Reliquias arqueológicas halladas en agosto en la construcción de un conector vial entre Barreal de Heredia y la autopista General Cañas resultaron ser un recinto funerario precolombino de cuatro tumbas, informó el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) este lunes.
La presencia de reliquias históricas de antiguos habitantes del país sobrevino durante el movimiento inicial de tierras del proyecto vial iniciado a finales de mayo. El hallazgo activó protocolos establecidos en la Ley sobre Patrimonio Nacional Arqueológico, número 6703.
Desde entonces, el Museo Nacional tomó control de dos sitios en la zona y además solicitó al Fideicomiso Ruta Uno, encargado de estas obras, la contratación de profesionales en arqueología para desarrollar las evaluaciones correspondientes.
El estudio del pasado ya arrojó luz sobre los tesoros arqueológicos en fosas recién cavadas.
Resultados preliminares sugirieron que se trataba de un camino precolombino construido con piedras o canto rodado. No era así.
Un estudio arqueológico más detallado detectó que ese camino es mucho más moderno y lo hizo un antiguo propietario de ese terreno para facilitarse el transporte de la colecta de café. De hecho, en esa zona aún quedan cafetales.
Conforme siguieron las excavaciones, estas dieron con diversos cantos rodados, las cuatro tumbas, dos vasijas de barro e incluso un pendiente de oro en forma de ave gracias a un muestreo realizado a base de cavar pozos separados entre sí por cinco metros.
El oro precolombino de Costa Rica es de las manifestaciones artísticas más elaboradas y complejas de las sociedades naturales asentadas en el actual territorio nacional antes de arribo de los españoles.
Investigaciones y estudios arqueológicos y etnohistóricos han confirmado que, entre los años 700 y 1550 d.C (Después de Cristo), en Costa Rica se dio una abundante producción de objetos de oro ornamentales, según Patricia Fernández Esquivel en su libro Oro precolombino de Costa Rica: Fundación Museos del Banco Central de Costa Rica.
No solo eso: la autora afirma que hay evidencia de que los especialistas en esta orfebrería lograron un importante dominio técnico y manejo tecnológico para fundir, hacer aleaciones y moldear; todo ello con niveles de extraordinaria calidad y belleza vertidos en las piezas las cuales casi siempre guardan un alto grado de simbolismo.
El colgante hallado junto a la Autopista General Cañas incluso parece una águila harpía con las alas extendidas en pleno vuelo.
Esta ave solía poblar grandes extensiones del bosque húmedo tropical de Costa Rica y las piezas de oro con águilas eran los adornos metálicos de los habitantes con los rangos más elevados en las comunidades naturales del país incluso a inicios del siglo XX.
Aparte de la investigación de Fernández Esquivel, otras publicaciones apuntan que las culturas precolombinas costarricenses consideraban al águila harpía y al zopilote como manifestaciones del dios Sibö: el más importante de la mitología talamanqueña.
Aparte de figuras de aves con alas extendidas, los antiguos artesanos hacían en oro colgantes con ranas, arañas, mariposas, tortugas, venados, armadillos, felinos y lagartos; y todos artísticamente estilizados.
La historia precolombina de Costa Rica comprende desde el establecimiento de los primeros pobladores hasta la llegada de Cristóbal Colón a América (en 1492). No obstante, evidencias arqueológicas permiten situar el arribo de los primeros seres humanos al territorio que hoy se llama Costa Rica entre el 10.000 y el 7.000 años a.C. (antes de Cristo).
Magdalena León, arqueóloga contratada por el Fideicomiso para la evaluación, comentó que el sitio donde se realizan las obras es multicomponente, con lo cual hace alusión a que tuvo distintas ocupaciones a lo largo de varios periodos lo cual explica, agregó, la presencia de elementos precolombinos de distintas fases y también poscolombinos.
“Por eso la excavación que se ha llevado a cabo ha sido delicada y minuciosa para poder distinguir bien esos periodos, ya que es un sitio de más o menos 100 hectáreas de extensión”, explicó León.
En las últimas semanas, el Fideicomiso informó al Museo Nacional sobre los resultados preliminares de la evaluación arqueológica, donde se destaca que ninguno de los hallazgos compromete el diseño de la obra ni las estructuras arqueológicas encontradas, ya que estas han sido debidamente recuperadas por la especialista contratada.
Alejandro Araya, supervisor ambiental del Fideicomiso, informó, por su parte, que “la empresa constructora podrá retomar las labores constructivas una vez que la Comisión Arqueológica Nacional levante la suspensión temporal que poseen los sitios en estudio, autorizando de manera oficial la continuación de los trabajos en dichos terrenos”.
De hecho, autoridades del Museo Nacional autorizaron la reanudación de los trabajos en parte del sitio y queda pendiente la sección de donde se sacaron los restos funerarios.
El Museo ha reiterado que mientras se respete la legislación que protege el patrimonio arqueológico, se puede avanzar en la construcción sin afectar los avances en Infraestructura que el país requiere.
El conector Barreal- Castella es una de las 17 obras impostergables que el Fideicomiso Ruta 1, lleva adelante como parte del proyecto de ampliación de la vía entre San José y San Ramón.