El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) lanzó un salvavidas financiero de ¢23.000 millones a su subsidiaria Cable Visión de Costa Rica entre 2014 y 2017.
La inyección de fondos comenzó en el primer año luego que el Grupo ICE comprara la compañía ya en una condición de deterioro financiero.
Así lo detalla un informe de auditoría interna del 28 de junio pasado que elaboró el Área de Fiscalización de Servicios de Infraestructura de la Contraloría General de la República (CGR) sobre la situación financiera de esa subsidiaria del Instituto.
La empresa fue adquirida por el Grupo en diciembre de 2013 en $12,3 millones.
A partir de ese momento, la cablera se convirtió en una empresa pública cuyo objetivo para el Grupo era retener y aumentar clientes en telecomunicaciones para darle más presencia a esa institución en ese mercado ya en condición de competencia.
El plan era que empujara una estrategia consistente en vender servicios en paquete denominada Triple Play (Internet, llamadas de voz y televisión), indica el informe de auditoría en poder de este diario.
La Auditoría descubrió que a un año de ser parte del Grupo ICE, la cablera ya presentaba pérdidas que la CGR catalogó como “riesgosas” para la Hacienda Pública, representada en las finanzas del ICE.
Por esta razón, el órgano contralor considera que Cable Visión de Costa Rica se constituyó en una empresa “patrimonialmente deteriorada”, pues en vez de fortalecer el negocio ha dejado pérdidas acumuladas por ¢5.534 millones, entre diciembre del 2014 y diciembre del 2017. Esa pérdida equivale a 48% de su patrimonio.
Fuga masiva de clientes
El documento explica que esa situación de varios años se debió a su incapacidad de generar suficientes ingresos para cubrir sus gastos y su operación, a causa de una “fuga masiva de clientes debido a la mala calidad y falta de disponibilidad del servicio”.
Conforme el análisis, esos problemas no se atendieron de manera “adecuada y oportuna por parte de las autoridades de la empresa y del ICE en los dos primeros años de gestión como empresa del Grupo ICE”, en referencia a los años 2014 y 2015 cuando la casa matriz empezó a inyectar auxilio financiero.
Bajo la anterior administración, con Carlos Obregón en la presidencia ejecutiva, el ICE hizo aportes extraordinarios por ¢2.027 millones en el 2014 y ¢5.536 millones al año siguiente. En el 2016, el auxilio financiero ascendió de nuevo a ¢5.536 millones y, en 2017, alcanzó los ¢9.908 millones; precisa el documento.
Al concluir el 2017, acciones de Cable Visión de Costa Rica para restablecer la red de servicio y ampliarla a nuevos sitios, así como mejoras de gestión interna, le permitieron cerrar con mejores condiciones económicas en comparación a años anteriores.
"Sin embargo, la generación de ingresos no ha sido suficiente para lograr el punto de equilibrio entre ingresos y gastos, ni la recuperación del patrimonio perdido", advierte el documento.
La Contraloría asegura que estos problemas evidenciaron una “falta de coordinación efectiva entre Cable Visión de Costa Rica y el Sector de Telecomunicaciones del ICE en materia de infraestructura de redes, comercialización y mercadeo”.
El informe advierte que esto, aparte de poner en entredicho la continuidad de esa empresa, “representa un riesgo para las finanzas del ICE y su estrategia corporativa”.
Se le enviaron consultas a las autoridades actuales del Instituto este viernes, pero al cierre de edición no se habían recibido respuestas. La entidad respondió a primera hora de este sábado.
Según el área de prensa del ICE, el Consejo Directivo ha venido realizando un análisis exhaustivo de la condición de la empresa Cablevisión de Costa Rica S.A. y ha tomado decisiones enfocadas en su estructura organizativa y en potenciar los negocios entre Cablevisión y Telecomunicaciones del ICE.
“Con el informe emitido por la Contraloría General de la República se sumaron otros aspectos que están siendo analizados en todos sus alcances para tomar las medidas necesarias. La empresa considerará cada uno de los señalamientos de ese informe, en función del fortalecimiento y la optimización de la gestión del Grupo ICE”, indica el mensaje.
Finalmente, la entidad recalcó que su subsidiaria continúa sus operaciones de forma normal, “sin modificación o afectación en sus servicios” y declinó referirse en detalle al informe por razones de confidencialidad mientras acoge las recomendaciones del ente contralor.
La Contraloría añade que toda la situación se tradujo en una pérdida de oportunidades de mercado ya que la falta de una coordinación adecuada ha impedido hasta ahora un uso eficiente de las redes de la cablera por parte del ICE o un impulso en las ventas de servicios de telefonía fija, televisión por cable e Internet y mejor cobertura del Instituto frente a sus rivales comerciales.
“La actual crisis financiera de Cable Visión de Costa Rica se ve coadyudada por la falta de una definición del rol empresarial de la cablera dentro del negocio de telecomunicaciones del Grupo ICE que permita claridad en su rumbo corporativo”, se lee en el documento.
Entre sus disposiciones, la Contraloría solicitó al Consejo Directivo del ICE decidir si esta subsidiaria continuará como una de sus empresas por razón del interés público de las finanzas del Grupo.
'Prácticas empresariales incorrectas’
La Contraloría halló que, según los estados financieros auditados de Cable Visión de Costa Rica (del 2009 al 2013), la compañía supuestamente gozaba de solvencia patrimonial debido a la revaluación de sus activos en redes de telecomunicación (su principal recurso) y la acumulación de ganancias por su gestión operativa.
Estos dos componentes representaban 80% de su patrimonio total.
No obstante, el órgano contralor advirtió que esa condición se sustentó en “prácticas empresariales incorrectas” tanto administrativas, técnicas, comerciales y contables.
De todo ello alertó una firma de auditores externos en los informes de valorización de la cablera y otros documentos que fueron parte del análisis de la compra por parte del ICE.
Entre los problemas señalados había incongruencias sobre la información ligada a ventas y cantidad de clientes; falta de controles sobre el estado de la red de transmisión y hasta una revaluación de activos sin justificación técnica elaborada por un empleado de Cable Visión y –anota el ente contralor– “sin evidencia de una metodología medible y verificable técnicamente”.
Solo esa revaluación, indica el informe, duplica el patrimonio y los activos totales de la empresa.
Tampoco había control sobre inventario de materiales lo cual permitía dejar sin registro estimaciones o pérdidas por obsolescencia y deterioro de equipos.
Todos estas situaciones nunca se incorporaron al documento técnico que sustentó la adquisición de la empresa en el 2013, ni quedó en evidencia en actas que tales situaciones se hubiesen expuesto al Consejo Directivo del ICE. Además, aclara la Contraloría, tampoco obtuvo información que permitiera conocer por qué no se incluyeron tales datos.
Del 2013 al 2014, la Junta Directiva de Cable Visión, pese a reiteradas advertencias de su gerencia general y auditores externos, nunca presentó información fidedigna sobre el estado real de su red, su pérdida de clientes o la situación financiera general de la compañía.
“Por el contrario, mostró al Consejo Directivo del ICE proyecciones financieras en línea con las expectativas de negocio planteadas para efectos de la compra de la empresa por parte del ICE”, anota el informe.