Dieciséis sectores del paso de montaña de la ruta 32, representan los mayores riesgos para los usuarios de esa carretera que comunica San José con Limón. Aquí se encontraron nuevos movimientos y desmejoras en la condición de estabilidad.
Por esta razón, el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) recomienda realizar monitoreos y análisis más detallados en estos puntos para determinar eventuales intervenciones.
La información está contenida en un informe que analizó en total 34 sitios entre el km 20 y el km 63, identificados como susceptibles a deslizamientos.
De ese total, seis taludes presentaron un nivel bajo de riesgo, por lo tanto la recomendación es que se realicen manejos adecuados de las aguas de escorrentía, otros 26 puntos tienen un nivel de vulnerabilidad medio ante posibles deslizamientos y otros 2 taludes presentan condiciones que lo califican con susceptibilidad alta por lo que la recomendación es que “obligatoriamente” deben ser analizados por especialistas en el área de geotecnia.
Dentro de los 34, se identificaron 18 sitios que ya habían sido valorados anteriormente con factores desfavorables para la estabilidad, a fin de actualizar el inventario de taludes según su condición en ese tramo de montaña.
De acuerdo con ese recuento, dos de los sitios se encontraron en mejores condiciones que hace un año, pues se evidenció revegetación, aunque en uno de los puntos sigue habiendo un importante flujo de agua.
En los 16 puntos restantes fue donde se encontró un aumento en su nivel de riesgo.
De acuerdo con el estudio elaborado por los ingenieros del Laboratorio, el inventario abarcó sitios en los que se han observado indicios de inestabilidad o que por su condición actual se puede suponer que son el resultado de deslizamientos previos.
“Se resalta que, durante la visita realizada, se observó que la mayoría de los taludes existentes carecen de sistemas adecuados para el control de la escorrentía superficial, se recomienda implementar medidas integrales de mitigación para detener y evitar la erosión de la cara de los taludes, así como, colocar sistemas para el control de la escorrentía superficial y evitar que se magnifiquen los problemas de estabilidad que fueron observados”, se advierte.
Asimismo, los expertos sugirieron llevar a cabo estudios adicionales, que contemplen la cantidad de puntos estudiados, ensayos in situ y de laboratorio y, en general, una exploración geotécnica más a detalle.
“La omisión de estos aspectos podría significar riesgos económicos a la Administración y a los usuarios”, agrega.
El documento divulgado por Lanamme fue presentado ante la Junta Directiva del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) desde el pasado 16 de noviembre.
La Nación consultó este martes a ese órgano adscrito al Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), sobre el plan de intervención que se tiene previsto para atender los puntos más vulnerables, así como las soluciones a mediano y largo plazo para ese paso de montaña, pero no se tuvo respuesta.
Versiones
El director del Conavi, Mauricio Batalla, había declarado en octubre anterior ante los diputados de la Comisión de Infraestructura, que en el crédito para la realización de obras de riesgo inminente, que se encuentra pendiente de aprobación, se contemplan $40 millones para la atención del paso de montaña de la ruta 32.
Días después en una conferencia de prensa posterior al Consejo de Gobierno, el ministro de Obras Públicas, Luis Amador, sostuvo que la atención de ese trayecto requiere de obras de geotecnia que rondan los $700 millones. Adelantó que el Estado no tiene los recursos para realizar esas tareas.
Amador aseguró que una de las posibles soluciones recae en la iniciativa privada presentada por el consorcio H Solís-Getinsa, que contempla la ampliación de ese tramo y atención de los taludes. Esa obra sería dada en concesión e implicaría el pago de un peaje de unos $5, según indicó el jerarca en esa oportunidad.
El tramo conocido como el Zurquí, enfrentó durante la época lluviosa de este año, múltiples cierres debido a la caída de material sobre la calzada, pero también como medida de prevención, tras la implementación de un protocolo originado luego de la tragedia en el cerro Cambronero, sobre la ruta nacional 1, en setiembre del 2022, cuando un derrumbe lanzó un autobús y una motocicleta a un guindo. Nueve personas fallecieron.