La intervención del puente de la Amistad, ubicado sobre el río Tempisque, debe hacerse de manera inmediata, según la advertencia que hizo el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (LanammeUCR), en su último informe.
De acuerdo con el Lanamme, la inspección que realizó a finales del año pasado, se concentró en el estado de la junta de expansión sobre la pila 8 de la estructura, localizada en la ruta entre Limonal y Nicoya, en Guanacaste.
Según los ingenieros, los principales problemas reportados a la Administración, se dan por la pérdida de uno de los perfiles de acero de la junta y la deformación de los dos perfiles restantes en la sección de la junta que está dañada. Esta situación ha provocado una abertura de unos 22 cm, que abarca la totalidad del carril en el sentido Nicoya-Limonal, es decir, la mitad de la junta de expansión.
Eso provoca que las llantas de los carros que pasan por ese sector a unos 80 km/h, impacten los bordes de la junta, lo cual genera fuertes sonidos y el movimiento de los perfiles de acero centrales que aún se encuentran en las juntas. Ese sonido y el movimiento son un signo de que estos elementos no están sujetados adecuadamente, advirtió el Lanamme, lo cual podría provocar la pérdida de otros elementos y aumentar así el tamaño de la abertura existente.
Otro de los riesgos, señalaron, es que al tratar de esquivar la pieza dañada, los conductores invaden el carril contrario, lo cual representa un riesgo de accidente de tránsito.
El puente de La Amistad fue donado por el Gobierno de Taiwán hace 19 años y no ha recibido mantenimiento desde que se inauguró en abril de 2003. El costo de la estructura, de 780 metros, fue de ¢10.140 millones.
Desde hace ocho años
La situación del puente ya había sido advertida desde hace ocho años por expertos del Lanamme. Incluso, según recuerda el informe, en el 2016, un vehículo pesado quedó enganchado a uno de los perfiles desalineados de la junta y provocó que este se deformara verticalmente hacia arriba, generando un riesgo mayor para los vehículos.
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En el 2020, un vecino informó sobre la pérdida del perfil de acero, situación que a la fecha no ha sido atendida, cita el documento.
“El LanammeUCR recomienda realizar una intervención inmediata de la junta de expansión, de carácter temporal y mientras se define el inicio de la contratación para realizar los trabajos de rehabilitación definitiva que requiere el puente. Como medida de intervención temporal se recomienda: colocar uno o varios elementos que cubran la abertura en la junta y realizar un ajuste en la superficie de ruedo para generar una transición suave entre superestructuras. Adicionalmente se puede considerar la necesidad de reducir la velocidad de tránsito sobre el puente por medio de reductores de velocidad y señalización, en caso de ser necesario”, recomendó.
Rolando Castillo, coordinador de la Unidad de Puentes y del Programa de Ingeniería Estructural del Lanamme, insistió en que si bien existe el proceso de contratación, sobre el cual no se registran movimientos desde junio del año pasado, la intervención paliativa debe ser inmediata, pues además se trata de una vía que es muy utilizada por turistas.
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En octubre anterior, la directora del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), Hannia Rosales dijo a La Nación que la intervención del puente sería adjudicada en los primeros meses de este año, sin embargo, hasta este momento no se ha tenido avances en ese proceso de contratación.
En respuesta al Lanamme, el Conavi indicó que estaban conscientes de la necesidad de tomar medidas temporales mientras se concreta el plan de intervención definitiva, que rondaría los $2 millones, pero no se precisan fechas para esas soluciones.
Además aseguran que la contratación para el arreglo de la estructura se encuentra en la etapa de revisión de ofertas.
El cartel para estos arreglos fue publicado a inicios de marzo de 2021 y la estimación inicial era que la obra se adjudicara en junio, para comenzar la fase constructiva en enero de este año; sin embargo, todo el proceso de contratación arrastra más de nueve meses de atraso, por lo que se estima que la etapa crucial –en la que incluso será necesario cerrar el puente por al menos tres meses–, llegaría a finales de 2022.
Los trabajos que requiere este paso incluyen la sustitución de los sistemas de amortiguamiento y las juntas de expansión, sobre las cuales se indicó desde el 2019 –luego de una visita del diseñador de esta obra– que una de esas piezas que unen el puente atirantado con la estructura de concreto rígida estaba “muerta”, por lo que se advirtió de que en caso de un sismo, corría un alto riesgo.
Esto porque la función de esa pieza es permitir que el puente se mueva en caso de un sismo sin chocar con las estructuras adyacentes. Precisamente, esa es una de las razones que explica por qué las aceras tienen fracturas, ya que durante el terremoto de Sámara, en el 2012, la estructura “quiso moverse y chocó con las aceras”.
El otro punto urgente de intervenir son los apoyos que soportan la superestructura, que es la parte por donde transitan los vehículos.