Nadie sobrevivió. Las esperanzas de hallar con vida a los 10 ocupantes del avión Cessna Grand Caravan de SANSA, que se estrelló el sábado contra el volcán Arenal, se desvanecieron ayer temprano.
La aeronave fue localizada, destruida, a las 9:45 a. m., 200 metros abajo del cráter principal.
Por ser una zona altamente peligrosa, las labores de rescate fueron postergadas para hoy y se planea hacerlo con el apoyo de un helicóptero panameño.
Gráfico: Vuelo 1644 de SANSA Gráfico: Tripulantes y pasajeros
Todo tipo de dudas afloraban con el paso de las horas acerca de las circunstancias en que ocurrió este accidente, el más grave en lo que va del año.
El sábado, la nave hacía la ruta aeropuerto Juan Santamaría-La Fortuna- Tamarindo-Juan Santamaría y desapareció luego de la escala en La Fortuna, de donde salió a las 12:05 p. m.
Era piloteada por los costarricenses Karl Acevedo Nevermann , de 22 años de edad y Wílliam Badilla Salazar, quien cumpliría 35 el próximo 31 de agosto.
Iban a bordo cinco estadounidenses, dos suizas y una canadiense.
Entre los estadounidenses, había un matrimonio, así como dos hermanos. Casi todos eran amantes de la naturaleza y el propósito de su viaje era vacacionar.
El Cessna, fabricado en 1998 y con 792 horas de vuelo, era uno de los seis que alquila SANSA a Aeroperlas de Panamá.
SANSA, creada en 1980 como subsidiaria de LACSA, es la más importante empresa de vuelos locales y es parte del Grupo Taca.
¿Qué pasó?
Las posibles causas del accidente permanecían en el misterio ayer a avanzadas horas de la tarde.
Ozman Fonseca, de la gerencia de operaciones de SANSA, descartó que las condiciones del clima hayan influido por cuanto en el momento del percance no llovía y las nubes estaban muy altas.
El meteorólogo, Jorge Barrantes, del Instituto Meteorológico Nacional, informó a La Nación que a las 12:15 p. m. del sábado había nubes en el sector del percance, que aunque no eran abundantes, sí podrían haber dificultado la visibilidad.
Aunque la nave tenía capacidad para volar por instrumentos, en la zona no hay cobertura para que tales aparatos puedan funcionar.
Por ello, en ese trayecto, el vuelo se realizaba visualmente (el piloto ve el "terreno" en todo momento), dijo Fonseca.
La Dirección General de Aviación Civil se abocará, ahora, a determinar si la ruta era la correcta, dijo ayer el titular de esa entidad, Miguel Ramos.
Al ser un vuelo "visual", el margen de ruta que tiene el piloto es mucho más amplio que al utilizar los instrumentos, por lo cual, no está claro si el Cessna volaba fuera del trayecto regular.
¿Aviso tardío?
Aunque el percance ocurrió aproximadamente a las 12:20 p. m., los servicios de tránsito aéreo del aeropuerto Juan Santamaría fueron informados de la desaparición de la nave hasta las 2:37 p. m., según Aviación Civil.
¿Por qué casi dos horas después? Ese será uno de los puntos que formarán parte de la investigación, dijo Ramos.
Guillermo Arroyo, jefe de operaciones de la Cruz Roja, manifestó que el reporte fue tardío y que por ello se perdieron horas importantes para localizar el sitio de la tragedia.
Ante los cuestionamientos, Ozman Fonseca dijo que la aerolínea supuso que los organismos de socorro habían captado la alerta del impacto aéreo que emite un dispositivo de radio, llamado ELT, que llevaba el Cessna.
Agregó que al enterarse de que el vuelo no aterrizó en Tamarindo a las 12:40 p. m., como estaba previsto, dieron un tiempo prudencial de 20 minutos de espera. Tras eso, hubo una alerta interna para que otras naves de la empresa comenzaran a rastrearla en la ruta.
Aviación Civil confirmó que otros aviones captaron dicha señal, que permitió ubicar la posición del aparato.
De acuerdo con el satélite "Search and Rescue", de Denver, Estados Unidos, encargado de codificar dichas señales, las coordenadas permitieron ubicarla a 39 millas naúticas al noroeste del aeropuerto Juan Santamaría.
Con base en ese dato, a las 9:45 a. m. un helicóptero del Ministerio de Seguridad Pública divisó los restos incrustados en uno de los canales del lado noroeste del volcán Arenal y avisó a las unidades de socorristas.
A las 11:42 a. m. una patrulla de la Cruz Roja, al mando de Ricardo Hernández, llegó al lugar y pudo confirmar que no había sobrevivientes.
Hernández contó que el suelo se hallaba caliente y cimbraba con frecuencia, lo que les impidió sacar los cuerpos.
Según vio, no hay rastros de explosión alguna.
La nave cayó en el mismo sector en donde el miércoles pasado se produjo una erupción que ocasionó a quemaduras graves a dos estadounidenses y al guía turístico costarricense, Ignacio Protti de 28, quien falleció horas después.
¿Será hoy?
Los intentos por tratar de recuperar los cuerpos se suspendieron a las 3 p. m. por limitaciones de lluvia y nubosidad.
Para hoy, se espera que un helicóptero de la Dirección de Aeronaútica Civil de Panamá (DAC) lleve a un equipo de socorristas, dijo Ramos.
En cuanto a los familiares de los pasajeros, SANSA comenzó a contactarlos para comunicarles el deceso y ofrecerles, si lo desean, viajar a Costa Rica con los gastos pagados a fin de que puedan repatriar los restos.
Como hay cinco estadounidenses, se le preguntó a la agregada de prensa de la Embajada de los Estados Unidos, Marcia Bosshardt, si piensan lanzar alguna alerta a los ciudadanos que pretendan visitar el país.
"Jamás se ha pensado en eso. Se sabe que esto no ocurre a propósito y que no es un plan contra los estadounidenses".
Agregó que todos los familiares de las víctimas estadounidenses ya estaban informados de los sucedido.
Ayer, la jueza penal de San Carlos y un fiscal -no identificados- sobrevolaron la zona del Arenal para verificar el sitio del accidente y las condiciones en que quedó el Cessna.
También, un grupo de 40 personas, entre ellos, agentes judiciales, trataron de entrar al sitio pero el intento fue infructuoso.
Este accidente es el más grave en lo que va del año: El 15 de enero pasado una aeronave cayó sobre una casa en Rohrmoser y hubo cinco muertos.