Abonados del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) que se vieron afectados por la contaminación del agua con xilenos que se presentó en los cantones de Tibás, Moravia y Goicoechea a finales de enero, comenzaron a recibir desde hace algunas semanas, los recibos correspondientes a los meses de febrero y marzo y alegan que estos cobros han llegado llenos de inconsistencias y sobrecostos.
En redes sociales, usuarios manifiestan haber recibido hasta tres facturas en el último mes, todas con distintas fechas de vencimiento y sin rebajas notables por la afectación registrada, sobre la cual la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) había ordenado suspender el cobro durante los días en que el servicio se interrumpió.
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Esteban Clemente, quien dirigió una carta a este diario también relató las dificultades que han enfrentado desde febrero anterior y alegó que no hay disminución en el cobro pese a la interrupción.
Según dijo, en su caso recibió un correo electrónico el 24 de marzo en el que se indicaba que el cobro de febrero quedaría suspendido y que el de marzo estaría disponible al día siguiente.
Sin embargo, y pese a que ese cobro tenía una fecha de vencimiento del 18 de abril y ya habían quedado al día con ese pago, posteriormente apareció una segunda factura con fecha de vencimiento del 17 de abril.
El usuario narró que consultó en el sitio web del AyA el detalle de la facturación y en ambos casos aparece el volumen exacto de consumo para los dos recibos, es decir no se aplicó ningún ajuste por los días de afectación. Adicionalmente, dijo que en ambos sale una leyenda que indica “saldo en arreglo de pago”. En su caso las dos facturas superan los ¢50.000.
La Nación consultó al AyA cuáles serían los mecanismos de atención en los casos donde los usuarios perciban irregularidades en los cobros, así como la solución que se ofrece a estos abonados y la razón de estos problemas en la facturación, pero no se ha obtenido respuesta.
Contaminación del agua
La afectación en el suministro de agua potable se registró el 22 de enero, cuando vecinos de Goicoechea, Moravia y Tibás comenzaron a alertar sobre un olor y sabor a combustible en el agua que llegaba a sus casas.
No fue sino hasta tres días después que las autoridades confirmaron la presencia de hidrocarburos en el líquido que abastece a 107.000 personas de esos cantones. Pasaron otros 10 días antes de que se conociera que el tipo de contaminante presente en el líquido era el xileno, un hidrocarburo incoloro, con un distintivo aroma dulce, y con propiedades altamente inflamables.
A partir de esos hallazgos, el AyA anunció que habría racionamientos y suspensiones del servicio hasta el 11 de febrero, es decir, hasta 10 días después de emitida la medida cautelar.
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Sin embargo, casi tres meses después los racionamientos continúan, aunque ahora estos cortes son atribuidos a bajos niveles en los tanques que suministran agua potable a la población. Esto ocurre a pesar de que el mes pasado el AyA anunció la habilitación de dos pozos con los que, según había indicado, se solventaría dicha problemática.
Este medio también intentó conocer las razones por el faltante pese a dichas obras, pero esa consulta tampoco fue atendida por la entidad.