La sustitución de 250.000 viejos medidores por nuevos dispositivos inteligentes le permitirá a las cooperativas de electrificación ofrecer nuevos servicios, como vender electricidad prepago y la detección de “fugas de energía”; incluidos hurto de energía.
Con la sustitución hacia nueva tecnología, los proveedores y clientes tendrán comunicación en tiempo real del consumo y podrán revisar el uso eléctrico en cualquier momento del mes.
Así, por ejemplo, una persona con una propiedad de uso ocasional ya no tendrían que pagar siempre un mínimo de energía al proveedor, en su lugar, podrá contratar a la carta el consumo según días, semanas o meses específicos que este defina de uso de energía y consecuentemente pagará por adelantado antes de llegar al lugar. El proveedor se encargaría de proveer e interrumpir el suministro según la compra.
El cambio de medidores se iniciará este 2019 y la sustitución concluiría en cinco años. En los primeros tres se cambiarían al menos 200.000 aparatos (80% del total) que desplazarían los aparatos de lectura electromecánicos o electrónicos asignados a alrededor del 13% de abonados de electricidad del país; principalmente en zona rural.
Así lo confirmó Érick Rojas, gerente del Consorcio Nacional de Empresas de Electricidad de Costa Rica R.L (Conelectricas R.L.), el cual integra a las cooperativas de electrificación Coopelesca R.L, Coopesantos R.L, Coopeguanacaste R.L y Coopealfaroruiz R.L.
“El consumidor tendrá un medidor que dará más información en tiempo real, cuando lo desee y como lo desee. Las cuatro cooperativas podrían hasta desarrollar aplicaciones, sitios en línea o una ventanilla de servicio para ir a revisar el consumo”, adelantó Rojas.
Los medidores tendrán una vida útil de 20 años y un costo aproximado de $100 cada uno, no obstante, esa suma no se trasladará a los recibos mensuales, aclaró el gerente.
Según el directivo, los nuevos aparatos eliminarán la actual rutina de tomar los registros de consumo casa por casa y la misma rutina para interrumpir el servicio por impago. Esto, aseguró, supondrá a futuro menos gastos en esas labores, lo cual ayudará a compensar el costo de los medidores.
“Si alguien intenta manipular estos medidores inteligentes, el dispositivo emite una alerta inmediata a su base. Estos medidores que estamos adquiriendo incluyen hasta un sensor de inclinación para descubrir si alguien intenta alterarlo”, expresó.
Todo el proyecto tendrá un costo final previsto de $37 millones que será posible recuperar gracias a los ahorros previstos y los nuevos servicios agregados, donde “hay una oportunidad comercial interesante”; explicó.
Otro servicio sería suministrar alertas a los clientes cuando se detecta algún incremento inusual en el consumo. Esto va ligado al tema de también vender servicios de reparación de fugas de energía.
Con los nuevos medidores, será posible detectar con precisión horas y aparatos que pudieran disparar el consumo como efecto de un mal funcionamiento o, en el peor de los casos, robos de energía por parte de terceros en sitios como fincas u otras instalaciones en el campo expuestas a los delincuentes.
En medidores electromecánicos (de rueda giratoria) es posible alterar el medidor metiendo clavos y otros trucos (verter ácido en los cables para dañarlos, por ejemplo) para alterar el aparato de forma que registre menos energía de la realmente consumida. Ese tipo de ilegalidades serían eliminadas.