En los últimos 19 años, Olman Vargas, director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), vio pasar, al menos, diez ministros por el Ministerio de Obras Públicas y Transportes. También fue testigo de auténticas crisis provocadas por desperfectos en la ruta San José-Caldera, la muerte de cinco personas por la caída de un puente (Turrubares, 2009) y múltiples problemas con el puente de la platina, en la autopista General Cañas.
No obstante, desde su experiencia, ningún momento ha sido más complejo para la infraestructura pública que el actual. Los sonados escándalos provocados por el caso Cochinilla, la detención de seis alcaldes por presuntos actos de corrupción en la asignación de contratos viales y la aparente intervención del narcotráfico en contratos de obras para el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados tienen al país en esa condición.
Esos elementos, más el déficit fiscal y la escasa capacidad de las entidades para echar mano de alianzas público-privadas configuran un panorama complicado para el desarrollo vial y la modernización del transporte público.
Vargas comentó sobre ese y otros temas en una entrevista con La Nación a las puertas de dejar su cargo para acogerse a su jubilación.
– Usted ha estado ligado al Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos por 27 años, pero en los últimos 19 años ha sido el director ejecutivo de forma ininterrumpida ¿Qué complicaciones tiene mantenerse en ese puesto por tantos años? ¿No enfrentó, en algún momento, una junta directiva que quisiera sustituirlo?
– En estos 19 años nunca me pasó, pudo haber miembros de junta directiva que, tal vez en determinado momento, no estaban tan convencidos de la gestión de uno, pero nunca hubo una mayoría y siempre pudimos tener una continuidad en el trabajo. A nivel de los presidentes de junta directiva, más allá de que hubo algunos con los que tuve mayor cercanía, con otros no tanta, pero creo que nunca hubo, a lo largo de estos 19 años, la posibilidad de salir por tener un enfrentamiento o porque un presidente pensara que quisiera traer a alguien más de su confianza.
– En el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos cambian los presidentes de junta directiva cada año ¿Esa particularidad de tener que tratar con múltiples presidentes transforma su puesto de un cargo administrativo a un cargo político?
– El Colegio tiene una particularidad que yo considero que es muy buena, aquí a lo interno no hay ninguna participación política de los partidos políticos, a usted le puede eso parecer raro, pero se lo puedo asegurar. Que alguien en Liberación Nacional, en la Unidad Social Cristiana o en el Frente Amplio diga que tiene poder dentro del Colegio, eso no es cierto. Pero a lo interno sí existen movimientos políticos, entre los ingenieros civiles, los arquitectos, los electricistas, los mecánicos, los industriales y se unen, se desunen y manejan posiciones encontradas. Entonces. sí hay mucha política interna, pero a lo interno, no a lo externo.
– ¿Usted ha hecho cuentas cuántos ministros de Obras Públicas y Transportes ha visto pasar en estos 19 años?
– Yo entré aquí en la administración de don Abel Pacheco (2002-2006) y de ahí en adelante, en todos los gobiernos, por lo menos ha habido dos ministros, con la excepción del gobierno actual que es el único en el que ha habido solo un ministro en el MOPT (Rodolfo Méndez Mata). Así que fácilmente puedo haber visto unos 10 ministros de Obras Públicas y Transportes en estos 19 años.
– ¿Cuál ha sido su manual para gestionar su relación con el ministro de turno?
– Nosotros siempre generamos un acercamiento con el ministro de turno, es interesante decir que nos tocaron muchos ministros que no eran miembros del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, nos parece que eso le costó al país, porque hubo ministros con otras profesiones, lo cual es respetable, pero a nadie se le ocurre poner un ingeniero en el Ministerio de Salud o un ingeniero en el Ministerio de Justicia, pero a todo el mundo se le ocurre un abogado en el MOPT. Hubo entre 10 y 12 años que no hubo un ingeniero o un arquitecto al frente del MOPT.
– ¿Usted ha visto un momento más complejo para la infraestructura pública que el actual, con todos los casos de presunta corrupción que estamos viendo?
– No, como le decía antes, han habido momentos difíciles, como la ruta 27 en su momento o la caída del puente de Turrubares en otro momento, pero un momento más convulso para la infraestructura que el actual no he visto. El tema de corrupción es un tema difícil, este otro caso denominado Azteca, que por primera vez en procesos de construcción se ve involucrado el narcotráfico y el otro caso Diamante con alcaldes directamente involucrados en presuntas irregularidades en procesos de licitación.
“Entonces, es un momento muy difícil por dos razones: porque se da en un momento en que se necesita reactivación económica y mucha de la reactivación económica pasa, precisamente, por el sector construcción y la obra pública y porque coincide con la pandemia, donde toda la actividad económica bajó mucho. Una cosa buena de todo esto es que nosotros esperamos que, durante esta campaña política, el tema de infraestructura tenga un posicionamiento que no había tenido antes”.
– ¿Todos los detalles de presuntos actos de corrupción en el Consejo Nacional de Vialidad y las municipalidades eran totalmente desconocidos para el Colegio? ¿No eran un secreto a voces lo que ocurría?
– Denuncias particulares de alguien que vino y dijo: ‘Vea, yo Juan Pérez, cédula tal y tal, vengo a poner una denuncia’. Nunca recibimos una denuncia así. Sí recibimos bastantes anónimos que presentaba alguien que firmaba como una empresa integrante del Colegio, que es una empresa muy seria. Esa empresa se llama Ingeniería Sismo-Resistente, de las buenas empresas del país. La primera vez que nosotros recibimos eso, los llamamos inmediatamente y nos dijeron que no tenían nada que ver con eso (los anónimos).
“Eran anónimos basados en recortes de periódicos que decían que dos empresas concentraban todos los proyectos de obra vial, pero nunca vino una denuncia formal, esos anónimos los recibimos en los últimos dos años.
– ¿No escucharon rumores de pasillo sobre presuntas irregularidades relacionadas con la construcción de carreteras?
– No, el problema es que nosotros no somos una institución que está ejecutando...
– Yo entiendo eso, pero ustedes son un Colegio de Ingenieros y Arquitectos, algunos miembros de Junta Directiva incluso fueron ministros o estuvieron al frente del Conavi ¿En serio ustedes no sospechaban nada?
– En realidad, cosas como el pago de dádivas o algo así, no. Pero le digo, llegaban anónimos que tenían que ver con la concentración de proyectos en manos de pocas empresas, nosotros como Colegio lo dijimos muchas veces públicamente, abogamos para que se abrieran posibilidades para más empresas.
– Al ser usted la cara visible del Colegio ¿En algún momento algún gobierno le ofreció ser ministro del MOPT o diputado?
– Diputado nunca. Ministro dos veces, en la administración de Luis Guillermo Solís fue una vez, en otra oportunidad, a la mitad de una administración me llamaron.
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– ¿De cuál?
– No, no. No importa, pero me llamaron para sondearme y todas las veces dije que no, nunca me interesó.
– ¿Por qué dijo que no?
– Porque nunca estuvo entre mis objetivos una posición de liderazgo a nivel de gobierno.