El ingeniero que tuvo a cargo la sección del cerro de Cambronero hasta semanas antes de que ocurriera la tragedia del 17 de setiembre, reconoció que el deslizamiento que empujó un bus y una moto a un guindo, ocasionando la muerte de nueve personas, no era imprevisible.
Alexis Montoya, quien ahora es director en la región del Pacífico central, calificó el hecho como “probable”.
Según su opinión, por haber sido usuario de la ruta durante más de ocho años, las condiciones de la carretera y el clima que imperaba podían hacer prever que ocurriera un deslizamiento. Sin embargo, agregó que lo incierto era saber dónde y cuándo podría ocurrir una desgracia.
Ante los diputados de la Comisión de Infraestructura, que investigan lo ocurrido en torno a la tragedia, Montoya afirmó la noche de este lunes que la ruta históricamente ha tenido derrumbes y que quién define cuándo se cierra el paso es la misma montaña.
Aseguró que tuvo a su cargo esa sección hasta mayo, cuando se hizo una rotación de los directores regionales.
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Al ser cuestionado sobre los protocolos que se siguen ante estos eventos, sostuvo que el procedimiento consiste en una “simple herramienta” mediante la cual los encargados llegan al punto y lo reportan a fin de llevar un registro. Pero, agregó, esto solo se hace en consideración del punto específico donde se da el deslizamiento.
La apertura se hace tras una valoración hecha por los mismos encargados de la zona, añadió.
Montoya manifestó que considerando que el derrumbe ocurrió a 800 metros de donde se produjo el accidente, se podía dar la apertura “siempre y cuando se pudiera garantizar” que no se iba a dar otro evento en ese sitio.
No obstante, reconoció que en una ruta de montaña como esa es difícil prever dónde se van a producir los derrumbes.
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“De no haber muertos estaría abierta”
Previo a la comparecencia de Montoya, también rindieron declaración el jefe regional de la Policía de Tránsito en Puntarenas, José Luis Jiménez, y el oficial de Tránsito Óscar Hernández, destacado en la vigilancia en el paso de Cambronero.
Ambos insistieron que, contrario a las primeras versiones del ministro de Obras Públicas, Luis Amador, y el director del Conavi, Mauricio Batalla, la ruta nunca estuvo cerrada.
Además, de acuerdo con el jefe de Tránsito, quien tenía a su cargo la verificación de las condiciones de la ruta tras la limpieza del derrumbe era el encargado de emergencias del MOPT.
Recalcaron que las condiciones de vulnerabilidad de la carretera son conocidas desde hace años y se han agravado ante la falta de mantenimiento.
Advirtieron que, pese a esas condiciones, la demarcación de la ruta es nula y no hay prevención técnica en curvas consideradas como muy peligrosas.
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A la consulta sobre quién giró la orden de abrir la vía tras completar la limpieza y mantenerla abierta pese a las condiciones climáticas, insistieron en que no hubo un responsable de esa gestión como tal. Explicaron que al completarse el trabajo, la maquinaria se retiró y la vía quedó habilitada en ambos sentidos.
Jiménez añadió que cuando hay caída de material se coordina con el ingeniero de zona, quien es el encargado de verificar y girar instrucciones a Tránsito en caso de que sea necesario realizar cierres.
Días después de la tragedia, el ministro Amador dijo no saber por qué el Tránsito había mantenido abierta la ruta pese a las condiciones climáticas.
Sobre esto, los oficiales dijeron desconocer por qué el jerarca hizo esa afirmación y reafirmaron que esa no es una potestad de ellos.