En el 2008 una junta de expansión del puente sobre el río Virilla, en la General Cañas falló. Una lámina de metal (platina) que la cubría se dañó y la dejó al descubierto. Así nace el nombre de “la platina”.
Para atender el problema, aparentemente simple, las cuadrillas del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) aplicaron soldadura en la junta de expansión. Sin embargo, con el paso de los vehículos, el arreglo duró solamente unos días.
Al desprenderse la pieza, provocaba un golpeteo en los carros, cuyos conductores optaban por bajar la velocidad.
Aquello causó enormes presas en el sentido San José-Alajuela y el inicio de un largo camino de fallas y reparaciones que, a la fecha, aún no concluyen.
Ya se cumplen siete años, y tres gobiernos que han gastado $10 millones en arreglos.
Ante los problemas, la decisión fue cambiar la losa por una superficie más liviana. Los trabajos comenzaron en diciembre del 2010 y para eso fue contratada la constructora Soares da Costa.
Según las especificaciones de la Dirección de Puentes del Ministerio de Obras Públicas y Transportes se instaló una losa con rejillas de metal, con el fin de aumentar la capacidad de carga del puente.
También esa fue una solución de pocos días , pues al alivianarse el puente, aumentó la vibración con el paso de los carros. Dicha vibración comenzó a desprender el concreto que recubría la rejilla, como señaló el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA).
Para mediados del 2011, el mismo CFIA advirtió en un estudio de que el puente sobre el río Virilla , inaugurado en 1961, requería de una mayor intervención: necesitaba un reforzamiento general para soportar la carga actual. Por allí pasan camiones hasta de 44 toneladas.
También el Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) fue crítico en cuanto a los yerros y al escaso mantenimiento que se le daba a la estructura.
En el camino quedó una investigación interna por la recomendación de la Dirección de Puentes y un reclamo contra el Estado por parte de Soares da Costa.
Para el 2013, el MOPT anunció la nueva intervención con la promesa de dejar al puente en capacidad de soportar muchas décadas más. El trabajo se le encargó a la empresa Codocsa.
A lo largo de todo ese tiempo, sin embargo, se estaba a la espera de la concesión para ampliar la vía San José-San Ramón que incluía la construcción de un puente nuevo.
Como ni la concesión ni el puente nuevo llegaron, en octubre el Ministerio anunció la búsqueda de recursos para ampliar la estructura.
El encargo de buscarle la solución a “la platina” lo tiene ahora a la administración de Luis Guillermo Solís. Con la autorización de la Contraloría General de la República (CGR), esperan empezar en enero.
Carlos Segnini, ministro de Obras Públicas y Transportes, aseguró que este será el arreglo definitivo.
“Decidimos detener las obras para que la Contraloría permitiera que la misma empresa que lo arregla, lo amplíe. Es lo mejor”, manifestó Segnini.