Con una inversión cercana a los $15 millones, el Plan Maestro Portuario del Litoral Pacífico le propone al Estado recuperar los deteriorados puertos de Puntarenas, Quepos y Golfito.
El estudio, contratado por el Incop a las empresas Camacho y Mora, Arcadis y Port Consultant Rotterdam, recomienda intervenir esos muelles y diversificar sus negocios para atraer más cruceros y reactivar las economías de esas zonas.
La propuesta estrella del plan maestro es la modernización de puerto Caldera para agilizar las importaciones y exportaciones del país. Sin embargo, también plantea desarrollos menores para aprovechar el creciente mercado de cruceros.
Según proyecciones del estudio, para el 2040 arribarían a Puntarenas cerca de 230 cruceros con más de 460.000 pasajeros. Sin embargo, para aprovechar esa ola turística, se debe contar con la infraestructura y la planificación necesaria.
“Las compañías de cruceros están buscando nuevos destinos que, por ejemplo, puedan ofrecer el turismo verde que tanto se promueve en Costa Rica. Entonces, pronosticamos un crecimiento bastante fuerte de arribo de cruceros y pasajeros en Puntarenas”, señaló Eric Van Drunen, economista de la firma holandesa Port Consultants Rotterdam.
Actualmente el puerto, ubicado en el corazón de la provincia de Puntarenas, tiene algunos problemas de infraestructura, por ejemplo, en el puente de acceso al muelle.
Además, la profundidad es muy corta para recibir grandes embarcaciones. Por esa razón los cruceros más importantes terminan recalando en puerto Caldera, una terminal ideada para la carga y descarga de contenedores y mercancías.
“Puede ser que en días de mucha demanda no haya espacio en Puntarenas, pero la intención, por lo menos, debe ser que los cruceros grandes solo visiten Puntarenas y evitar lo máximo posible que tengan que ir a Caldera, que es un puerto de carga, para que no se mezcle con pasajeros”, afirmó Van Drunen.
De acuerdo con la propuesta, con una inversión cercana a los $6,5 millones, se podría construir un nuevo puesto con mayor profundidad y espacio para grandes cruceros, así como levantar un complejo con salas de espera, área comercial, mostradores de información turística y una zona para la venta de alimentos y bebidas, con el objetivo de invitar a los cruceristas a conocer Puntarenas.
Actualmente, el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) realiza algunas mejoras en ese atracadero.
El presidente ejecutivo de la institución, Juan Ramón Rivera, afirmó que la prioridad de la empresa estatal es sacar adelante la modernización de Caldera, debido a su gran rezago. Sin embargo, también reconoció que deben intervenirse las otras terminales y señaló que esos proyectos podrían entregarse en concesión.
“Yo diría que las obras en Puntarenas son imprescindibles, porque una gran cantidad de personas dependen de esos turistas que llegan durante la temporada de cruceros; además, es importante mantener la competitividad para tratar de atraer cada día más embarcaciones. Una de las alternativas es entregar en concesión la operación, porque el negocio directamente no es portuario sino con las navieras", afirmó Rivera.
El plan maestro también busca que el muelle de Golfito sea una terminal polifuncional.
En la actualidad, básicamente el puerto recibe y despacha embarcaciones que transportan las exportaciones de palma de aceite que se cosechan en el sur del país.
Sin embargo, la idea es que se adecúe para recibir embarcaciones tipo Ro-Ro, es decir, las naves que importan automóviles de importación.
Así, las navieras podrían recurrir a esa terminal como alternativa de Caldera, para disminuir los tiempos de espera de las embarcaciones en ese puerto.
Tambiénm se pretende adaptar esta terminal para reactivar el arribo de cruceros a Golfito, con instalaciones para recibir turistas.
Esos ajustes necesitarían de una inversión cercana a los $3 millones, según el plan.
"Golfito y Quepos son puertos más para el mercado de nicho, con pequeños cruceros, barcos de crucero de lujo, por ejemplo, con un tema especial. Esas embarcaciones son mucho más pequeñas que los barcos que visitarían Puntarenas", explicó Van Drunen.
La importancia de estas obras también se centra en recuperar la infraestructura del Estado, de acuerdo con José Manuel Camacho, director general de la empresa Camacho y Mora.
“Puerto Golfito, probablemente al igual que Quepos y el puente de acceso al muelle de Puntarenas, tiene una estructura antigua. Cuando uno camina por el muelle (de Golfito), sobretodo por los bordes, se ve la parrilla y el estado de corrosión que tiene. En las zonas centrales, se ve que se ha perdido el concreto y se está dando corrosión en la losa”, afirmó Camacho.
De acuerdo con el jerarca del Incop, existe la posibilidad de habilitar Golfito para que reciba los vehículos de importación, mientras se realizan las obras de construcción del nuevo puerto de Caldera.
Además, también hay propuestas iniciales para que un grupo privado asuma la terminal para el arribo de cruceros, pero aún no se formalizan las negociaciones.
Quepos sería otro destino para los cruceros menores, pero con una modalidad distinta.
Para aprovechar la estructura actual, sin requerir de inversiones multimillonarias, únicamente se tendría que adaptar el muelle actual para que pueda albergar botes.
Esas naves serían las encargadas de transportar a los viajeros desde los cruceros anclados a cierta distancia del mar, para trasladar a los turistas a tierra.
Las inversiones para este desarrollo serían de alrededor de $6 millones.
De acuerdo con las estimaciones de demanda, Quepos recibiría unos 29.000 cruceristas y Golfito otros 18.000 viajeros.
Contar con la infraestructura necesaria para recibirlos será crucial para que las economías puedan subirse sobre esa ola.
“Había bastantes ideas para construir un embarcadero de cruceros, pero pensamos que era una solución muy cara porque había que construir un largo rompeolas para asegurar las condiciones de oleaje posibles para estos proyectos”, explicó el gerente de proyectos portuarios de la empresa Arcadis.
De acuerdo con el presidente ejecutivo de Incop, esta terminal afronta mayores dificultades que las anteriores, debido a que la tormenta tropical Nate dañó el rompeolas en el 2017.
“Las dudas sí son más grandes. Obviamente por su cercanía a Manuel Antonio es un punto caliente, pero sí hay problemas porque el oleaje es muy fuerte por el daño en el rompeolas. Para que el puerto sea completamente utilizable para cruceros, habría que meterle por lo menos unos 30 metros más de rompeolas, y cada metro anda en el orden de los $250.000, entonces podrá imaginar la inversión que hay que hacer para un puerto que por el momento no tiene mercado”, sentenció Rivera.