Roma Italia Valentina Alazraki tiene muchos años de vestir de negro. No es que guarde ningún luto o que necesariamente adore ese color; sencillamente ese es el protocolo de los reporteros que cubren noticias en el Vaticano, y en eso ella lleva casi 40 años.
Ella era una de las periodistas que cubrió el viernes, como corresponsal de la cadena mexicana Televisa, la visita de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, al papa Francisco.
Alazraki, mexicana de nacimiento pero de abuelos turcos, maneja al dedillo la historia de Floribeth Mora, la tica cuya sanación fue atribuida a la intercesión de Juan Pablo II.
Eso no es para nada extraño, pues se declara abiertamente “juanpablista” y así como le dio seguimiento al Papa polaco en vida, lo ha hecho tras su muerte, en el camino de la canonización.
Tras presenciar el encuentro, Alazraki preguntó a la mandataria si habló con el Santo Padre sobre el tema de la tica.
Chinchilla le aseguró que el caso en Costa Rica produjo “gran júbilo” y le adelantó que un grupo grande de católicos vendrá a la canonización en abril.
Por su parte, la gobernante descartó, desde ahora, un nuevo viaje a Roma porque la ceremonia será a un mes del cambio de Gobierno hay mucho trabajo por hacer para la transición.
Tras la muerte de Juan Pablo, en abril de 2005, Alazraki ha escrito tres libros de su vida y su obra: Juan Pablo II, viajero de Dios ; Juan Pablo II y la Virgen de Guadalupe y México siempre fiel.
Y es que la mexicana no solo estuvo en el Vaticano cubriendo noticias desde ahí, sino que acompañó al Papa viajero a 100 de sus 104 viajes. Los restantes no los hizo por asuntos familiares apremiantes, como dar a luz a sus hijos.
Sobre el tiempo de Benedicto XVI, el Papa que renunció en febrero, Alazraki señala: “fueron ocho años difíciles”.
Sin embargo, el rostro le cambia cuando se refiere a la llegada del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio a la jefatura de Estado vaticana. “Como una nueva primavera”, consideró.
A Valentina Alazraki la conocen casi todos aquí y ella también conoce a casi todos.
Así señala al nuevo cocinero del Sumo Pontífice. “Se llama Sandro; él sustituyó al mayordomo del Papa (Paolo Gabriele, implicado en el escándalo llamado Vatileaks por supuestas infidencias).
“Aquel es Georg Gänswein, al que le pusieron el George Clooney del Vaticano. Era secretario de Benedicto XVI y de hecho sigue siéndolo”, informó.
También recuerda historias de periodistas, como una que llegó vestida de blanco y no pudo ingresar a la audiencia con el Papa, o el caso de Raisa Gorbachev (la esposa del exgobernante ruso Mijail Gorbachev), que llegó de completo rojo, pero a ella sí la dejaron entrar.
Alazraki viste de negro.