Los hospitales públicos fuera del área metropolitana son los que tienen el mayor faltante de médicos especialistas.
Uno como el Max Terán, de Quepos, necesita 20, entre ellos tres ortopedistas, dos anestesiólogos y dos pediatras.
En el de Liberia, la falta de un oftalmólogo adicional ha causado que los enfermos de la vista tengan que esperar más de un año para recibir atención.
Y los vecinos de Grecia deben viajar hasta los hospitales de San Ramón y Alajuela para resolver sus problemas cardíacos. Allí, pasan a las listas de espera.
Según el estudio más reciente del Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social (Cendeisss), de diciembre del 2006, los pocos especialistas no están interesados en ir a trabajar a zonas alejadas.
En total, de aquí al 2017 se requerirán 1.732 nuevos especialistas. Las áreas que más necesidad tienen son anestesia (123 profesionales), medicina interna (109), ginecoobstetricia (102), pediatría (94), cirugía general (77) y radiología (70).
También se requerirán 67 en geriatría y gerontología, 56 en psiquiatría, 53 en oftalmología y 50 en ortopedia.
Gran parte de esos profesionales deberán llenar la necesidad de atención de aquellos centros de salud que están ubicados en zonas alejadas de la capital.
Actualmente, de los casi 5.000 médicos que trabajan con la Caja, apenas 1.809 tienen especialidad.
No solo déficit. Además de la falta de estos profesionales, hay dos problemas adicionales para los hospitales regionales y periféricos: gran parte de las especialidades con las que cuentan solo tienen un médico a cargo, lo cual pone en riesgo el servicio si este profesional se incapacita, pide un permiso o sale de vacaciones.
El otro problema es la inminente jubilación de un grupo de médicos. En total, la Caja calcula que en la próxima década se acogerá a la pensión el 30% de los médicos, es decir, unos 1.500.
La consecuencia inmediata de la insuficiencia de especialistas la sufren los pacientes, que en el mejor de los casos deben viajar decenas de kilómetros para recibir atención en hospitales de la capital.
Además, hay centros con médicos generales ocupando plazas de especialistas.
En algunos casos, como en el hospital de Upala, la falta de un radiólogo obliga a médicos generales y hasta a estudiantes en servicio social a interpretar los resultados de las placas.
Poco interés. A pesar del crecimiento de zonas como Liberia, los nuevos especialistas están reacios a instalarse fuera de la capital.
En Liberia, el desarrollo de la medicina privada aún es incipiente. Por eso, el subdirector del hospital Enrique Baltodano, Mario Angulo, cree que los especialistas no tienen incentivo para instalarse allí.
En otros centros, como el Monseñor Sanabria, en Puntarenas, los médicos renuncian. Según el informe del Cendeisss, hace unos años 32 especialistas renunciaron aduciendo “desarraigo de la zona”.
Aquí solo hay un oncólogo, quien también tiene recargo de funciones administrativas.
Futuro. La inminente jubilación de los médicos preocupa en hospitales como el San Carlos, en Ciudad Quesada.
Allí, incluso están tratando de convencer a uno de los dos radiólogos que tienen para que postergue la pensión por lo menos dos años más.
En Liberia, en los próximos tres años se pensionarán un cirujano, una pediatra y un ortopedista.
Y en Puntarenas hay un grupo de cinco o seis que de aquí al 2010 se acogerá a su pensión.
Información elaborada con la colaboración de los corresponsales Carlos Hernández, Rebeca Rodríguez, Jorge Esquivel, Oliver Pérez y Ronny Soto.