Zona de Los Santos. "¿Pasaporte, qué eso?... yo vengo porque amigo dijo mí que hay trabajo aquí, pagan ¢330 cajuela... Aquí cochecha, Panamá no cochecha y no gana dinero".
Esta es la única razón que motivó a Mariano Sánchez y a cientos de indígenas panameños guaymíes a cruzar la frontera en un viejo bus o caminando por la montaña.
Esta etnia tradicional, conocida comúnmente como los guaymíes, comparte una zona repartida entre Panamá y Costa Rica.
Valiéndose de un permiso de trabajo por una semana y los güilas guindando de sus mujeres, los indios de Chiriquí y Bocas del Toro cada año llegan en mayor número a participar de las cogidas de café a falta de la mano de obra local.
En los últimos cinco años, pero con más fuerza en la cosecha del 2001-2002, los productores cafetaleros de Coto Brus, la zona de Los Santos y en menor grado los de Pérez Zeledón, se han visto obligados a contratar mano de obra indígena panameña para sacar adelante sus cultivos, que representan el 35 por ciento de la producción nacional.
"Primero no pasaban de Coto Brus; luego, ante la necesidad, siguieron a Pérez y ahora con más fuerza en Los Santos... Si no fuera por ellos, la cosecha de café de estos cantones se cae porque aquí no hay quien recoja", informó Roberto Rojas, productor de San Vito.
"Aquí pagan ¢315 o ¢330 cajuela y Panamá solo $0,80 menos de ¢275 y casi no cochecha. Patrón da bachi (cuarto) y dormimos todos... como chanchos", dijo entre risas Fidel Morris, quien colecta café en León Cortés desde el 15 de diciembre pasado.
"Ya venimos de San Vito. Ahí primero. Cuando termina vamos Santa Fe (Pérez Zeledón) y ahora aquí. Cuando cochecha termina vamos", explicó su esposa Carmela Pineda, quien no dejaba de desgranar las plantas con sus hijos, Aracely Yaneth y Roderick Morris, de 7 y 5 años.
Legales e ilegales
Las condiciones de trabajo de estos indígenas, sin embargo, no son las mejores ni desde el punto de vista laboral ni del sanitario.
A pesar de esto, las autoridades nacionales, que tienen relación con el tema, son conscientes de que carecen de los recursos necesarios para enfrentar la situación.
El ingreso de indígenas panameños no es nuevo, pero según el viceministro de Trabajo, Fernando Trejos, su presencia ha venido aumentando a falta de operarios ticos.
"Qué pena, pero no hay ticos que quieran coger café y de no ser por estos inditos se perderían las cosechas de esas zonas. Ahora hasta los nicaragüenses, una vez que se nacionalizan, no les gusta coger café", dijo el funcionario al recalcar que lo bueno de este caso es que no se desplaza la mano de obra nacional.
Muchos pasan por el puesto fronterizo de Río Sereno, en Coto Brus, donde se les autentica un permiso que traen del Gobierno panameño, pero otros entran por trillos a la buena de Dios.
El indígena, a diferencia de otros emigrantes, no tiene un perfil negativo para el tico promedio y eso es positivamente valorado por los propios extranjeros.
"Aquí gente trata bien. Gente ve hijos llorando y llevan comida. Nadie molesta. Ellos dan ropa, comida", relató con timidez Carmela Pineda.
Tanto cafetaleros como el ministro consejero de la Embajada de Panamá en nuestro país, Luis Enrique Martínez, sostienen que no representan un problema migratorio pues solo permanecen el tiempo que dura la cosecha y luego se regresan.
No obstante, el viceministro de Gobernación, Eduardo Araya, dijo que la policía de migración está realizando un estudio para tomar medidas ante la creciente presencia de panameños nativos, con el fin de verificar su situación. "Ningún patrono puede contratar a nadie que sea ilegal", sostuvo el funcionario.
Cosecha de brotes
Si bien la mano de obra indígena procedente de Panamá se está convirtiendo en un recurso vital para sacar adelante la producción cafetera, las autoridades sí admitieron que su presencia ocasiona trastornos sanitarios.
De acuerdo con el director del Área de Salud de Los Santos, Jorge Prado Mendoza, se ha trabajado junto con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para mejoraren las fincas las condiciones de los albergues indígenas.
Pero nuevamente la falta de recursos para ejercer controles efectivos incide. Dicha dependencia solo cuenta con un inspector dos días a la semana para cubrir los cantones de Dota, León Cortés y Tarrazú.
Hasta diciembre pasado un equipo de la Caja visitaba las fincas para vacunar a los extranjeros y darles toda la atención médica necesaria. El programa tuvo que suspenderse por falta de recursos.
Aun cuando no hay estadísticas ni números exactos, Prado Mendoza expresó que hace tres años llegaron cerca de 6.000 nativos a la zona, pero se cree que este año podría haber más.
"Lo que sí es evidente es que durante el período en que ellos están en la zona aumenta el pico de diarreas y enfermedades respiratorias como tuberculosis", explicó el médico.
Cynthia Ureña Castro, alcaldesa de León Cortés , dijo que se ha formado una comisión entre los gobiernos locales, autoridades de Salud y de policía para buscarle una solución al problema sanitario. "Todos duermen juntos, sean los que sean; algunos tienen más de una mujer y hacen sus necesidades donde sea y ahí dejan todo...", declaró la alcaldesa al insistir en que los indígenas están arraigados a sus propias costumbres.
Entre tanto, los productores cafetaleros de Los Santos y Coto Brus, principalmente, no tienen inconvenientes en mejorar los albergues de los indígenas; bien que mal, sin ellos perderían toda su cosecha.