Un informe elaborado por la jefa del Departamento de Aeropuertos de la Dirección General de Aviación Civil, Silvia Jiménez, detalla la condición en que se encontraba la pista del aeropuerto Daniel Oduber Quirós, de Liberia, antes del paso de la tormenta tropical Bonnie así como el nulo impacto que dicho evento climático tuvo sobre esa infraestructura, ya deteriorada previamente.
El documento, presentado el lunes anterior a la Comisión de Infraestructura, incluye no solo las minutas elaboradas y entregadas a la dirección de la DGAC durante los días en los que el evento climático atravesó el país, sino también una serie de informes previos que detallaban el estado de la pista y las soluciones recomendadas por expertos para atender los daños, las cuales fueron desatendidas.
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Antes del evento al cual el gobierno atribuyó el incremento en los daños de la pista, se contaba con al menos dos informes técnicos, uno elaborado por el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) y el otro por la empresa Ineco.
En el caso del análisis de Lanamme, que fue emitido en marzo de 2022, cuatro meses antes de la tormenta, señaló que la mayor parte de la pista enfrentaba condiciones de sobrecarga y que las estructuras más afectadas podrían sufrir “daños no aceptables” en un plazo máximo de cinco años.
Impacto de tormenta Bonnie
Al detallar el impacto de Bonnie, Jiménez explicó que, por normativa, las pistas aéreas se inspeccionan tres veces al día, pero durante eventos excepcionales, estas revisiones pueden incrementarse. Así se hizo tras recibir las alertas por la llegada de la tormenta y durante su paso por el país.
En las minutas presentadas, se precisa que el 1.° de julio, día en que se esperaba que el fenómeno atravesara el país, se activó un centro de control operativo para dar seguimiento al evento meteorológico. Además, se realizaron inspecciones para identificar posibles afectaciones, se revisaron los drenajes y únicamente se llevó a cabo un bacheo de un hueco en la cabecera de la pista en la madrugada de ese viernes.
En esos oficios dirigidos al entonces director de Aviación Civil, Álvaro Vargas, se indicó que el aeropuerto operaba con normalidad.
El 2 de julio, tras el paso de la tormenta, una nueva minuta dirigida a Vargas indicaba que se había realizado una inspección a las 6 a. m. sin detectar afectaciones y una vez más añadía que el “aeropuerto opera con normalidad”, aunque por las condiciones del tiempo se había declarado alerta 1 y algunos vuelos estaban demorados.
También se informó de que todo el personal se presentó a trabajar sin dificultades, lo que evidenciaba que no había problemas en las vías de acceso a la terminal aérea. Esa misma acción se repitió a las 10 a. m. y a las 3 p. m., con el mismo resultado: los drenajes funcionaban adecuadamente y el aeropuerto continuaba su atención sin inconvenientes reportados.
Otro comunicado con fecha de 4 de julio dirigido a funcionarios de la DGAC, resaltaba nuevamente la continuidad de las operaciones y la “no afectación” tras el paso de la tormenta. Jiménez añadió una minuta remitida el mismo día, que incluía fotografías de la inspección realizada en el camino perimetral para verificar el “buen funcionamiento de los drenajes”.
Registro de lluvias del aeropuerto Daniel Oduber
El informe presentado a los diputados, también recopiló los datos de precipitación registrados en las dos estaciones meteorológicas ubicadas en el Daniel Oduber, las cuales reportaron acumulados de 64,8 mm y 68,8 mm para los días 1.° y 2 de agosto. Estos datos se compararon con registros históricos de entre 1999 y 2016, siendo el máximo acumulado en un día de 197 mm y 84 mm en una hora.
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La información contrasta con datos incluidos en el decreto ejecutivo firmado por el gobierno el 21 de junio de 2023 para incluir la reparación de la pista en la declaratoria de emergencia por Bonnie.
Ese documento citó que el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) registró en Liberia, Guanacaste, entre 125 y 156 milímetros de lluvia el 2 de julio de 2022. Sin embargo, la directriz no aclaró que esas precipitaciones ocurrieron al norte de Liberia, no en el aeropuerto.
Silvia Jiménez apuntó durante su comparecencia que los hechos evidenciados en las minutas, así como los antecedentes sustentados en los informes técnicos sobre los daños preexistentes de la pista, motivaron el oficio que ella y otros ingenieros de la Unidad de Infraestructura Aeronáutica elaboraron y firmaron.
Dicho pronunciamiento, dijo, se hizo para demostrar a las autoridades de la DGAC y al entonces ministro de Obras Públicas y Transportes, Luis Amador, que no había nexo de causalidad entre el impacto de la tormenta y el deterioro de la pista, razón por la cual no era recomendable ejecutar la rehabilitación mediante el decreto de emergencia.
No obstante, ese oficio fue ignorado y los ingenieros más bien recibieron presiones para suscribir un documento que justificaba la rehabilitación, incluso con fotografías que no correspondían al paso de Bonnie.
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Durante la comparecencia de la jefa de aeropuertos, los diputados acordaron que el informe presentado sería remitido a la Fiscalía como parte de la investigación en torno a los hechos relacionados con la contratación para reparar la pista.