Las obras de construcción de los pasos elevados en Taras y La Lima provocarían inundaciones en zonas aledañas a esos trabajos, congestionamientos y accidentes, advirtió este jueves el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (LanammeUCR) que evaluó los estudios preliminares del proyecto.
La revisión verificó si los diseños coinciden con las condiciones reales del proyecto en desarrollo, el cual persigue agilizar el tránsito de más de 40.000 vehículos por ese sector y que acumula atrasos casi desde su orden de inicio en diciembre del 2020.
La alerta principal son debilidades en el estudio hidrológico de todo el proyecto y la calidad del análisis y diseños hidráulicos del mismo.
El alcance del estudio hidrológico está incompleto, dice el estudio, porque no incluyó un análisis del riesgo de desbordamiento del río Taras, ni está clara la metodología usada para estimar el nivel de agua de ese cauce. Tampoco hay evidencia de un procedimiento de diseño para la salida del líquido en los sistemas pluviales.
El proyecto también mantuvo la alcantarilla del centro comercial Paseo Metrópoli lo cual, ni está completamente justificado, ni presenta evidencia de una evaluación completa sobre cuál es la integridad de dicha estructura.
Sobre esos hallazgos, LanammeUCR solicita especificar los riesgos para la población en zonas de inundación y definir un único criterio único para elegir el diámetro mínimo de las tuberías pluviales.
El documento fue emitido en noviembre, justo el mes en que se presentaron inundaciones extraordinarias en la zona de Taras, que afectaron viviendas y comercios. Doce casas quedaron inhabitables producto del desbordamiento de los ríos Taras y Amapola.
Incluso, vecinos sugirieron la posibilidad de que los trabajos de los pasos elevados hubieran influido en la gravedad de la emergencia.
Sobre estas observaciones, Mario Campos, ingeniero y subdirector de la Unidad Ejecutora de la obra por parte del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT), dijo que en el caso específico del riesgo de desbordamiento de río Taras, el proyecto ha sido enfático en indicar que el desarrollo y el carente ordenamiento urbano han conllevado a la invasión de la zona de protección del cauce por parte de los habitantes de la zona.
Esto, adujo, aumenta la descarga de aguas al río. Agregó que el proyecto en construcción contempla su propio sistema de canalización de aguas pluviales, el cual no interactua con el río Taras, por lo cual advirtió que no puede achacarse al proyecto la problemática de riesgo de eventuales inundaciones.
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Dispositivos de seguridad
El proyecto, en criterio de Lanamme, también incumple los dispositivos aprobados en el Plan de Manejo de Tránsito (PMT) y en la implementación de este. Por ejemplo, se hallaron inconsistencias entre las señales verticales que especifican la velocidad reglamentaria de 30 kilómetros por hora (habían varias velocidades).
El análisis sugiere corregir la situación, privilegiando la claridad y armonía en las indicaciones a los conductores para evitar colisiones.
Por otra parte, en los documentos contractuales no se encontraron los diseños de sistemas de contención vehicular, ni los parámetros de desempeño.
En cambio, sí aparecieron tres criterios diferentes para la estimación de la tasa de crecimiento de vehículos. Ese valor afecta directamente la estimación de la carga de diseño del pavimento que soporta el peso de los automotores.
Para prevenir esta otra inconsistencia, se recomienda generar un modelo de demanda de transporte urbano para la zona de estudio y su periferia.
Igualmente se recomienda una calibración y validación de los modelos de tránsito en el plan a partir de la recolección “confiable de los parámetros e indicadores de desempeño”. Esto permitiría confirmar que los escenarios analizados para el proyecto sí responden a las necesidades de los usuarios.
“En lo respecta a las recomendaciones vertidas por el Lanamme en su informe, han sido recibidas para su análisis y consideración en procura de implementar todas las mejoras que sean posibles al proyecto”, respondió el MOPT.
Riesgos de origen
En los estudios de tránsito no se realizó una calibración y validación del modelo de tránsito usado para estimar la demanda vehicular; una carencia que augura congestiones o incluso accidentes.
El Laboratorio lo explica en un lenguaje técnico, directo y neutral: “En el diseño geométrico actual se evidencian deficiencias y oportunidades de mejora que pueden ocasionar conflictos entre los diferentes usuarios de la vía y así minimizar los accidentes de tránsito con el objetivo principal de salvaguardar la vida y reducir los daños materiales”.
Sobre este punto, el estudio solicitó un cambio en el diseño geométrico para mejorar la movilidad y seguridad; incluido un análisis de movilidad peatonal y de ciclistas que sí evidencie las necesidades de los usuarios y sus trayectorias.
Esto facilitaría justificar la localización de la infraestructura peatonal y ciclista incluida en estos trabajos para dos intercambios de tres y cuatro niveles en la zona analizada, obra a cargo del consorcio H Solís-La Estrella por un monto de $57,9 millones, que se financian con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las labores en ese trayecto intermedio de 2,8 km incluyen la intervención de los seis carriles existentes, así como la superficie de ruedo y su base. Contemplan trabajos en marginales, aceras de 3,2 metros, bahías de buses y ciclovías.
El plazo de ejecución inicial concedido a esa empresa era de 28 meses pero a mitad del 2022 (momento del último reporte sobre el avance) se había ejecutado 8% de las obras.
Además, el consorcio a cargo había suspendido labores entre agosto y octubre del año 2021 alegando atrasos en pagos. Meses antes, la obra se había demorado también por problemas de diseños y traslado de servicios públicos