El Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) tiene identificados al menos 23 tramos de la red vial nacional, con un total de 766 km, que enfrentan amenaza de daños durante la época lluviosa, pero solo tendrá capacidad para intervenir la mitad de esos puntos de un modo preventivo.
La temporada de lluvias, que de acuerdo con el Instituto Meteorológico (IMN) estaría instalada en todo el país antes de que termine mayo, toma al Conavi, órgano adscrito el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), sin recursos suficientes para ejecutar labores que eviten derrumbes o hundimientos en las carreteras.
Incluso, están por pedir a la Asamblea Legislativa la aprobación de un presupuesto extraordinario, pero, aún así, los fondos serían limitados.
La advertencia la hizo el director del Conavi, Mario Rodríguez Vargas, quien dijo que durante la época seca los trabajos dirigidos a esas zonas que ya están identificadas fueron mínimos porque el dinero disponible se destinó a cancelar facturas atrasadas con empresas que limpiaron y repararon daños provocados a finales del año pasado por los huracanes Eta y Iota.
Entre los 23 tramos que el Conavi identificó como más vulnerables están la ruta 1 (Interamericana norte), la 2 (Interamericana sur) en varios sectores –no solo en el cerro de la Muerte, sino también entre Pérez Zeledón y Buenos Aires–.
Además, aparece la ruta 32 (San José-Limón), la ruta 136 (hacia Puriscal), la costanera sur, específicamente cerca de Parrita donde la inundación de la carretera provocó un hundimiento durante la tormenta Nate, así como otras vías secundarias ubicadas en Hojancha, Coto Brus, Acosta, Osa y varios sectores de la zona norte.
‘La situación presupuestaria es difícil’
Ahora, el Conavi espera la aprobación por parte de los diputados de un presupuesto adicional por ¢20.000 millones, que sumados a otros ¢26.000 millones que tienen, para decidir a cuáles tramos se les dará prioridad porque los ¢46.000 millones no alcanza para todos. Si acaso, para 11 tramos.
“La situación presupuestaria es difícil. Es difícil porque el año pasado tuvimos que atender las emergencias con recursos del Conavi. A pesar de que el ministro planteó alternativas y se hicieron propuestas, las propuestas fueron estudiadas, pero los recursos financieros del país no alcanzaron para subsanar esos fondos que el Conavi tuvo que invertir. Eso vino a repercutir en las finanzas de este año”, explicó el director del Conavi.
A esa situación se suma el recorte que sufrió el presupuesto de la entidad este año, pues pasó de los ¢185.000 millones aprobados el año pasado a ¢160.000 millones.
Rodríguez advirtió que incluso si este año la demanda de recursos por emergencias se eleva, deberán solicitar una inyección presupuestaria adicional.
“De los planes que tenemos en cada una de las zonas, este año solo tenemos capacidad presupuestaria para atender el 50% de las necesidades”, añadió el jerarca.
El año pasado la atención de los daños en rutas nacionales, provocados por los dos huracanes (Eta e Iota) le costó al Estado ¢9.000 millones.
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Reparaciones hasta de ¢2.500 millones cada una
De acuerdo con el jerarca del Conavi, cuentan con un plan de intervención en cada una de las zonas de conservación en las que se divide la red vial. Sin embargo, aún no tienen el listado de los puntos prioritarios, es decir, los que sí lograrán atender con los fondos disponibles.
La intención del Conavi es contar con la aprobación del presupuesto extraordinario por parte de la Asamblea Legislativa para finales de mayo y poder ejecutar las labores entre julio y setiembre, para que esos sectores vulnerables soporten los meses más intensos de la temporada lluviosa.
La intención es invertir el dinero en estabilización de taludes, movimientos de tierras, sistemas de evacuación de agua pluvial y reforzamiento alcantarillados.
“El año pasado hicimos intervenciones en el cerro de la Muerte en puntos donde había fallas cuando llovía. No hubo daños, pero nos salieron otros puntos con otras condiciones (...) Ahora tenemos sin atender problemas en la ruta de Monteverde, en de Puriscal a Parrita, en Cambronero y es básicamente porque la cantidad de recursos que esas obras requieren, no los tenemos”, dijo.
Según las estimaciones del Conavi cada intervención mayor en puntos como los mencionados podría costar de ¢2.000 a ¢2.500 millones.
Durante la sesión de junta directiva del Conavi del 28 de enero, el ministro de Obras Públicas, Rodolfo Méndez Mata, aseguró a los miembros de ese consejo que se contaba con autorización para buscar un crédito con el Banco Centroamericano de Integración Económica para atender toda la infraestructura vial afectada por emergencias nacionales.
El crédito sería destinado a transformar rutas que han sufrido mayores daños en carreteras capaces de soportar nuevos eventos.
Sin embargo, Rodríguez dijo que dicha posibilidad aún no está en firme y dependerá de la capacidad que tenga el país para asumir más deudas.
Para Ana Luisa Elizondo, coordinadora del Programa de Infraestructura del Transporte del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), si bien muchos de los trabajos que requieren esos sectores son de alto costo, también hay gran cantidad de intervenciones preventivas que se pueden hacer como parte de la atención rutinaria de las zonas de conservación.
Estas obras van desde el descuaje de árboles, limpiezas de drenajes, recolección de basura en el derecho de vía y limpieza de cunetas.
“Sale más barato limpiar una alcantarilla obstruida que atender la emergencia cuando se liberó y se llevó la carretera”, agregó.
Además de los riesgos de deslizamientos, hundimientos o colapsos de alcantarillas y puentes, la experta considera que también se debe prestar atención al estado de la calzada. Esto, porque el último informe elaborado por ese laboratorio indica que 44% de la red vial nacional se encuentra en condición “muy deslizante”, situación que se agrava con las lluvias.
“El hidroplaneo es una de las condiciones de riesgo de mayor impacto en el sentido de que los accidentes se vuelven de consecuencias fatales”, apuntó.
Riesgos en centro y sur del país
De acuerdo con el informe denominado Diagnóstico integral de riesgo de la red vial nacional, elaborado por el departamento de planificación del Conavi, las zonas más propensas a sufrir daños por “eventos hidrometeorológicos” se ubican principalmente en la región central y la zona sur del país.
Rodríguez explicó que se trata de puntos que ya se tienen identificados y que han sufrido daños durante cada uno de los huracanes, temporales o tormentas que han afectado el país en los últimos años.
Esa categorización, específicamente califica los puntos de más a menos crítico a partir del impacto, así por ejemplo aquellos lugares donde se reportaron efectos en al menos seis ocasiones aparecen como los más graves.