuración de la Escuela Nacional de Policía. Se reorganizó la acción policial en el Área Metropolitana, que ha logrado una presencia mayor y más efectiva. Se crearon además nuevos cuerpos de policía especializados, como la policía motorizada y las comisarías móviles. Y se logró frenar la ola de asaltos bancarios y de acciones delictivas en las calles cometidas por bandas de menores de edad.
2. Estamos avanzando hacia la sostenibilidad ambiental
En segundo lugar, deseo comentar con ustedes la acción del gobierno en materia ambiental. La sostenibilidad ambiental ha sido una de nuestras principales preocupaciones. Cada vez es más claro que las posibilidades de subsistencia y de auge de nuestra sociedad dependen de que cambiemos nuestra forma de tratar a la naturaleza por otra más respetuosa y sensata. En este gobierno estamos empeñados en impulsar ese cambio. En ese sentido, estamos poniendo muchas esperanzas en la formación de nuestra niñez y nuestra juventud. Es necesario que ellos adopten valores y prácticas menos depredadoras del ambiente que las nuestras, porque muy pronto ellos tendrán en sus manos el rumbo del país. Por ello, estamos haciendo un esfuerzo sin precedentes en el campo de la educación ambiental. Se incorporó este tema en los programas de estudio de las escuelas. En los colegios se están creando los clubes de amigos del ambiente. Además, se llevan a cabo programas como el de recolección y reciclaje de papel y el de educación forestal. En este programa están participando 30.000 estudiantes de 500 escuelas rurales, se han capacitado 300 educadores y se han creado 100 viveros forestales escolares.
En el campo forestal, hemos aumentado en más de tres veces los recursos para financiar los proyectos de reforestación y conservación de bosque primario por parte de pequeños y medianos agricultores. A pesar de la crisis fiscal, hemos mantenido esos fondos, porque Costa Rica desea preservar sus bosques para las futuras generaciones y hoy le toca a este gobierno ser fiel a esa opción histórica de nuestro pueblo. Con esa intención, hemos creado el Certificado de Protección de Bosque, para el que hemos comprometido en este año cerca de dos mil millones de colones.
Tomamos también una decisión esencial para atacar la principal causa de contaminación del aire. Se empezó a producir y distribuir la gasolina ecológica en todo el país, que a diferencia de la gasolina regular, no contiene plomo. Este tipo de combustible representa ya el 40 por ciento del consumo nacional de gasolina.
En una estrategia energética sostenible, las políticas de conservación deben llegar a ser tan importantes como las de generación y abastecimiento de energía. El tema de la conservación de energía ha cobrado en los últimos meses una importancia sin precedentes.
Nos complace la aprobación de la Ley de Uso Racional de Energía y varios decretos ejecutivos, que brindan nuevos instrumentos al gobierno para avanzar en este campo. Se creó una comisión que coordina las acciones en esta materia de todas las instituciones del sector energía. Y se están ejecutando 46 nuevos proyectos en las áreas de ahorro de electricidad, fuentes alternativas de energía y ahorro de hidrocarburos. Un ejemplo es la campaña de ahorro de energía en el verano de 1995, que a finales de abril producirá un ahorro aproximado superior a 46 mil megavatios hora. Si ese ahorro se mantuviera todo el año equivaldría a la electricidad que consume Cartago. Para generar esa energía, necesitaríamos un turbina hidroeléctrica de 40 millones de dólares. Este es un buen ejemplo del gran potencial de la conservación energética que apenas empezamos a explotar.
También estamos atacando la contaminación de ríos con más fuerza que nunca antes. Por primera vez, estamos haciendo cumplir las regulaciones sobre contaminación de aguas. Estamos siendo estrictos con las empresas que vierten aguas a los ríos, pero también estamos dando opciones para las rectificaciones voluntarias. Y ya hemos recibido los programas voluntarios de 100 empresas para reducir la contaminación que causan en los ríos.
En los últimos meses, Costa Rica se ha convertido en líder mundial en las negociaciones internacionales sobre cambio climático. Con el Gobierno de los Estados Unidos, logramos firmar el primer acuerdo entre un país industrializado y un país en desarrollo para implantar proyectos conjuntos que reduzcan los cambios negativos en el clima mundial. Llegará el momento en que estos proyectos serán buenas oportunidades de negocios para nuestros empresarios grandes y pequeños, e importantes fuentes de financiamiento para nuestras acciones de conservación ambiental.
3. Nuestra lucha por la estabilidad económica duradera
En tercer lugar, me referiré a la acción del gobierno en el campo económico. El crecimiento sostenible de la economía ha sido un gran preocupación del gobierno. Nuestros principales esfuerzos en esta área han estado dirigidos a la solución del déficit fiscal. Este problema heredado, alcanzó niveles excepcionalmente altos en 1994 y llegó a representar más de un 7 por ciento del Producto Interno Bruto. Si no aumentamos los ingresos y reducimos los gastos para balancear las cuentas se aceleraría la inflación, se incrementarían las importaciones, habría una seria pérdida de divisas, se estrujaría la inversión privada y como consecuencia de todo ello, la economía sufriría un gran deterioro y la inversión pública tendría que reducirse. Es evidente que, en este panorama, serían los ciudadanos y ciudadanas más pobres y vulnerables los más perjudicados.
Hemos ofrecido al país una solución que enfrenta las causas estructurales y cíclicas del déficit, una solución que es integral, sostenible y equitativa. Es integral porque enfrenta a la vez todas las principales causas del problema fiscal; no es un paliativo ni un simple paquete de impuestos. Es sostenible porque propone una verdadera reforma tributaria que evitaría tener que aprobar paquetes de impuestos cada cuatro años. Es equitativa porque está hecha para que los que más tienen paguen más.
La propuesta, que hemos explicado profusamente a toda la población, consta de tres partes. La primera consiste en poner la casa en orden, es decir, en racionalizar el gasto público, para reducir costos y aumentar la eficacia de los servicios institucionales. La segunda parte de la propuesta consiste en modernizar la administración tributaria, para cobrar adecuadamente los impuestos que ya existen y para combatir la evasión. Por eso estamos llevando adelante el programa "Tributación en Marcha", cuyos inspectores trabajan en todo el país; el programa de modernización de los sistemas de información tributaria y el programa de modernización aduanera. Y la tercera parte de la propuesta es la reforma de las leyes tributarias, que incluye dos proyectos de ley: el de Justicia Tributaria y el de Ajuste Tributario. Con estas leyes se busca aumentar los ingresos fiscales, de forma tal que los que tienen más paguen más. Se busca también que el Estado tenga medios para cobrar bien los impuestos, lo cual incluye que la evasión fiscal sea castigada con penas severas, hasta la cárcel.
Entre los logros del gobierno en materia fiscal, destaca el aumento en los ingresos del gobierno en el primer trimestre de 1995 con respecto al mismo período del año anterior. Este aumento ha sido muy significativo: excede el 40 por ciento. Además, el aumento en los gastos del gobierno se ha reducido si se comparan ambos períodos: pasó de un 35 por ciento en 1994 a un 25 por ciento en 1995. Estos datos expresan el notable esfuerzo que ha hecho el gobierno para reducir el déficit fiscal con los instrumentos que cuenta.
Hemos buscado llegar a una solución que sea producto del diálogo y del compromiso de los distintos grupos de la sociedad. Para lograr un acuerdo nacional razonable, organizamos un Foro Nacional en el mes de setiembre de 1994, en el que participaron representantes de todos los grupos organizados de la comunidad nacional. Y hemos realizado docenas de reuniones con los representantes de los grupos de empresarios y trabajadores del país, para explicar nuestros puntos de vista y recoger sus opiniones.
Entendemos que las principales objeciones a la propuesta del gobierno se centren en la Ley de Ajuste Tributario. A nadie le gusta pagar más impuestos, y a este gobierno no le gusta pedirlos. Pero en el marco del amplio proceso de diálogo que hemos promovido, brilla una verdad con creciente fuerza: así como es necesario reducir el gasto público y mejorar la administración tributaria, también es esencial que se aumenten un poco los impuestos. Algunos afirman que si se cobraran mejor los impuestos actuales no sería necesario aumentarlos. Ojalá eso fuera cierto. Pero desgraciadamente no es así. Porque el déficit fiscal es un problema inmediato y tan grande que es esencial contar pronto con los impuestos nuevos. Si eso no ocurriera, los peligros económicos y sociales que he mencionado serían inevitables, y los costos para empresarios y trabajadores serían mucho más altos. Es por eso, señor Presidente, señores diputados y señoras diputadas, que es indispensable para el bienestar nacional que la Asamblea Legislativa apruebe con prontitud la Ley de Ajuste Tributario.
Para construir una economía sostenible, el gobierno también ha hecho avances en su política de apoyo a la producción y al comercio internacional. En el sector agropecuario, se estableció un programa de crédito al pequeño productor, con una tasa de interés preferencial y fija del 23 por ciento. En siete meses, se han beneficiado de él más de 7.200 agricultores. También se estableció un programa de crédito para los medianos ganaderos, destinado a reactivar la ganadería. Se crearon los Centros Agrícolas Básicos, destinados a prestar servicios de apoyo al pequeño agricultor. Actualmente hay 355 de ellos en operación. Se reabrieron además los Programas Nacionales Agropecuarios, cada uno de los cuales está especializado en un producto o grupo de productos, y busca darle un apoyo integral a sus procesos de investigación, extensión, producción, postproducción y comercialización. Entre otros, están funcionando los programas nacionales de cítricos, plátanos, maíz, frijol, tabaco y papa.
En el sector industrial, destaca la creación de un fondo de garantía con un monto de 1500 millones de colones, para facilitar el acceso al crédito a las pequeñas industrias del país, a las que el proceso de apertura comercial les está provocando fuertes presiones. A pesar de sus grandes necesidades financieras estas industrias reciben menos del 1% del crédito otorgado por el Sistema Bancario Nacional. Con este fondo buscamos mejorar esa situación.
En el campo de la formación de técnicos y trabajadores calificados, también hemos avanzado. Deseo resaltar el resurgimiento que ha tenido el programa de talleres públicos, que ha operado de forma prioritaria en las comunidades más vulnerables escogidas por el Consejo Social. Actualmente, se están atendiendo cerca de 5 mil estudiantes en diversos oficios.
La creación de bases para una economía sostenible nos condujo a enfrentar a gran escala y de forma integral el deterioro de la red de caminos y carreteras. Más del 90 por ciento de la red vial nacional se encontraba en mal estado. Y la red vial cantonal estaba aún peor. Por eso emprendimos un gran programa de reconstrucción y pavimentación de rutas nacionales y calles urbanas. Hemos recuperado 1.024 kilómetros, con un costo de más de 12 mil millones de colones. Y todo esto lo hemos hecho, en medio de una gran lucha contra la corrupción en los contratos de obras públicas.
En el campo del comercio exterior, nos hemos preocupado por crear bases firmes para el progreso sostenido de la actividad exportadora. Una de las tareas relevantes en esa dirección ha sido la creación de la Comisión Nacional para la Ejecución del Tratado de Libre Comercio entre Costa Rica y México.
Hemos iniciado la elaboración de un ambicioso programa que pretende aumentar el valor de nuestras exportaciones a 5000 millones de dólares en el año 2000. En este esfuerzo ha sido invaluable el aporte del sector exportador. Solo en el primer trimestre de este año, las exportaciones aumentaron en un 32 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. Además, se inauguró la Ventanilla Única de Comercio Exterior, que unificará en un solo proceso los trámites de importación y exportación. El dinamismo que han mostrado nuestras exportaciones en los últimos meses nos entusiasma y nos estimula a continuar impulsándolas con políticas adecuadas.
4. La transformación institucional está en marcha
En cuarto lugar, deseo referirme a los avances que ha logrado el gobierno en la transformación institucional. Al asumir nuestras funciones, encontramos que la crisis institucional era más profunda de lo que habíamos imaginado. Decidimos enfrentarla sin reparos y asumir el costo político que ello implicara. Estamos en el gobierno para resolver problemas, y sobre todo, para resolver los problemas más serios. Y no hay duda de que el deterioro institucional es uno de los obstáculos más grandes para que la población resuelva sus necesidades más inmediatas y para que avance en la ruta del desarrollo sostenible. Hemos emprendido una reforma institucional de grandes proporciones y hemos conseguido muchos logros excepcionales.
Se reestructuró el Consejo Nacional de Producción, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal, el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo y el Ministerio de Planificación. Además, emprendimos con determinación la reorganización del sistema de aduanas, y se están reformando diez instituciones más, para modernizar sus organizaciones y hacer más eficientes sus servicios.
Estos esfuerzos de reestructuración institucional han sido reforzados por el programa de reducción del gasto público. No estamos interesados en cumplir esa meta de cualquier manera. Buscamos hacerlo de forma tal que las instituciones no vean perjudicada su capacidad de brindar servicios y en lo posible, ganen más bien en eficiencia. Y tomaremos las previsiones necesarias para que los funcionarios cuyas plazas sean prescindibles, cuenten con un subsidio temporal que les permita amortiguar el cambio hacia un nuevo trabajo y tengan acceso a créditos para instalar pequeñas empresas. Los costarricenses pueden constatar que, así como estamos pidiendo impuestos adicionales, también estamos haciendo esfuerzos excepcionales para reducir el gasto público.
Señor Presidente, señoras diputadas y señores diputados: En esta segunda parte de mi exposición, he mencionado una selección de obras de gobierno que tienen una especial importancia para el avance sostenible del país. Muchas otras acciones se han realizado en los primeros doce meses del gobierno que dirijo, que también son obra importante y provechosa. Un informe detallado sobre ellas, clasificado por institución, se encuentra en la Memoria que he entregado al señor Presidente de la Asamblea Legislativa. Ruego a ustedes que tomen en cuenta esa memoria que completa mi informe anual.
5. En cumplimiento de una obligación constitucional
Debo ahora, en cumplimiento del artículo 195 de la Constitución Política de la República, pronunciarme sobre las reformas constitucionales que han sido aprobadas por la Asamblea Legislativa en el trámite de Primera Legislatura. Una de ellas es el proyecto de reforma del artículo 113 de la Constitución, que establece la prohibición a los diputados de legislar en beneficio propio. El Poder Ejecutivo respalda enfáticamente esta reforma por fortalecer la moral y la ética en la función pública.
La segunda reforma afecta los artículos 16 y 17 de la Constitución Política y establece que la condición de costarricense no se pierde y es irrenunciable. El Poder Ejecutivo la comparte.
III. UN TIEMPO DE ACUERDOS IMPOSTERGABLES
Finalmente, haré una reflexión sobre el futuro de nuestro país.
Vivimos un momento peculiar de la historia del país. Las condiciones internacionales le están imponiendo retos formidables a nuestra pequeña Costa Rica. La transformación institucional ya no puede esperar más si de veras queremos gobiernos capaces de resolver nuestros problemas con eficacia. Las injusticias sociales se siguen acumulando y si nos descuidamos, el país se nos puede ir de las manos.
Las acciones de gobierno que mencioné son muestra de un doble compromiso que hemos asumido con los costarricenses. El de resolver con prontitud los problemas más angustiantes. Y el de crear, al mismo tiempo, bases más firmes para que el país inicie pronto una etapa de crecimiento y bienestar sostenibles. Puedo afirmar con satisfacción que hemos asumido ambos compromisos a fondo y con responsabilidad. Hemos desencadenado varios procesos de cambio estratégico que hasta ahora habían sido pospuestos.
Por primera vez, la lucha contra la pobreza ha incorporado una perspectiva que integra y coordina los esfuerzos de distintas instituciones en programas únicos y en conjunto con las comunidades. Por primera vez, se ha activado la lucha por la sostenibilidad ambiental como un reto de carácter nacional y en muchos frentes a la vez, para darle una dimensión que nunca antes había tenido, y que apenas empieza a desplegarse. Por primera vez, se ha elaborado una solución integral, solidaria y sostenible al problema del déficit fiscal, que ha sido discutida con transparencia ante todos los grupos sociales. Por primera vez, se ha emprendido un proceso profundo de transformación institucional, que en sólo doce meses ha reestructurado muchas instituciones, y apenas está empezando. Por primera vez, se ha dado una batida general contra la corrupción en todos los niveles del sector público, que entre otros frentes ha incluido el sistema financiero, las aduanas, la policía y las contrataciones de obras públicas.
No me conformo sin embargo, con que nosotros impulsemos transformaciones estratégicas si no creamos las condiciones para un gran acuerdo nacional. Los grandes problemas no se resuelven en cuatro años y por eso, poco provecho obtendría el país de estos esfuerzos, si no fueran continuados y profundizados en los gobiernos siguientes.
Vivimos un momento en el que el acuerdo nacional es impostergable. Necesitamos con urgencia un marco de entendimiento entre todas las fuerzas sociales y políticas, que transcienda los períodos de gobierno y los intereses partidarios para reflejar los que son medulares.
Con mucha satisfacción, señor Presidente, señoras y señores diputados, informo a ustedes de un paso fundamental en este sentido que hemos dado juntos el gobierno que dirijo y el principal partido de oposición, la Unidad Social Cristiana. Me refiero al acuerdo que firmamos el pasado 28 de abril, el licenciado Rafael Angel Calderón, Expresidente de la República y este servidor en calidad de Presidente de la República. En él nos comprometemos a promover e impulsar acciones transcendentales para resolver de manera profunda y sostenida los principales problemas nacionales que se han acumulado durante muchos años. Nos hemos comprometido, y cito textualmente: "a reunirnos periódicamente, a mantener una estrecha relación con dirigentes políticos, directorios y fracciones parlamentarias, y a solicitar el apoyo y la ayuda de todos los sectores del país para que nos aporten sus luces, su experiencia y su empeño en este gran esfuerzo nacional".
Con este acuerdo, se nos abre a los costarricenses una excepcional oportunidad para remontarnos por encima de añejos prejuicios y de visiones partidarias que con tanta fuerza nos han mantenido paralizados e impotentes antes los grandes problemas nacionales.
Este histórico acuerdo no ha surgido únicamente de la voluntad de quienes lo firmamos. Antes de su concreción, hubo una cadena de esfuerzos que han avanzado por la vía del entendimiento y el diálogo. En este sentido, deseo reconocer el esfuerzo de acercamiento entre las dos fracciones de los partidos mayoritarios en la Asamblea Legislativa, que en las últimas semanas ha permitido aprobar proyectos tan importantes como el de cogeneración eléctrica, el de pensiones complementarias, el de contratación administrativa, el de modernización del Poder Judicial, el del Instituto Mixto de Ayuda Social, y el de Justicia Tributaria.
Con ese mismo espíritu cívico y concertador, reforzado por el acuerdo a que hemos llegado, acogeremos y estudiaremos los proyectos de ley que los señores diputados y las señoras diputadas del Partido Unidad Social Cristiana presentaron al país pocos días atrás. En igual disposición estaremos ante propuestas de los otros partidos políticos.
Tengo gran esperanza de que estemos a las puertas de más avances concretos para que el país inicie con firmeza y sin tardanza un proceso de soluciones profundas y sostenibles que nos permitan alejar los peligros de la inestabilidad económica crónica, de la ingobernabilidad recurrente, de la desintegración social creciente y de la injusticia acumulada. Tengo la fe de que, mediante el trabajo conjunto y la voluntad de todas las fuerzas políticas aquí representadas, vamos a remozar nuestro aparato institucional para que dinamice el progreso del país por varias décadas y también tengo la fe de que logremos establecer las bases de una gran cruzada nacional contra la pobreza, para que volvamos al camino costarricense de la solidaridad y de la integración.
Un verdadero acuerdo nacional como el que pretendemos solo tendrá una verdadera capacidad transformadora si además es expresión de la voluntad y la energía colectivas de la ciudadania. Por esa razón, no estoy anunciando un simple pacto entre partidos mayoritarios. El acuerdo logrado ciertamente abre oportunidades de entendimiento excepcionales entre ambos partidos. Pero además, constituye una convocatoria a formar un amplio consenso entre todos los grupos sociales y políticos alrededor de los retos comunes que enfrentamos los costarricenses.
Estamos en una encrucijada de nuestra historia en la que debemos reafirmar que queremos tranformar nuestras estructuras económicas y políticas para reencontrar el camino del bienestar general, creciente y sostenible.
Sé que poco a poco podremos conjuntar la energía colectiva que se necesita para reemprender con paso firme el camino costarricense.
Y así, cuando sea el año 2005 y los mercados del Continente Americano se unan en uno solo, los costarricenses estaremos listos para asumir con dignidad los retos que vengan con los nuevos tiempos. Tendremos una economía que crece sobre bases sólidas. Habremos revitalizado los instrumentos del ascenso social y de la solidaridad. Habremos transformado nuestras formas de vivir y de producir para dar muestras inequívocas de una sólida alianza con la Naturaleza. Habremos transformado nuestras instituciones y las habremos convertido en instrumentos poderosos del desarrollo nacional.
Estoy seguro de que los costarricenses de uno u otro origen sabremos tomar la oportunidad que se nos abre para seguir siendo una gran familia, unida, solidaria, honesta y emprendedora.
Muchas gracias.