El ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, pretende ejercer este puesto durante los cuatro años del gobierno de Luis Guillermo Solís, manteniendo su estatus de obispo luterano, aunque sin una sola responsabilidad como tal.
Así lo aclaró ayer Jiménez, un día después de enterarse de que un ciudadano presentó una acción de inconstitucionalidad ante la Sala IV, por considerar que su nombramiento es discriminatorio contra los católicos y contrario a las garantías de igualdad incluidas en la Constitución.
“Yo no he renunciado, lo que tengo es una dispensa”, explicó ayer a periodistas. Agregó que podría retomar funciones episcopales cuando desee, sin tener que volver a ordenarse obispo. Su consagración fue el 27 de abril del 2008 .
Dispensa. De momento, lo que hizo fue separarse de sus funciones como clérigo y del puesto de presidente de la Junta Directiva de la Iglesia luterana costarricense, como consta en el acta notarial firmada por el abogado Rubén Chacón, el 16 de mayo.
En la misma certificación se expresa la decisión de “dispensar al obispo Jiménez de todas las órdenes ministeriales (religiosas) mientras se prolongue su nombramiento como funcionario público en el Gobierno de Costa Rica”.
A pesar de que el ministro de la Presidencia queda eximido de sus funciones episcopales, su nombramiento es objetado por el ciudadano Álvaro Orozco Carballo, abogado colaborador de la Iglesia católica en su parroquia, en San Pedro de Montes de Oca.
Este miércoles presentó una acción de inconstitucionalidad con una argumentación similar a la que planteó en abril en forma de recurso de amparo: la Constitución Política dice en su artículo 142 que no se pueden nombrar clérigos y no hace excepciones por religión, insiste Orozco.
Jiménez reiteró ayer que la prohibición de la Constitución Política se aplica solo para sacerdotes u obispos católicos.
Expectante. El ministro Jiménez dijo que hasta ayer no había sido notificado de la nueva acción legal y que esperará para contestar los argumentos, aunque reiteró que la prohibición solo afecta a los católicos porque a ellos se refirió la Asamblea Constituyente en 1949 y solo a ellos reconoce la Constitución por ser el catolicismo la religión oficial.
Jiménez, quien se desempeñó como jefe de la campaña electoral de Luis Guillermo Solís, afirmó tener los argumentos suficientes para superar este cuestionamiento, aunque sostiene que el asunto no lo desgasta. “Uno siempre piensa en muchos escenarios. Quiero pensar que estamos en la ruta correcta. Pero, si no, ni siquiera debo poner el cargo a disposición. El señor presidente decide sobre todos los ministros cuando quiera. Yo le seguiré colaborando dondequiera”, contestó a una de las preguntas.
Jiménez contó que ha recibido llamadas de sacerdotes católicos para felicitarlo por su labor y que no conoce al señor Orozco. “Tengo un punto de vista distinto al de este señor, a quien no conozco. Lo más bonito de las Iglesias en que he participado es la tolerancia”.