El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) adelantó que la temporada lluviosa que se avecina a partir de junio “será más intensa de lo normal” pues incluso existe la posibilidad de que uno o dos ciclones se originen o atraviesen en el mar Caribe.
El pronóstico es igual de negativo para las carreteras nacionales, pues la estación lluviosa las sorprenderá en una condición muy complicada pues desde febrero del 2021 no se invierte en mantenimiento por falta de fondos en el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) tras el escándalo del Caso Cochinilla y aún no se tramita un presupuesto extraordinario en la Asamblea Legislativa para financiar reparaciones en manejo de agua, taludes, demarcación o incluso para restablecer el tránsito si fuera interrumpido.
Corredores clave como la ruta 27 (San José-Caldera), la Interamericana sur (específicamente en el paso del cerro de la Muerte), la ruta 2 a la altura de Cambronero y la ruta 32 (San José-Limón) son las que tienen mayor cantidad de puntos vulnerables, según el Laboratorio Nacional de Modelos Estructurales (Lanamme).
La advertencia del IMN es clarísima: Los meses de setiembre, octubre y noviembre presentarán condiciones lluviosas “arriba de lo normal” y a ello se une otro gran riesgo: no hay en este momento contratos de mantenimiento periódico, que normalmente también son utilizados para atender grandes emergencias, lo cual implica que no habría maquinaria suficiente para reaccionar con brevedad en caso de eventos que interrumpan el tráfico vehicular.
Roy Barrantes Jiménez, ingeniero coordinador de la Unidad de Gestión y Evaluación de la Red Vial Nacional del Lanamme, explicó que el efecto ya es notorio y había sido advertido en el informe sobre el estado de la red vial. Ese reporte indicó que 1.382 km –el 26% de la red vial nacional– serían los primeros en presentar mayores deterioros con la llegada de las lluvias si no se reanudaba la atención, pues ya estaban en una condición frágil.
“Más allá de los pronósticos, la red vial es mucho más vulnerable que el año pasado porque estamos sin contratos de conservación. No se han hecho labores de estabilización en los sitios de riesgo, no tenemos capacidad de respuesta por la falta de recursos que tiene el MOPT-Conavi”, agregó el ingeniero.
Desde inicios de este año el Conavi comenzó con la reactivación de pequeños contratos de mantenimiento en los que únicamente se incluyeron labores de chapea y bacheo debido al recorte presupuestario de ¢30.000 millones que sufrió para este año.
La directora del Conavi, Hannia Rosales, reconoció que la atención de los puntos vulnerables requiere de montos que el Consejo no dispone, pero aseguró que sí tiene recursos para atender imprevistos.
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“Se han hecho visitas con especialistas y los montos que hay que disponer son importantes. En este momento el Conavi no cuenta con un presupuesto solvente para disponer en la atención definitiva de estos puntos recurrentes. Sí se ha apartado una cantidad para la atención de eventos imprevisibles, para que en caso de que el invierno progrese de forma agresiva podamos atender derrumbes, terraceos, algunos muros de cierta magnitud. No estamos totalmente desprotegidos, sí contamos con esa partida para eventos imprevisibles”, explicó.
Asimismo, de acuerdo con Rosales, también continuarán con las contrataciones directas a las que esperan sumar labores como limpieza de alcantarillas, cunetas y remoción de derrumbes.
Sin embargo, Lanamme advierte que se requieren intervenciones mayores, pues estas tareas no evitan derrumbes, hundimientos, colapsos de alcantarillas y puentes o el deterioro natural de las carpetas asfálticas.
“Las labores recientes que se empezaron a hacer para tapar huecos se están quedando sin recursos, y también se están deteniendo. Esa situación, junto con las lluvias, mal manejo de drenajes, mayoría de rutas sin mantenimiento y la vuelta normal a la vida laboral y económica donde los flujos aumentan, son elementos que vienen a sumar al acelerado deterioro”, explicó el coordinador del Lanamme.
El ministro de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador advirtió que actualmente incluso dichos contratos menores están por quedarse sin presupuesto, también carecen de recursos para los contratos destinados a solventar emergencias.
Amador sostuvo que una de las medidas que procuran llevar adelante en el corto plazo es solicitar un presupuesto extraordinario para las tareas de conservación.
Identificados
Los puntos vulnerables en las rutas mencionadas han sido identificados y señalados en distintos estudios en los últimos años.
Sobre Cambronero, por ejemplo, el laboratorio advirtió de la existencia de tres puntos con altísimo riesgo de colapso ubicados en un trayecto de 8 km en los sectores de Alto Santiago, el Empalme y río Jesús.
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En tanto, en la ruta 27 se tienen identificados al menos 10 taludes cuya condición es calificada como “crítica”, pese a eso la anterior Administración advirtió que solo había capacidad para intervenir dos de estos puntos por año.
Asimismo en la ruta 32, desde hace varios años se ha indicado como una de las posibles soluciones, la necesidad de construir túneles falsos, que son una especie de cajones que evitarían que los deslizamientos caigan sobre la vía.
Un informe denominado Diagnóstico integral de riesgo de la red vial nacional, elaborado por el departamento de planificación del Conavi, también da cuenta de 756 puntos vulnerables en todo el país y en este se indica que las zonas más propensas a sufrir daños por “eventos hidrometeorológicos” se ubican principalmente en la región central y la zona sur del país.
Sin embargo, el Conavi advirtió que las intervenciones de mayor alcance para evitar que los puntos identificados colapsaran requerían de inversiones que superaban los ¢2.000 millones en cada sitio.
Para el coordinador del Lanamme, pese a lo costoso que podría parecer realizar dichas labores, las tareas de prevención siempre resultarán menos caras que las labores reactivas que se acostumbran hacer, es decir atender la emergencia cuando esta ya ha ocurrido.
“Estamos en un altísimo riesgo de tener esas rutas tan importantes sin comunicación y que no podamos restituir ese paso de la forma rápida como se espera que se haga. Ese tipo de labores que las podemos llamar preventivas de la estabilización permanente, es siempre más barato que estar reparando y haciendo además administración de riesgo que es más peligroso porque hablamos de de vidas humanas”, explicó Barrantes.