La ruta 32, que une San José con Limón, permanecerá cerrada al menos dos semanas para concluir con la remoción de escombros y estabilización del terreno luego del gran derrumbe del pasado 23 de junio, según confirmó este jueves a La Nación, Luis Amador, ministro de Obras Públicas y Transportes.
La vía está cerrada desde la noche de ese jueves cuando cayeron desde la montaña unos 5.000 metros cúbicos de tierra (el equivalente a 400 vagonetas cargadas). El hecho ocurrió a la altura del kilómetro 28 de la ruta, en una “zona roja” que abarca 14 kilómetros (km) muy proclives a derrumbes.
“Me dicen que se ocupan dos semanas más. Justamente tengo una mesa de trabajo en este momento buscando soluciones pues las rutas alternas a la provincia de Limón tienen problemas de deslizamientos”, explicó el jerarca, aunque sin detallar aún la estrategia.
La oficina de prensa del MOPT confirmó, por su parte, que no hay una fecha prevista para la reapertura de la carretera porque los trabajos de remoción se han visto afectados por el mal tiempo. Específicamente, las cuadrillas han debido suspender en varias ocasiones el trabajo por razones de seguridad debido a la presencia de grandes bancos de neblina o por aguaceros antes del mediodía que vuelven a saturar los terrenos.
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Se estima que por la vía a Limón circulan por mes entre 20.000 y 24.000 furgones que mueven la mayor parte de las importaciones del país y 88% de sus exportaciones. Por ahora, los transportistas de carga transitan por la ruta 10 que va por Turrialba (Cartago).
Francisco Quirós, director ejecutivo de la Cámara Nacional de Transportistas de Carga (Canatrac), indicó que trasladar la carga por esa ruta, abundante en curvas, encarece cada viaje en unos ¢40.000 por consumo de combustible y representa un riesgo porque no fue concebida para vehículos de gran envergadura. Esto vuelve a los vehículos más propensos a colisiones, averías y complicaciones en el tránsito mientras la vía a Limón siga cerrada.
El Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme) registra 182 derrumbes sobre la ruta 32 desde el 2014. De esa estadística, 78 se concentran en el tramo de montaña de 14 km que se ha convertido en esa “zona roja” por el peligro para los automovilistas y porque allí se concentran las emergencias cuando llueve.