Albertina Zúñiga Fernández ha tenido que pasar la mayor parte de sus 62 años de vida cargando con las consecuencias del error de un escribiente.
Hace más de 40 años, el escribiente de aquella época puso Albertino en lugar de Albertina en la fe de bautismo, en un intento por reconstruir los archivos destruidos por las llamas en la parroquia de Buenos Aires de Osa.
Este cambio de nombre y de sexo le ha traído múltiples problemas a esta indígena cabécar, vecina de El Puente, en Buenos Aires, contó su hija, Eida Villanueva.
El principal ha sido la falta de cédula y, por lo tanto, de los derechos que tiene como ciudadana costarricense. Debido a esto, tampoco ha encontrado todas las facilidades que requiere para atender su precario estado de salud.
La familia se dio cuenta del error hasta en el 2000, tras muchas gestiones infructuosas de la señora por obtener su cédula, en las que no le brindaron ninguna explicación de por qué no se la daban.
Su familia completa tuvo que trasladarse hasta Pérez Zeledón –a cinco horas de camino desde su pueblo–para enterarse del error.
Desde entonces, contó Eida, han hecho decenas de gestiones ante el Registro Civil que no fructificaron.
Tuvo que intervenir la Defensoría de los Habitantes, adonde acudieron el 17 de julio pasado a presentar el caso.
La gestión de la Defensoría posibilitó que el centro de salud de Buenos Aires agilizara la emisión de una constancia médica en donde se certifica que Albertina es una mujer y no un hombre.
Con esto, en cuestión de 15 días el Registro Civil resolverá el error del documento, dijo Rodrigo Fallas Vargas, oficial mayor del Departamento Civil.
Y después, en cualquier momento, Albertina podría tener en sus manos la cédula que sus hijos sueñan con entregarle antes de que muera.
“Ese ha sido su sueño siempre: tener su cédula y sentirse de verdad costarricense”, dijo Eida.