Cuatro de las principales obras anunciadas para combatir las presas en el área metropolitana quedarán sin iniciar en este gobierno que concluye en mayo próximo.
Esta es la situación de los tres pasos a desnivel de los Hatillos, en San José, y el túnel de La Galera, en Curridabat, pese a que en este último caso la adjudicación se completó desde hace meses. Estos proyectos eran parte de los llamados topics, que son intervenciones puntuales para eliminar cuellos de botella.
De acuerdo con el ministro de Obras Públicas y Transportes, Rodolfo Méndez Mata, la orden de inicio para ejecutar estas obras quedará en manos del gobierno siguiente. Según él, las dos razones del atraso son el impacto de la investigación por supuestos hechos de corrupción en obras viales del Caso Cochinilla y al recorte presupuestario al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
En el caso de La Galera, la obra incluso había recibido la orden de inicio para la fase de diseño desde mediados de diciembre del 2020. Sin embargo, antes de que el consorcio conformado por las empresas Typsa y Conansa empezara a construir el túnel, el Conavi debía completar una serie de obras adicionales, que se ejecutarían mediante contratos de conservación, tareas suspendidas desde el año pasado.
La directora del Conavi, Hannia Rosales, confirmó que ahora la idea es hacerle una adenda al contrato para que sean las mismas empresas adjudicadas las que ejecuten esas mejoras.
Sin embargo, según lo indicado por el ministro, todo depende de la situación presupuestaria. Solo el túnel representa una inversión de ¢2.020 millones que se cubrirían con recursos del Consejo.
Además del túnel de 60 metros que permitiría a los vehículos desplazarse sin detenerse desde Curridabat hasta Tres Ríos y viceversa, los trabajos menores que realizaría el Conavi, incluían cambiar el sentido del puente que pasa sobre la carretera Florencio del Castillo (hacia Cartago), por el cual circulan los vehículos que ingresan a la autopista desde San José y los que viajan en sentido contrario, desde Hacienda Vieja hacia Curridabat. Dicho ajuste permitirá que los cuatro carriles sean para viajar en el sentido hacia Cartago.
Por ese sector transitan a diario unos 44.000 vehículos, tanto hacia Cartago como hacia San José y desde Tres Ríos.
Hatillos bajo la lupa
En el caso de los Hatillos, además del faltante presupuestario, la adjudicación de estas obras se vio afectada por el Caso Cochinilla, pues el expediente judicial cita que la empresa MECO habría movido sus influencias para presionar por el contrato del paso a desnivel en Hatillo 4. Ese proyecto fue estimado en ¢4.551 millones.
Esa constructora también resultó favorecida con la adjudicación del paso de Hatillo 6 por un monto de ¢2.800 millones, mientras que la obra en Hatillo 8 ni siquiera se ha adjudicado en firme, pues ha enfrentado múltiples apelaciones.
En Hatillo 6, el proyecto contempla un túnel con dos carriles y pasará por debajo de la carretera de Circunvalación, comunicando así varias comunidades del sur de San José, como los Hatillos 2, 3, 5 y 6. Al eliminarse los semáforos, la idea es que el tránsito por la zona sea más fluido.
El de Hatillo 4 comprende un paso elevado tipo viaducto, calles marginales y paso inferior, con rampas de aceleración y desaceleración, que permitan la comunicación con los sectores norte y sur de Hatillo 4.
Mientras que en Hatillo 8 la intención es construir un paso vehicular elevado –y sus accesos–, así como un puente peatonal que comunicará Hatillo 7 y Hatillo 8.
La intención del Conavi era que estas tres obras se concretaran entre el 2020 y 2021.
Los pasos a desnivel en esas tres intersecciones de la Circunvalación, permitirán la eliminación de los semáforos para habilitar un tránsito fluido sobre el corredor y se complementarían con otras obras como los pasos a desnivel en las rotondas de Garantías Sociales, La Bandera y Guadalupe.
Cruce de doña Lela
Al fracaso en la ejecución de estas cuatro obras se suman los contratiempos que enfrenta la ampliación de la ruta 32 entre el puente sobre el río Virilla y el cruce conocido como doña Lela.
Esa labor también había sido encargada mediante los contratos de conservación a las empresas MECO y H Solís, y se encuentra suspendida desde mediados del año pasado, luego de que se anunciara que no se renovarían los contratos de mantenimiento a esas firmas, ambas cuestionadas en el escándalo de corrupción.
La intención de esta intervención vial es desahogar el embudo que se origina en ese tramo desde la puesta en operación del nuevo puente sobre el río Virilla, con lo que el paso en ese sector se mantiene en cinco carriles y que se agravará luego de que se mejore la vieja estructura con la que se dispondrá de seis carriles en total.
El plan incluye la ampliación de los 2,8 km de carretera, así como las mejoras pluviales y de taludes. A lo largo de ese trayecto se colocarán barreras tipo New Jersey de concreto para separar los sentidos de circulación, similares a las ubicadas en parte de la autopista General Cañas.
Esa obra tenía un costo inicial de ¢2.200 millones, a los que se sumaron ¢420 millones por labores relacionadas con el alumbrado público. La orden de inicio se dio en diciembre del 2020 y tenía un plazo de ejecución de seis meses, por lo que debía estar lista en marzo del año pasado.