De lunes a viernes, Marianela Granados Carrillo camina 500 metros para dejar a su hijo de seis años en la escuela, en Higuito, San Miguel de Desamparados. Apurada, vuelve a la casa a limpiar, dejar almuerzo preparado y alistarse para ir a trabajar.
Las 11 a. m. es la hora límite para salir, de lo contrario llegaría tarde al restaurante donde trabaja como cocinera, en San José.
Debe tomar el autobús a esa hora para recorrer 7,6 kilómetros y caminar varias cuadras por las calles aledadañas a la Clínica Biblíca, en el sur de la capital.
Cuando termina la jornada, a las 10 p. m., regresa en autobús, pero si hay un mínimo retraso, acude al servicio Uber.
En ocasiones, Marianela, de 28 años, debe ajustar sus horarios y rutas para ir a reuniones de padres de familia en la escuela. También debe ingeniárselas para atender los eventos de su servicio de catering service.
Su realidad es muy parecida a la de miles de mujeres en el área metropolitana, según la Encuesta de Movilidad Domiciliaria, elaborada en el último trimestre de 2016 por iniciativa de varias instituciones públicas, como parte del Plan Integral de Movilidad Urbana Sostenible (Pimus).
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De acuerdo con la consulta, los viajes de las mujeres por la ciudad están determinados, en su mayoría, por el cuido de sus hijos, asistencia a citas médicas propias o de familiares y atender deberes del hogar como pago de servicios y realizar compras.
Por el contrario, la mayoría de los desplazamientos de los varones son para ir a trabajar o estudiar.
“Eso no solo lo vivo yo. Por ejemplo, mi suegra, que cuida a mis hijos, tiene que quedarse en casa cuidándolos a ellos y si pasa algo, es ella la que tiene que correr para llevarlos al médico o lo que sea”, contó Granados.
La Encuesta fue realizada entre noviembre y diciembre de 2016 a 1.800 personas mayores de 12 años en los 21 cantones que forman el área metropolitana.
Esa herramienta forma es una iniciativa de Gobierno para entender cómo se desplazan las personas en esa zona del país y establecer acciones para mejorar el transporte público, entre otros.
Si no gastara tanto tiempo en presas, caminando a la parada o esperando el bus–confiesa Granados– iría a tomar un café con una amiga, al gimnasio o al cine.
Las mujeres, según la encuesta, no solo caminan más que los hombres por la urbe, también usan más el autobús que ellos y menos el vehículo particular como medio de transporte.
El estudio, además, revela patrones de movilidad asociados a las mujeres, como el hecho de que viajan acompañadas de niños, deben soportar acoso callejero, tienen destinos más dispersos, recorren distancias más cortas entre un punto y otro, pero varias veces al día.
De las mujeres consultadas, solo el 20% dijo que se movía en carro particular. Mientras que entre los hombres el 34% manifestó que sí usaba vehículo propio.
“En términos de la distribución de su uso por género, se observa que las mujeres realizan más viajes en autobús que los hombres (36% contra 27%). Este dato es un espejo del mayor uso del automóvil por parte de los varones”, indica el informe.
Pimus estima que en los 21 cantones del área metropolitana hay una población de 1.341.000 mayores de 12 años, de las cuales 1.029.000 realizan al menos un viaje al día, se entiende por viaje el recorrido entre el punto A y el punto B, sin importar las escalas o modalidades de transporte.
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En total, en esos 21 cantones se ejecutan 2,5 millones de recorridos diarios.
Para algunas mujeres, el carro no es un lujo, es una necesidad para cubrir la necesidad de transporte de sus hijos.
Ese es el caso de Carolina Hernández, de 41 años, quien recorre 40 kilómetros por día entre Barreal de Heredia, Tibás y Moravia para dejar a uno de sus hijos en la escuela, al otro en una guardería, y luego, finalmente ir trabajar.
Al salir de la oficina, a eso de las 5 p. m., vuelve a la guardería por su hijo más pequeño, va donde su mamá por el mayor y, conduce hasta Barreal de Heredia.
Hacer esos desplazamientos le toma tres horas por día, aproximadamente.
"Si no fuera por mis hijos, yo andaría en bus o hasta en bicicleta, pero me toca andar en carro", declaró la licenciada en Recursos Humanos.
En su familia, ella es la que carga con la responsabilidad de llevar a sus hijos a la escuela o la guardería, pues, su esposo trabaja cerca de su hogar y solo disponen de un auto.
Hernández ratifica que los hallazgos de la Encuesta de Movilidad Domiciliaria reflejan el recargo de funciones que han tenido las mujeres en sus hogares.
Si tuviera más tiempo, dice, estudiaría otra carrera, llevaría un curso de maquillaje o compartiría más tiempo con sus amigas.
Las causas
¿Por qué las mujeres se deben movilizarse más por la ciudad? Son varios factores los que se deben analizar, dice Nancy Umaña del Centro para la Sostenibilidad Urbana.
El primer aspecto, según la arquitecta, es que muchas mujeres deben responder a los roles que les han sido impuestos por la sociedad a lo largo de los años, como ser responsables del cuido de los hijos, el oficio de la casa y administradoras del hogar.
Además, señala que la mayoría de las personas pobres son mujeres y eso las obliga a utilizar medios de transporte públicos o caminar.
También está demostrado, de acuerdo con el Centro, que las mujeres deben recorrer entre un 11% y un 16% más kilómetros que los hombres para cumplir con sus labores diarias.
"Somos quienes menos tenemos recursos para tener acceso a un vehículo privado, nuestros recorridos son mucho más complejos que los hombres y, curiosamente, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) menciona que solo un 57% de las mujeres en América Latina tienen licencia de conducir", expuso Umaña.
El Centro para la Sostenibilidad Urbana considera que la principal consecuencia de este fenómeno es la reducción en la calidad de vida de miles de mujeres.
"Las oportunidades y posibilidades de una persona son mayores cuando tiene más opciones de movilidad. Por ejemplo, los horarios y rutas del transporte público deben estar diseñados de acuerdo a la necesidad de los usuarios y no a la conveniencia de quien presta el servicio", aseveró Karla Quesada, psicóloga de esa organización.
Una de las mayores deudas del Estado con los usuarios del transporte público es la implementación de la sectorización de rutas de bus. Ese proyecto pretende hacer más eficientes y ágiles los recorridos al reordenar los desplazamientos.
Ese plan está varado desde el año 2000, ya que en varias ocasiones los autobuseros se han opuesto a su ejecución.
"Proyectos relacionados con sectorización o cualquier proyecto que apuesta a mejorar la movilidad en la ciudad es fundamental para que las mujeres puedan alcanzar la igualdad de genero", agregó Umaña.
En bici por la ciudad
Varias caídas, muchos aguaceros, tres atropellos y una operación contra el cáncer de piel se han interpuesto entre Lorena Aguilar y sus viajes en bicicleta, pero ella ha hecho a un lado todos esos obstáculos y persiste.
La vieja bicicleta blanca que coloca en la puerta de su casa es la principal aliada de Lorena para burlar las presas y llegar a tiempo a su trabajo, en ella carga su almuerzo, artículos personales y documentos de identificación.
La mujer, de 53 años, práctica ciclismo desde hace 15 años, pero en los últimos 11 años la bici es también su medio de transporte. Así viaja de Sabanilla, en Montes de Oca, hasta las casas y oficinas que limpia.
Su pedaleo la lleva a Los Yoses, Desamparados, Moravia y Pavas, entre otros.
Por ejemplo, de Sabanilla a Los Yoses tarda 12 minutos, aproximadamente.
La Encuesta de Movilidad Domiciliaria establece que las mujeres son quienes más utilizan modos activos de transporte, es decir, caminar o andar en bici.
Ese informe indica que un 44% de las mujeres del área metropolitana camina o anda en bicicleta, frente a un 31% de los hombres.
No obstante, Andrea San Gil, directora del Centro para la Sostenibilidad Urbana, aclaró que si se toma en cuenta solo al segmento de personas que se traslada en bicicleta, la mayoría son hombres con una edad promedio de 25 años.
En la vida de Lorena, muchas cosas tienen que ver con bicicletas: el dije de su cadena, el logo de su blusa, la macetera que adorna su pequeña casa y hasta los portarretratos que sostienen las fotografías de sus hijos, pero confiesa que sabe muy poco de bicicletas.
"Yo de bicis solo sé montarme y dar pedal, por eso cuando compro una bicicleta tengo que asesorarme muy bien, me han salido unas muy malas", dijo Aguilar.