Además de organizar una fiesta para empleados del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) con los aportes de varias empresas, el ahora exgerente financiero de esa institución, Carlos Solís Murillo, también habría pedido a la constructora MECO dinero para una celebración más personal.
Esa segunda fiesta, que se habría realizado en un bar guadalupano en diciembre del 2019, estaba dirigida al “club de amigos” del funcionario. Para financiar los gastos, Solís al parecer pidió ¢300.000 adicionales a los ¢600.000 que había demandado, días antes, para la actividad del Consejo.
Las exigencias del funcionario público molestaron al gerente general de la constructora MECO, Abel González Carballo, así como al intermediario Tobías Arce Alpízar. Así quedó consignado en el registro de una conversación telefónica incorporada al expediente judicial del Caso Cochinilla.
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Se trata de una conversación entre González y Arce que, además, arrojó indicios de que la empresa MECO, presuntamente cobraba al Estado, a través de facturas, los sobornos ofrecidos a funcionarios públicos para lograr sus cometidos.
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A dicho esquema, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) le bautizó como “el ciclo de los sobornos”.
“No menos importante es el tema que resalta al inicio de la llamada, en la cual Abel González le pregunta al otro investigado, Tobías Arce, que si ya le pagaron todas las facturas que pasó Alejandra Arce, gerenta financiera de MECO, a lo que contesta que sí, aclarándole Abel González, que en una de tantas facturas tuvo que ‘meterle’ ¢300.000 más, en virtud, precisamente, de los ¢300.000 que le estaba pidiendo Carlos Solís para la fiesta privada de sus amigos en Campitos Bar.
“Entendiéndose así que a una de las facturas por servicios profesionales, le introdujo un sobreprecio de ¢300.000 para pagar el soborno al funcionario público, de manera tal que el dinero utilizado para el pago de la coima regrese a las arcas de MECO a costas del erario público”, señala el expediente.
A continuación, un extracto de la llamada intervenida por las autoridades judiciales:
— Abel: Ahí hicimos un enredo, y le dije a una que le metiera (a una factura) ¢300 (mil) más.
— Tobías: Ah sí ¢300 (mil), sí.
— Abel: Porque Carlos me pidió ¢300 (mil) más para la fiesta del jueves mae, jueputa mae, aquel día ¢600 (mil) y hoy ¢300 (mil)… ¡qué tal!
— Tobías: Sí ¿mucho verdad?.
— Abel: Manda huevo, verdad.
— Tobías: Sí, demasiado.
— Abel: Me dan ganas de darle ¢250 (mil) más, nada más ¿Qué hacemos?
— Tobías: Diay, dele ¢250 (mil).
— Abel: ¿Verdad?
— Tobías: Sí.
— Abel: Fijate, aquel día ¢600 (mil), hoy ¢300 (mil). Jueputa mae. Ahora mae; yo no sé si habrá que regalarles algo a esta gente ¿Qué estarán esperando?
El expediente también indica que días antes de la reunión de los amigos de Carlos Solís en el bar, también se habría celebrado la fiesta de fin de año de funcionarios del Conavi, para la cual, en apariencia, el ahora exgerente también exigió aportes de varias empresas constructoras.
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Seis compañías habrían entregado dádivas por ¢1,2 millones. Según el informe del Caso Cochinilla esas empresas fueron MECO (que aportó ¢600.000), Hermanos Bustamante, Supervisora DICOOC, Constructora FCC, Administradores Viales Cacisa y Also Frutales.
Para el festejo de fin de año, Carlos Solís habría pedido una lista de productos a las empresas: 20 kilogramos (kg) de carne de res, 10 kg de cerdo, 20 kg de pollo, 10 kg de salchichón y 10 kg de chorizo, además de 50 paquetes de tortillas.
Lo anterior se desprende de una llamada intervenida a Carlos Solís y Mario Antonio Ocampo Rojas, empleado de Cacisa. A la compañía Also Frutales le pidió 10 botellas de diferentes licores.
A las otras empresas involucradas les solicitó dinero en efectivo para organizar la actividad, la cual se habría realizado el 29 de noviembre de 2019 en el centro de recreo del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) en Coronado, San José.