Con el fin de buscar ayuda para construir una casa cónica tradicional, el cabécar Freddy Martínez, se presentó la noche del jueves en el Colegio Universitario San Judas Tadeo para conversar con estudiantes de esa casa de enseñanza.
Con su buen verbo, Martínez brindó detalles a los estudiantes y profesores de cómo es la vida de quienes habitan en esa región montañosa de Turrialba y Talamanca. Los cabécares son el grupo más numero de los indígenas ticos: cerca de 15 mil personas.
Haciendo constantes menciones a Sibü, su dios, Martínez explicó que las casas cónicas son importantes porque así es como los mayores les enseñaron a celebrar sus ritos. Bajo el techo circular de paja, celebran tanto la vida como la muerte. Ahí despiden a sus difuntos, puntualizó el profesor José Alberto Gatgens.
Es una construcción con un gran valor espiritual para ellos y parte del problema que tienen es que pocos saben cómo se debe de construir, además del estricto reglamento que debe seguir el constructor, detalló Gatgens.
“Son ocho postes de madera que se cortan en un momento específico de la fase de la luna. Un poste da al sol naciente, otro al poniente, otros a cada costado. El que construye casa cónica debe seguir una dieta especial y no puede acostarse con la mujer”, explicó, por su parte, el líder indígena.
Además de ampliar detalles sobre la construcción, también dijo que su cultura es muy rica, pero que están sufriendo porque los jóvenes, ante la falta de maestros que enseñen bien el idioma nativo, están dejando de hablarlo.
A eso se le suma que pocos desean iniciarse en los viejos oficios tradicionales, como lo son el enterrador, el médico tradicional, el preparador y repartidor de chocolate.