El Balneario Ojo de Agua en La Ribera de Belén (Heredia) no descansará. De hecho, se desvelará.
De día, seguirá operando como centro recreativo para bañistas deseosos de refrescarse, y de noche, ya cerradas sus puertas, el líquido de la naciente ayudará a abastecer a hogares josefinos.
El plan consiste en bombear 150 litros de agua por segundo (l/s) de la captación del balneario y luego colocar 1,4 kilómetros de tuberías hasta la estación de bombeo de Puente de Mulas, en Belén en donde se captaría el líquido.
Más agua para San José
Este es el entubamiento que se haría para llevar agua del balneario a la planta del AyA en Puente Mulas.
FUENTE: AYA. || J.C. / LA NACIÓN.
El proyecto valorado en ¢1.465 millones, estaría listo en octubre del 2021, según previsiones del AyA.
La iniciativa resulta de un convenio entre el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) que administra el balneario.
Yamileth Astorga, jerarca del AyA, explicó que el agua atendería hogares en la zona Oeste del Gran Área Metropolitana, principalmente los Hatillos. El aporte adicional aliviaría así la demanda de otras fuentes que actualmente atienden a esa y otras poblaciones metropolitanas.
“Desde la administración anterior, se habían considerado varios escenarios de cómo aprovechar el agua del balneario que desemboca en el lago pero sin no afectar la actividad recreativa. Al final esta es la mejor salida”, concluyó.
Astorga agregó que también se analiza, como parte de esta infraestructura, la posibilidad de agregar otras obras para la conservación de la naciente cuya imagen más característica es el afloramiento de agua en la fuente que da nombre al balneario.
En el balneario se localiza el afloramiento de un manantial que pertenece al acuífero de Barva, el cual proporciona agua a varias comunidades. El líquido excedente se usa en Ojo de Agua para alimentar cuatro piscinas del complejo entre 6 a. m. y 5 p. m.
El plan del AyA es aprovechar 13 horas de agua entre 5 p. m. a 6 a. m.
Esto implicará una ampliación y remodelación de la estación de bombeo existente en Ojo de Agua para impulsar agua mediante una tubería asistida por un equipo de bombeo automático el cual ajustará al horario del centro recreativo y al horario de bombeo.
¿Cuánta agua sería? Trece horas seguidas de agua proveniente de una captación de 150 l/s produce siete millones de litros por día.
Eso equivale a 1.400 camiones cisternas diarios con 5.000 litros de capacidad cada uno o el agua suficiente para el llenado por día de dos piscinas olímpicas de 50 x 25 metros a una profundidad 2,5 metros.
Juan Ramón Rivera, director del Incop, calificó de una excelente oportunidad el plan porque se creará nueva infraestructura para sacarle más provecho a la naciente sin resentir la actividad de los baños recreativos.
Cómo nació Ojo de Agua
En diciembre del 2008, un artículo de José Francisco Bolaños publicado en La Nación, describe el origen del primer balneario formal de Costa Rica cuyo inició fue por completo informal.
Según Bolaños, hacia finales de los años 20 y mediados de los 30 se construyó una tubería de más de 100 kilómetros. Esta abasteció de agua a la ciudad de Puntarenas, desde el sitio donde está la naciente alrededor de la cual vino después el balneario.
Durante las obras de aquella tubería, se depositó piedra en la quebrada de la naciente lo cual originó una poza donde los trabajadores se bañaban al final de su jornada. Con el tiempo, estos volvían los fines de semana con familias, vecinos y almuerzos.
El Ferrocarril al Pacífico, entidad entonces a cargo de administrar y darle mantenimiento a la distribución del agua, decidió levantar un muro dentro de la quebrada para ampliar el área de la poza más grande y comenzó a cobrar una cuota de ingreso para recuperar la inversión y generar utilidad.
Según Bolaños, el sitio ya era muy popular. Unos 20 años después, el lugar todavía era un fuerte imán de excursionistas.
En febrero de 1952, la administración del Ferrocarril le encomendó al padre de Bolaños, el ingeniero Francisco Bolaños Varela, quien laboraba en la institución, construir el balneario de Ojo de Agua cuya apertura oficial vino en diciembre de ese mismo año.
Por la dificultad, debido al terreno y a la premura del tiempo, el ingeniero Bolaños no hizo planos del balneario. Sin embargo, según su hijo, precisaba poner en hojas de papel las instrucciones para una cuadrilla de 12 trabajadores a quienes se les acondicionó un salón en el sitio para que vivieran allí mientras se hacía el balneario.
En la obra no se usó maquinaria pesada sino dinamita, pico y pala. La piedra se trajo de Cerro Dantas (Heredia), la arena de Caldera (Puntarenas) y otros materiales de San José.
Pasados unos meses, el sitio tomó forma y, según el articulista, el día cuando se abrieron las compuertas para llenado de piscinas, todos los trabajadores tuvieron una gran satisfacción.
Todo funcionó según lo previsto y, gracias a la rotación del agua de las piscinas, el líquido saliente empezó poco a formar el lago donde generaciones y generaciones remaron en botes alquilados. En aquellos tiempos, ese lago era la más grande atracción.