De 140 países evaluados, Costa Rica ocupa el puesto 103 en “calidad de infraestructura en general” en el Reporte global de competitividad 2015-2016, del Foro Económico Mundial , el mismo lugar de hace siete años.
Tampoco ha variado con el tiempo la baja calidad de vías terrestres en comparación con más de 140 países evaluados.
En ese apartado, la mejor posición se obtuvo en el informe del 2009-2010, cuando el país ocupó el sitio 107. En los años siguientes empezó a decaer hasta la posición 125, en el reporte del año anterior. En la edición 2015-2016, algo “mejoró” al situarse en la posición 115.
Entre 16 factores, el “inadecuado suministro de infraestructura” es el segundo más problemático para hacer negocios en Costa Rica, según el reporte 2015-2016. El primero es la “burocracia gubernamental ineficiente”.
Dos ejemplos confirman que ese análisis internacional se da la mano con la realidad local.
Justo hoy se cumplen 11 años desde que el entonces mandatario Abel Pacheco firmara un contrato con Autopistas del Valle para la ampliación de la carretera San José - Ramón, la cual aún permanece varada por falta de algunas expropiaciones.
Además, luego de 44 años de anhelos, en los últimos 21 distintos gobiernos se ha reiniciado en seis ocasiones el proyecto para construir una carretera que una a San Carlos con Naranjo.
La clasificación de competitividad se basa en el índice global de competitividad (IGC), creado por el Foro Económico Mundial en 2004. El IGC define la competitividad de un país como un conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de ese país.
La clasificación se hace con la recopilación de datos a nivel nacional de 12 categorías que componen una imagen exhaustiva de la competitividad de una nación.
Esos 12 pilares son: instituciones, infraestructuras, entorno macroeconómico, salud y educación primaria, educación superior y capacitación, eficiencia del mercado de productos, eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, nivel tecnológico, tamaño del mercado, sofisticación de las empresas e innovación.
El tiempo pasa. El ministro de Obras Públicas y Transportes (MOPT), Carlos Segnini, admitió la gravedad del problema al hablar de una falla del sistema; se refería a la lentitud y número de trámites que entraban los proyectos de infraestructura pública.
“No podemos negar que el sistema es fallido. Vamos tratando de impulsar iniciativas y creando procedimientos especiales porque el sistema actual es muy entrabado. Las partes pueden objetar cuantas veces quieren. La idiosincrasia empresarial es de apelar si no se gana”, enumeró.
“El reporte del Foro evidencia la carencia de una política de Estado en desarrollo de infraestructura. Por eso seguimos dando tumbos en el tema”, opinó Luis Guillermo Loría Salazar, del Programa de Carreteras del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) de la Universidad de Costa Rica. También la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) comparte la inquietud.
“Este Gobierno se planteó la necesidad de hacer más infraestructura, pero siento que, en general, se está haciendo poco y las cosas toman más tiempo del que deberían”, enfatizó Román Salazar, coordinador de la Comisión de Infraestructura de Uccaep.
Guillermo Carazo, presidente de la Cámara Costarricense de la Construcción, destacó la gravedad del rezago, al recordar que hace 30 años, Costa Rica era líder en infraestructura pública.
“Nuestras instituciones de referencia en esta materia han colapsado. El Gobierno debe intervenir y pronto”, concluyó.