La Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) pretende construir una terminal flotante en las cercanías de puerto Caldera, Puntarenas, con el fin de tener una segunda opción para importar combustibles.
En la actualidad, la empresa estatal solo dispone del muelle de Moín, Limón, para ese fin. Es desde ese punto en el Caribe que trasiega los hidrocarburos al resto del país, a través de un poliducto de 533 kilómetros que llega hasta Barranca, en Puntarenas.
Sin embargo, si ocurriera una eventualidad de grandes proporciones, como un desastre natural, el país correría peligro de quedarse sin abastecimiento de combustibles.
En ese escenario, la economía nacional tendría pérdidas diarias de entre $50 millones y $75 millones, según afirmó el director de Planificación de la Refinadora, Óscar Acuña.
“La Junta Directiva, la Presidencia (de Recope) y las autoridades gubernamentales han identificado que este es un tema de seguridad energética nacional. Hay temas de calamidad, situaciones de tipo social y conflictos geopolíticos que hacen conveniente que Recope, racionalmente, tenga una infraestructura de este tipo para abastecer el país en caso de que sea el único punto de acceso por días o semanas”, afirmó.
Esos peligros se contemplaron en el Plan Maestro del Litoral Pacífico contratado por el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop), que propone la construcción de ese atracadero de buques petroleros.
“Este tipo de proyectos son de gran importancia ya que permiten fomentar la activación de la economía local, además de contribuir con el desarrollo portuario del Pacífico mediante la integración de nuevos sistemas nacionales de distribución de combustibles”, destacó Juan Ramón Rivera, presidente del Incop.
Paralelo a este plan portuario, Recope elabora los estudios de preinversión de la obra contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2022.
Estimaciones iniciales indican que el conjunto de construcciones necesarias para poner a funcionar la terminal flotante, requerirían de una inversión cercana a los $170 millones.
Inicialmente, la idea es que Incop entregue en concesión la monoboya (estación flotante) a Recope, mientras que esa empresa estatal asumiría la inversión en las obras complementarias para conectar la terminal al Sistema Nacional de Combustibles.
Alternativa
De acuerdo con Recope, lo que se pretende con esta terminal flotante es tener una alternativa de importación de combustibles para hacerle frente a los efectos de cambio climático, que podría ocasionar temporadas más largas y fuertes de huracanes en el Caribe.
También sería una segunda opción en caso de conflictos geopolíticos en Oriente Medio que compliquen la navegación de buques petroleros por el Atlántico, o inclusive, una respuesta ante posibles conflictos sociales en Limón, como anteriormente se han presentado.
“La inversión es racional porque no se pretende replicar lo que se tiene en Moín, sino lo que se busca es tener una alternativa en casos de emergencia. Imagínese una calamidad en Limón, por ahí entran hoy todas nuestras importaciones. Ya nos ha tocado un huracán, hay ciclos sísmicos identificados, además de riesgos de deslaves, derrumbes, entre otros”, explicó Acuña.
Los estudios de factibilidad están avanzados y estarían listos en el primer trimestre de este año. La expectativa es que la obra entre en funcionamiento en 2023.
Con ese fin, en agosto pasado, Recope firmó un memorando de entendimiento con la Corporación Comercial Canadiense (CCC), perteneciente al gobierno de aquel país norteamericano, para explorar su posible contratación para el diseño y la construcción de las obras.
“Esto es algo novedoso y es una iniciativa que surgió del mismo equipo que ha estado al frente del proyecto; además, ha sido un logro haber concretado un acuerdo de entendimiento para explorar esta posibilidad”, expresó Alejandro Muñoz, presidente de la Refinadora.
Obras
La terminal portuaria del Pacífico contempla un atracadero tipo monoboya (flotante), con capacidad para atender buques petroleros de 40.000 toneladas.
De ese atracadero saldrían dos líneas de 5,6 kilómetros, encapsuladas en concreto bajo el lecho marino, que conectarían con la estación de bombeo, que se ubicaría en los antiguos terrenos de Fertica en puerto Caldera.
Sistema Nacional de Combustibles
Atracadero se especializaría en importación de GLP y permitiría trasegar combustibles en caso de emergencia
FUENTE: RECOPE. || J.C. / LA NACIÓN.
Eso permitiría a Recope trasegar los combustibles desde ese punto hasta los tanques de almacenamiento en Barranca, Puntarenas, a través de un poliducto de unos 11 kilómetros.
Las obras para habilitar la terminal del Pacífico también contemplan la ampliación de los tanques de almacenamiento del plantel de Barranca, que contaría con tres esferas de 30.000 barriles para combustibles y cuatro esferas de 25.000 barriles para almacenamiento de Gas Licuado de Petróleo (GLP).
De acuerdo con Acuña, en el caso de este último hidrocarburo, el riesgo de desabastecimiento todavía es mayor, pues su trasiego desde el Caribe se realiza a través de camiones cisterna, y el solo cierre de la ruta 32 durante días, podría provocar desabastecimiento.
Por esa razón, la terminal flotante del Pacífico se centrará en la importación de GLP, mientras que quedará habilitada para otros combustibles en el caso que se requiera.
“La intención del Pacífico no es que sea económico-eficiente (la importación), sino que sea eficaz. Es decir, es preferible que el país pague $2 o $4 adicionales por barril de combustibles, a que pierda $2.000 por cada barril no abastecido en el mercado”, señaló el director de Planificación.