Recuperar la red vial nacional le costará al Estado unos ¢235.000 millones si no se reanudan con prontitud los trabajos de mantenimiento que llevan casi un año suspendidos. Esta es una de las principales conclusiones del informe del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), que analizó el estado de más de 5.300 kilómetros de carreteras del país.
De acuerdo con el documento, en el peor de los escenarios, es decir si no se reanuda la conservación de las vías con mayor susceptibilidad a deteriorarse, estas podrían llegar a una condición tal que será necesario reconstruirlas o rehabilitarlas por completo.
“Este escenario aumenta su probabilidad de ocurrencia conforme se extiende el periodo de ‘abandono’ por falta de mantenimiento (...) Se estaría requiriendo de una inversión cercana a los ¢235.000 millones para restituir la condición originalmente detectada a finales del año 2020″, advirtió el informe, dado a conocer este martes.
A esta situación, se suman las inversiones ineficientes, que corresponden a unos ¢14.606 millones utilizados en labores de conservación que no lograron mejorar el estado de las rutas. De ese monto, los expertos además advirtieron que en unos 647 km más bien desmejoraron tras recibir trabajos por más de ¢11.000 millones.
De acuerdo con los ingenieros del Lanamme, eso ocurrió, por ejemplo, en una ruta que aparecía como pendiente de rehabilitación menor en la última evaluación, pero para esta inspección más bien es calificada como urgente de reconstrucción.
Esos resultados, también se dan cuando se realizan trabajos que no son los que se identificaron como necesarios, es decir, si en una vía que requería intervención solo se hace labor de conservación, esos recursos se consideran invertidos ineficientemente, explicaron los expertos.
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El coordinador del Programa de Evaluación de la Red Vial, Roy Barrantes, afirmó que un 63% de la red vial nacional es candidata a mantenimiento de preservación, lo cual significa que requiere mejoramientos en superficies de ruedo; un 25,1% requiere conservación vial, es decir, son pavimentos candidatos a intervenciones que deben procurar una recuperación de la capacidad funcional, tales como, mejorar el confort o las condiciones de deslizamiento.
Además, cerca de un 3,5% de la red vial nacional ocupa rehabilitaciones menores, mientras que otro 3,3% urge de intervenciones de mayor impacto y un 4,2% requiere reconstrucción total.
Según el estudio, las rutas que muestran una “mayor fragilidad” por falta de mantenimiento se concentran en la Gran Área Metropolitana (GAM), donde también se encuentra la mayor densidad de vías del país y de la flota vehicular, condiciones que acelerarían los deterioros que ya fueron identificados.
A partir de 2019
Aunque no se llegó a medir el impacto del abandono de la red tras el vencimiento de los contratos de conservación en febrero anterior, los expertos concluyeron que partir del 2019 la condición funcional de la red vial ante prácticas de “no hacer nada” o “cero mantenimientos” puso en evidencia la susceptibilidad de las vías nacionales, al mostrar en el corto plazo problemas de deterioros superficiales, que se traducen en afectación para los usuarios por daños en los vehículos, alto consumo de combustible y disminución de velocidades de operación.
Esa mala gestión de la red vial fue señalada por los expertos, según los cuales un 25% de la red vial pavimentada muestra “gran fragilidad” por lo que es urgente implementar un nuevo sistema de pavimentos, que considere tanto la condición estructural como la condición funcional de las vías.
“Los datos mostrados revelan que, aunque se reactivaran las actividades de mantenimiento, las prácticas que se han venido aplicando en la red vial por medio de un modelo de mantenimiento por cantidades, aún tienen una importante oportunidad de mejora, pues se siguen implementando actividades de mantenimiento en rutas que necesitan ser rehabilitadas o reconstruidas”, concluye el estudio.
El Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) anunció desde finales de setiembre que reanudaría las labores de conservación, inicialmente mediante pequeños contratos por zonas. En esa línea se comenzaron a publicar carteles para tareas como chapia, bacheo o limpieza de cunetas, sin embargo, dichas licitaciones no se han completado y tampoco se tiene certeza de cuándo podrían retomarse otras labores de rehabilitación de mayor complejidad.