Desprenderse de 507 de los 1.157 trabajadores que tenía el año pasado, así como reducir el pago de horas extra a su punto más bajo en cinco años, le generó a Japdeva un ahorro mensual de ¢1.951 millones en salarios.
Esa reducción representó el 67% del gasto en remuneraciones (antes gastaba ¢2.913 millones) que se dio como resultado de procesos de moviilidad y pensión en los últimos meses del 2019, aún resulta insuficiente para que la entidad portuaria alcance su punto de equilibrio financiero.
La Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) requerirá de encontrar pronto nuevos negocios para cerrar esa brecha, según reconoció su presidenta ejecutiva, Andrea Centeno.
“Con la salida de personal que queda pendiente y la tercerización de servicios, bajaremos los gastos un poco más, pero esto nos demanda lograr concretar nuevos negocios para aumentar ingresos, pues sino la curva (diferencia entre egresos e ingresos) no será posible juntarla”, afirmó la jerarca.
Esta urgencia se da, además, en un momento en que el país encara el impacto económico de la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus, causante de covid-19.
Consultada este miércoles, Centeno explicó que la terminal de carga continúa en operación y con horarios normales, aunque con la implementación de protocolos especiales para asegurar la protección de los empleados de Japdeva, así como de los trabajadores de estiba, transportistas y todos los vinculados a la operación.
No obstante, la terminal de cruceros sí quedó sin operación.
“La terminal de carga no se ha detenido, cruceros sí tuvimos que detener la temporada, se canceló el arribo de unos 20 cruceros en total, con el correspondiente impacto que eso tuvo para la economía y para nosotros como institución”, dijo.
Déficit sigue
Según los números de la entidad portuaria, a enero del presente año la empresa estatal gastaba ¢1.176 millones más de lo que producía.
Mientras que en octubre, cuando se discutía en el Congreso el plan para rescatar Japdeva, esa brecha era de ¢2.650 millones, es decir, más del doble de la actual.
“Eso es lo que hemos logrado hacer en el proceso de 14 semanas de reestructuración oficial; sin embargo, tenemos que seguir trabajando porque esas dos líneas se encuentren en algún momento para lograr la estabilización de Japdeva”, insistió la jerarca.
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La crisis de Japdeva estalló con la entrada en operaciones de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) en febrero de 2019, cuando cedió el 67% de la carga comercial que hasta entonces atendía la empresa estatal.
Sin embargo, para entonces ya arrastraba cuatro años consecutivos con números en rojo. En 2018 las pérdidas alcanzaron los ¢3.146 millones.
Evolución del déficit de Japdeva
FUENTE: JAPDEVA w. s. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Actualmente, las operaciones de la Junta se sostienen con los ¢22.000 millones que la Asamblea Legislativa les aprobó traspasarles el año anterior, para el pago de liquidaciones y remuneraciones para tres meses.
Además, como lo permite la Ley de Modernización de Japdeva, el Instituto Nacional de Desarrollo Rural (Inder) le traspasó ¢3.500 millones de su superávit, en condición de préstamo.
La entidad portuaria limonense tendrá que reponer ese dinero con una tasa mensual de 6,5% de interés a 10 años plazo. Además, para recibir los recursos, Japdeva puso a responder sus dineros.
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Meta difícil
Cinco meses después de la aprobación del plan de rescate de Japdeva, la diputada limonense Yorleny León, del Partido Liberación Nacional (PLN), puso en duda de que la entidad portuaria alcance su punto de equilibrio.
“Al paso que va actualmente el proceso de modernización, veo poco factible que en mediano plazo Japdeva logre alcanzar su tan necesitada estabilidad financiera.
“El poco avance en esta materia más bien augura un futuro menos optimista, de una mayor intervención por parte del Estado, con incluso una eventual nueva inyección de recursos”, afirmó León.
Andrea Centeno señaló que todavía no es necesario pedir más préstamos a otras instituciones públicas y que, más bien, se concentra en aumentar los ingresos.
Para generar los recursos suficientes para cubrir, al menos, su gasto operativo, Japdeva se desprendería de 100 trabajadores más.
La meta en realidad era quedarse con alrededor de 350 empleados (de los 1.157). Actualmente hay 650 trabajadores en planilla.
Centeno indicó que también empezaron el proceso para renegociar la convención colectiva, en conjunto con el Sindicato de Trabajadores de Japdeva (Sintrajap) y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS).
La jerarca de Japdeva también impulsa la actualización de las tarifas que cobra por mover carga mixta o a granel, así como la atención de cruceros.
Contraria a la postura de la diputada verdiblanca, el legislador Eduardo Cruickshank, del Partido Restauración Nacional (PRN) afirmó que es entendible que la entidad portuaria todavía no supere sus penurias financieras.
“Yo creo que una situación que venía siendo deficitaria hacía muchos años por distintas razones, entre las cuales se podría mencionar las bajas tarifas a las que se ha tenido sometido a Japdeva durante 15 años, no se puede esperar que fuera resuelta en un espacio de tiempo tan reducido”, aseguró el limonense.
Esa institución apuesta por otorgar en concesión la nueva terminal de cruceros y marina de Limón para captar algunos ingresos, sin embargo esos planes están apenas en su etapa de preinversión.
La falta de planificación provocó que Japdeva entregara la atención de buques portacontenedores al megapuerto de Moín en 2019, sin tener nuevos modelos de negocios.
Así se había acordado con la firma del contrato de concesión con la firma holandesa APM Terminals, en 2011.
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