Los problemas para presentar un cronograma y los atrasos en la ejecución de las obras por parte de la empresa China Harbour Engineering Company (CHEC), ponen a dudar al ministro de Obras Públicas y Transportes, Rodolfo Méndez Mata, de la conveniencia de que esa misma compañía se encargue de las obras adicionales que se requerirán una vez que concluya la ampliación de la ruta 32, en el tramo entre el cruce hacia Río Frío y el centro de Limón.
Para realizar esos trabajos que fueron solicitadas por las comunidades vecinas a lo largo de ese trayecto, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) había anunciado la intención de solicitar al banco chino Eximbak, un crédito adicional por $100 millones. Esa entidad es la que financia la ampliación.
El problema es que una de las condiciones para ese crédito es que la misma empresa china realice las obras futuras. Así que si las dudas se imponen y se opta por buscar una nueva constructora, también habría que buscar otra entidad que preste el dinero.
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“Las obras adicionales se van a realizar, hay un compromiso absoluto del Gobierno (...). El tema aquí es que quisiera abordar eso en el momento en que veamos una reacción de la empresa constructora, porque si formalizamos algo con ellos, eso amplía el plazo automáticamente y no hay satisfacción de lo que estamos logrando”, dijo el ministro Méndez.
Sus manifestaciones se dieron este martes durante una visita de inspección a las obras del nuevo puente sobre el río Virilla, en la ruta 32, entre Tibás y Santo Domingo, estructura que tiene un 65% de avance.
“El Estado siempre tiene otras alternativas a las que yo no he renunciado”, dijo Méndez, ante la posiblidad de que el panorama se complique con la empresa CHEC.
El jerarca fue claro en mostrar una vez más su inconformidad con los trabajos de la constructora china, los cuales no le dan la garantía de que la obra se termine en los plazos establecidos.
"Es nuestro deber, como lo es con cualquier contratista, hacer la tarea como corresponde, para que las empresas se desempeñen con la eficacia necesaria y se cumplan con los plazos establecidos en el contrato.
“La cultura de ellos (de los chinos) es distinta a la nuestra, pero es un contrato en el que tenemos que ver y actuar como en cualquier otro caso. Tenemos que garantizar al Estado y a los costarricenses que la calidad de la obra es la que se contrató, que tenemos que pasar por todas las autorizaciones por las que tiene que pasar cualquier contratista con cualquier otra obra”, agregó Méndez Mata.
Incumplimiento y prórrogas
En repetidas ocasiones el MOPT ha exigido a la empresa demostrar mayor capacidad de ejecución en el proyecto, cuyo porcentaje de avance a finales del mes pasado era de 25%.
Tras aprobarse una prórroga de 174 días (la empresa pidió 400), la fecha máxima de entrega de la obra es marzo del 2021.
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La compañía ya incumplió un primer plazo en el que se había comprometido a entregar para febrero de este año los primeros 20 kilómetros de la carretera.
“Uno no tiene que jalar a un contratista, se supone que el contratista tiene que empujar, aquí nosotros supervisamos, las obras no tenemos que decirles cómo hacerlas”, agregó.
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A pesar de estos conflictos, aún Méndez Mata confía en que la empresa pueda reponer los tiempos y “superar la barrera cultural”. De ser así, podrían encargárseles las obras adicionales. Entre estas se incluyen la construcción de más vías marginales, bahías de autobuses, aceras, ciclovías y puentes peatonales que no se contemplaron en el contrato original.
Además, se tenía planeado incluir la construcción de una vía alterna entre Limón y Matina, y destinar $10 millones para atender el problema de alcantarillado sanitario en el centro de Limón.
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El proyecto que actualmente ejecuta CHEC contempla la ampliación a cuatro carriles de los 107 kilómetros, además, la restauración de los 33 puentes ubicados a lo largo de ese trayecto y la construcción de nuevas estructuras paralelas a estos.
La empresa también debe construir cinco intercambios que se ubicarán en el cruce a Río Frío, Guápiles, Siquirres, el acceso a la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) y otro en Moín.
El contrato, además, incluye cinco intersecciones, 24 puentes peatonales, bahías para autobuses, accesos a calles existentes y barandas tipo New Jersey para separar los flujos vehiculares.
Esa obra tiene un costo de un costo de $465 millones, de los cuales $396 corresponden a un préstamo con el Eximbank de China y una contrapartida estatal por $69 millones.