Los aguaceros intensos de la semana pasada en la región del Caribe y zonas cercanas serían solo un augurio de lo que ocurrirá en el futuro por efecto del cambio climático (CC).
Por el momento, no se tienen suficientes datos históricos para atribuir las emergencias recientes a ese fenómeno con el debido rigor científico, pero todo apunta a que desastres de esa magnitud se registrarán en próximas décadas.
Estudios sobre lluvias y temperaturas del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) señalan a Costa Rica como un punto que será altamente influenciado por el CC.
Así lo prevé también el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), al advertir de modificaciones en las condiciones climáticas locales en los siguientes 50 años.
El Caribe costarricense abarca toda la provincia de Limón y la parte oriental de Cartago, con Turrialba hacia el este de acuerdo con el IMN. Se extiende desde Barra del Colorado hasta el río Sixaola.
De ahí que, la cantidad de lluvia caída en Turrialba se interpreta como una “insinuación” del impacto del cambio climático en la región. El temporal afectó 14 cantones, incluidos seis de la provincia de Limón, con Talamanca a la cabeza en cantidad de daños.
“Estamos en esa transición. Lo ocurrido en Turrialba sugiere que no se trata de un fenómeno de variabilidad climática, aunque técnicamente lo sea. Sin embargo, ahora se podría estar insinuando el cambio climático”, explicó el meteorólogo Luis Fernando Alvarado, encargado de la Unidad Climatológica del IMN.
La variabilidad climática se refiere a cambios en escalas de tiempo menores a 30 años, incluidos eventos extremos.
El cambio climático se entiende como la variación del clima del planeta que ocurre en forma natural desde hace millones de años, con extensos períodos de calentamiento y enfriamiento. Se habla de un cambio del clima cuando se aprecia a lo largo de períodos de observación de al menos un siglo.
No obstante, este fenómeno se acelera desde hace unas décadas por las emisiones de gases de efecto invernadero producto de actividades humanas.
Un ejemplo es el dióxido de carbono que tiene una concentración baja de apenas 0,03% en la atmósfera, pero con graves consecuencias.
El gas deja pasar la radiación proveniente del Sol, pero impide la dispersión en el espacio exterior de la radiación infrarroja emitida desde la Tierra. Esto intensifica el calentamiento global.
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Al calentarse la atmósfera, se evapora más agua oceánica elevándose la temperatura del aire, la tierra y los mares.
En consecuencia, se alteran los ciclos de lluvias, huracanes y otros fenómenos que, de forma natural, habrían variado a los niveles actuales a lo largo de miles o millones de años en vez de unas décadas.
‘En el umbral’
Luis Fernando Alvarado, del IMN, sugiere la influencia del CC en el país con base en registros de lluvia. Este ha sido el julio más lluvioso en Turrialba en 80 años, desde que se llevan registros.
No lo atribuye directamente al CC a falta de suficientes registros, pero señala que, en menos de 48 horas, cayó una cantidad de lluvia que en los años 70 se distribuía a lo largo de 15 días de temporal.
“Eso no lo habíamos visto hace 30 años, ni hace 60, pero ahora sí. Ese elemento coincide con el cambio climático. Entonces, como país, estamos en ese umbral y los datos ya lo sugieren”, expresó.
Para Ana María Durán Quesada, profesora de la carrera de Meteorología y Ciencias de la Atmósfera de la Universidad de Costa Rica, las emergencias recientes en Turrialba y otros cantones no se pueden atribuir aún al CC sin tener certeza científica.
Sin embargo, está convencida de que lo ocurrido estos días es una advertencia.
“Turrialba está construida en la zona de inundación de un río y esto pasa en otras poblaciones. Áreas que, desde las inundaciones de los años 60, se declararon de alto riesgo, pero donde hoy tenemos construcciones residenciales”, señaló.
Durán recordó que la exposición a eventos extremos y desastres también aumenta cuando hay asentamientos de poblaciones vulnerables social y económicamente junto a ríos o hay una expansión urbanística sin la debida planificación.
Sin duda, está creciendo más la cantidad de lluvia en Turrialba y sectores vecinos. Pero también el riesgo porque el crecimiento urbano aumentó mucho allí donde hay más población en una zona de montañas con pendientes altas las cuales explican que sean tan caudalosos los ocho ríos y quebradas que atraviesan esa región.
— Luis Fernando Alvarado, encargado de la Unidad Climatológica del IMN
“Algo a considerar en esta discusión es qué hacemos o qué decisiones estamos tomando en el uso de la tierra si por años se han permitido casas y comercios en puntos susceptibles a inundarse”, recalcó.
La gravedad de la emergencia ya obligó a tomar acciones al menos en Turrialba, informó el alcalde Luis Fernando León Alvarado.
“Hemos empezado por declarar inhabitables algunas de las zonas más golpeadas. Habrá zonas que no se podrán habitar y, mínimo, debemos trasladar a unas 40 personas, pero esto es muy preliminar”, dijo.
Agregó que en 1948 ocurrió una emergencia similar y cree que el CC augura nuevos episodios.
“Esto es parte de tomar decisiones responsables, no fáciles”, declaró.
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Aparte de las declaratorias de inhabitabilidad, León adelantó que a nivel de catastro se crearán zonas de contención para distanciar poblaciones de los sitios de cuidado y cambiar la vocación al uso de suelo.
“Además, iremos hacia un proceso de sensibilización para hacer corresponsables a las personas de que hay riesgos evidentes como, por ejemplo, que si construyo cerca del dique en este cantón, comprometo a mi familia pues esa barrera del ser humano detiene el cauce del río que algún día podría reclamar otra vez su paso”, afirmó.
En ese sentido se había pronunciado el presidente de la República Carlos Alvarado, quien enfatizó que, aparte de atender la emergencia inmediata, hay que tomar conciencia del fenómeno nacional y global ligado con el calentamiento global, que afecta principalmente a las comunidades más vulnerables.
Clima en próximas décadas
Estos son escenarios climáticos regionalizados que proyectan cambios en las temperaturas medias y lluvias anuales de Costa Rica entre los años 2070 y 2100 debido al cambio climático.
FUENTE: Estudio Escenarios de cambio climático regionalizados para Costa Rica del IMN. || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Otro extremo
De acuerdo con Ana María Durán, de la UCR, los efectos del CC están muy bien establecidos en Guanacaste.
“Allí habrá mayor propagación de períodos secos, pero eso no anula que pasen eventos de lluvia intensa e inundaciones como, por ejemplo, en Nicoya cuyo clima guarda esa característica”, explicó.
El IMN también había dado la alerta.
En el 2012, el Instituto elaboró un análisis de escenarios climáticos por región para determinar impactos específicos del CC en el país.
Para todo Guanacaste, así como para los cantones Puntarenas, Esparza, Montes de Oro y Garabito (Puntarenas), se preveía un incremento de 4,5 Cº de la temperatura media anual entre los años 2071 y 2100, frente a los promedios entre 1961 y 1990.
En las mismas zonas se pronosticaba durante ese período un déficit de lluvias de 50% a 75% respecto al registro histórico.
En cambio, para la vertiente del Caribe se proyectó un aumento de temperatura media anual de 2,5 Cº y un fuerte aumento en las lluvias de entre 50% y 75% en el mismo lapso.
El aumento en las temperaturas mínimas es un hecho ya confirmado. Actualmente, las noches y madrugadas son 2,1 °C más cálidas respecto a 1956, revelan datos de la estación meteorológica en el aeropuerto internacional Juan Santamaría, en Alajuela.
Del mismo modo, ahora se sabe que el fenómeno El Niño (un evento que pasa cada cierto número de años al calentarse el océano Pacífico) hace 30 años producía una temperatura que ahora se registra con el fenómeno opuesto, La Niña, cuando se enfrían las aguas del Pacífico.
Esto revela que hace tres décadas, la temperatura de ese océano era más baja cuando se presentaba La Niña, respecto al mismo evento en esta década.