Rafael Vega tuvo un acto de amor poco convencional con su mamá, pero que ahora se ha vuelto frecuente entre vecinos y conductores desesperados por el pésimo estado de las carreteras.
Consternado por las quejas de su progenitora, a quien ya no la dejaba dormir el golpeteo de vehículos que caían durante la noche en los dos enormes huecos que hay justo frente a la ventana del cuarto de la señora, el vecino de San Pablo de Heredia optó por rellenarlos con cemento para regalarle algo de paz a la adulta mayor.
Desgraciadamente, la solución duró poco, pues en menos de un mes la mezcla se lavó y los agujeros volvieron a provocar el desvelo de su mamá y de todos los choferes que pasan por la zona.
En un nuevo intento, Vega compró mezcla asfáltica en frío con la esperanza de que al menos resista un par de meses más.
La escena en la esquina de esta calle ubicada al costado oeste del sector conocido como la antigua Mabe en San Pablo de Heredia, se repite en rutas de todo el país, luego de año y medio de abandono, situación agravada con la intensidad de las lluvias de esta época.
Mientras conductores y vecinos como don Rafael se las ingenian echando cemento o tierra para “amortiguar” el golpe o hasta sembrando plantas y marcando con pintura los huecos, en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) apuestan por una figura de urgencia para habilitar cuanto antes nuevos contratos de mantenimiento de vías, pues las líneas de conservación están suspendidas desde febrero del 2021.
Sin embargo, el jerarca de esa cartera, Luis Amador Jiménez, adelantó que la atención podría ser que no llegue hasta el próximo año. De ser así, la red vial podría sufrir un retroceso de al menos dos décadas, según las advertencias del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme).
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Esa entidad dio a conocer en su último informe que al menos un 26% (unos 1.382 km) de las rutas nacionales se encontraban en condición frágil a finales del año pasado, lo que las llevaría a sufrir importantes deterioros si no se atendían con prontitud y antes de que llegaran las lluvias. Además calculaba que unos 713 km de vías ya demandan una reconstrucción total.
En el documento, además, el Laboratorio proyectaba que se requerían al menos ¢235.000 millones para devolver a la red vial la condición de dos años atrás.
Como efectivamente las carreteras no recibieron mantenimiento, todas aquellas estimaciones podrían resultar “conservadoras”, expresó Roy Barrantes, ingeniero coordinador de la Unidad de Gestión y Evaluación de la Red Vial Nacional del Lanamme.
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“Las proyecciones eran conservadoras. Visualizamos ese 26% como rutas frágiles, pero no sabíamos cuánto tiempo iba a estar el país sin mantenimiento, si nos esperamos un año más esta proyección puede ser superior”, apuntó.
A criterio del experto, mantener las rutas en el estado de abandono casi completo en el que se encuentran podría llevar al país a una condición enfrentada en el 2002, cuando Costa Rica era famosa en la región por tener las peores carreteras.
El tiempo que tomaría la recuperación es un incierto, pues depende no solo de la disponibilidad de recursos, sino también de la estrategia que aplique la Administración.
“Eso no se va a lograr rápido, eso va a pasar por procesos largos de intervenciones donde probablemente la estrategia sea empezar a tapar huecos y después empezar recuperar la calidad de las vías que teníamos en el 2020″, apuntó.
Una de las principales preocupaciones es que el país no cuenta con un sistema de gestión de carreteras que permita asignar los recursos de manera que se atiendan las que están en peor estado, pero sin dejar de conservar las rutas que aún mantienen una condición aceptable a fin de evitar que desciendan de categoría.
Precisamente, hasta ahora, la estrategia ha sido “lo malo primero”, debido a que el presupuesto es limitado. Sin embargo, esto también implica que todos los recursos se van en atender lo que está en mal estado.
“A la postre, al final del período lo que voy a tener es una red medio recuperada y una que estaba en regular que me ha pasado a deteriorada porque los presupuestos no son infinitos”, añadió Barrantes.
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Para Carlos Trejos, presidente de la Cámara Costarricense de la Construcción, además de la problemática para los conductores y el riesgo en la seguridad vial, la productividad del país se ve afectada seriamente por el mal estado de la infraestructura vial.
“Las carreteras son fundamentales para la movilidad de las personas y las mercancías, por lo cual el deterioro tiene una relación directa con los costos de las actividades y servicios. Una carretera en mal estado provoca mayores costos de transporte, más gasto de combustible y tiempo, lo que afecta la calidad de vida de los habitantes”, explicó.
Además de la gestión de carreteras, a su criterio, la solución a esta crisis que enfrenta la red vial debe atenderse desde varias aristas, incluso considerando la reestructuración del MOPT y del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi). Es importante, dijo, retomar los contratos de mantenimiento cambiando al modelo de estándares de servicio así como impulsar concesiones.
Extrema urgencia
Desde inicio de año, el Conavi intenta implementar pequeños contratos de conservación que se enfocan principalmente en tapar huecos y chapia, sin embargo, se trataba de líneas de atención por ¢150 millones, muchos de los cuales aún no se han ejecutado mientras que otros se quedaron cortos debido al nivel de daño que presentan las rutas.
Por esa razón, el jerarca del MOPT dijo que echarán mano de una figura denominada “extrema urgencia” para poder realizar contrataciones más expeditas. Esta se justifica en el riesgo inminente para las personas o los bienes (en este caso los carros).
Amador adelantó que este martes 16 de agosto acudirían ante la Contraloría General de la República (CGR) para presentar la solicitud, en la que deben demostrar que hay segmentos de la red vial que se pueden catalogar dentro de esa figura.
El ministro afirmó que la velocidad y las condiciones bajo las cuales harían dichos contratos dependerá del aval de la CGR.
Paralelamente, el MOPT buscaría desarrollar contratos para mantenimiento periódico, a fin de atender mediante estándares de servicio la conservación y rehabilitación de las vías. No obstante, estos convenios estarían listos hasta el otro año.
La semana anterior, durante una comparecencia ante los diputados de la Comisión de Infraestructura del Congreso, el ministro sostuvo que para lograr la recuperación de la red vial se requerirían al menos ocho años.
Deterioro impacta rutas cantonales
Las malas condiciones de las carreteras no hacen distinción sobre a quién le corresponde atenderlas, si al Ministerio o a las municipalidades. Cientos de kilómetros de rutas cantonales también evidencian meses de abandono.
Esas vías que deben ser atendidas por gobiernos locales con recursos girados por el MOPT, actualmente están sin conservación, pues según denunciaron los alcaldes, ese dinero no está llegando y solo han recibido dos de los seis desembolsos programados para este año.
“En momentos que el país atraviesa una crisis por el estado de la red vial nacional, las municipalidades tampoco pueden intervenir las carreteras cantonales, porque el Gobierno está retrasado con las transferencias de recursos”, aserveró la directora ejecutiva de la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL), Karen Porras.
‘Se desbaratan por completo’
Isidro Calderón, es dueño de una llantera en Alajuelita, San José, muy cerca de la estación de revisión técnica que abrió Riteve y que ahora está en manos del MOPT, frente a la cual hay enormes huecos de los que difícilmente se libran los conductores.
Él comerciante comparte la preocupación por el estado de las vías porque ve a diario el efecto en los carros, aunque admite que eso le genera ingresos a su negocio, pues cada vez son más los vehículos que atiende por culpa de los huecos.
“Todos vienen a dar aquí. No es solo que se estallan las llantas sino que se desbaratan por completo, entonces vienen aunque sea a comprar un pellejito”, relató.
Según dijo, hace muchos años no veía las carreteras en tan mal estado.
“Creo que las calles estaban mejor hace 10, 15 años para atrás que a como están ahorita. Ese trabajo que hacen aquí es una capita de asfalto pequeñita y con estas lluvias que hay no aguantan”, dijo.
La mayoría de contratos para la conservación de las rutas nacionales fenecieron en febrero del 2021. Inicialmente, el MOPT pretendía prorrogar esos acuerdos, que casi en su totalidad habían sido dados a las constructoras MECO y H Solís, pero antes de que se lograra el aval de la Contraloría se destapó el llamado Caso Cochinilla, que involucra a estas empresas en investigaciones por supuesta corrupción en obras viales.
A esa problemática, se suma, además ,la falta de recursos producto de la crisis fiscal y la emergencia sanitaria, que conllevó un recorte presupuestario para este año en el Conavi de ¢30.000 millones.
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Por esa razón, además del aval para contar con nuevos contratos, el MOPT depende de la aprobación de un presupuesto extraordinario.