La labor social de fray Casiano en Puntarenas y la vocación de servicio de la joven herediana María Isabel Acuña Arias, mejor recordada como Niña Marisa: estos son los dos casos que presentaron los obispos de Costa Rica durante la reunión con Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ayer, en ciudad del Vaticano.
El fraile capuchino llegó a Costa Rica en 1925 y durante 40 años realizó una acción social dirigida, sobre todo, a niños en desamparo. Murió, en Puntarenas, el 28 de junio de 1965, a los 73 años. En 1991 fue declarado Benemérito de la Patria.
Por otra parte, la Niña Marisa nació el 5 de marzo de 1941 y falleció a los 14 años. Su corta vida, sin embargo, “estuvo marcada por el espíritu de servicio, entrega y sacrificio”, lo que motiva a muchos fieles heredianos a ir a su mausoleo a pedir su intercesión.
Esas condiciones motivaron a los líderes católicos ticos a solicitar a la Congregación iniciar las investigaciones para los procesos de beatificación y canonización de ambos.
La Congregación para las Causas de los Santos es la encargada de estudiar los milagros, martirios y virtudes heroicas, para que el Papa pueda proponer nuevos ejemplos de santidad, explicó la Conferencia Episcopal.
Editora de Sociedad y Servicios Públicos. Graduada en Ciencias de la Comunicación Colectiva. Tiene una maestría en Periodismo y una licenciatura en Derecho.
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