Las tres megagrúas Super Post Panamax con las que la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) iniciará operaciones a partir de febrero de 2019 ya están en Costa Rica.
Este viernes, APM Terminals, concesionario de la obra por 33 años, presentó los equipos valorados en $10 millones cada uno.
Las grúas tienen capacidad para atender barcos de hasta 13.000 TEUs (contenedores de 20 pies) y puede ejecutar hasta 38 movimientos por hora.
Además, tienen una altura de 134 metros, son más altas que el Banco Nacional, en San José.
Tres nuevas megagrúas en la Terminal de Contenedores de Moín catapultarán el comercio de Costa Rica pic.twitter.com/0z8Dv29Xk4
— Luis Guillermo Solís (@luisguillermosr) February 23, 2018
Kenneth Waugh, gerente general de APM Terminals Costa Rica, explicó que con estas grúas podrán atenderse en el país, por primera vez, buques con hasta 22 hileras de contenedores (barcos Super Post Panamax, con una manga de 56 metros).
"Hoy dejamos de ser proyecto y empezamos a convertirnos en realidad (...) Hoy Moín aparece en el mapa logístico mundial", comentó Waugh.
También mostraron seis de las 29 grúas de patio que movilizarán contenedores en las 40 hectáreas del nuevo muelle. Esos equipos costaron $1,8 millones cada uno.
Estas enormes estructuras se exhibieron hoy, apenas 24 horas después de que Japdeva presentara las dos grúas pórticas con las que entrará a competir con la TCM.
Los aparatos tardaron seis meses en entrar en operación, pues debieron superar pruebas, daños eléctricos, fallas en componentes y demoras en la importación de repuestos.
La nueva terminal portuaria de Moín representa una inversión de $1.000 millones y su primera fase entrará a operar el 19 de febrero del 2019, más de un año después de la fecha prevista de apertura. La construcción comenzó en febrero de 2015.
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Se prevé que en el primer año, la TCM movilice 700.000 contenedores y siga aumentando hasta alcanzar 1,25 millones de contenedores en el 2025.
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De acuerdo con APM Terminals, el megapuerto empleará 600 personas y transferirá, durante los años de concesión, $1.050 millones a Japdeva para un fondo de desarrollo social.
Solo en el primer año, ese fondo girará $12 millones para invertir en las comunidades de la provincia.
"Para aprovechar los beneficios de la terminal es necesario que el país y Limón realicen mejoras para el desarrollo, conectividad vial y un plan regulador es necesario", agregó Waugh.
Luis Guillermo Solís, presidente de la República, afirmó que la llegada de los equipos es "un gran paso" adelante para Costa Rica y para Limón.
"Se encuentra Costa Rica a las puertas de una transformación, por esa vía podemos crear más empleo y más conectividad con el mundo", declaró.
Añadió que es necesario complementar el megapuerto con otras obras para sacarle provecho a la nueva obra.
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Los atrasos en el proyecto, que debió empezar a operar en enero del 2018, implican costos adicionales que oscilarán entre $50 y $60 millones.
Entre otros, hubo daños en el rompeolas, una inclinación irregular de los pilotes que debió ser corregida y problemas de compactación de superficie de la terminal. Todos los arreglos corren por cuenta del concesionario.
De criminólogo a operador de megagrúa
En la mente de Carlos Hernandez, limonense en 27 años, jamás estuvo operar megagrúas de 134 metros de altura.
Jamás se visualizó descargando o cargando contenedores de grandes buques.
Tampoco pensó en viajar hasta Brasil o al lejano Egipto para aprender sobre el manejo de carga y todos los detalles de estas enormes estructuras.
Si esas ideas nunca estuvieron en los planes de Hernandez, vecino del Barrio Bella Vista en el Centro de Limón, ¿cómo se convirtió en instructor de los operarios de grúas del nuevo Megapuerto de Moín?.
El joven, quien estudió Criminología, relató que en 2015 entró a APM Terminals en una plaza de chofer y empezó a sentir atracción por la logística portuaria.
En setiembre de 2016, una compañera le habló sobre un puesto como jefe de seguridad, debido a sus estudios como criminólogo, pero también le comentó sobre unas pruebas para buscar operadores de grúas.
"Yo le dije que estudié Criminología, pero que a mí me llama más la atención la parte operativa y así fue como nació todo", narró Hernández.
Para asumir el puesto tuvo que superar un proceso de reclutamiento de casi un año, que incluyó pruebas en simuladores, evaluaciones técnicas y hasta emocionales.
Cientos de personas participaron en el proceso de selección.
Una vez contratado, Hernández viajó junto a otro compañero a Brasil y a Egipto por dos meses para el entrenamiento teórico y práctico.
"La primera vez subimos y ya estando arriba nos dice el instructor: ‘¿Sienten miedo?’, no sabía ni qué responder, porque si decía que tenía miedo quizás no me contrataban, pero el mismo instructor dijo que es normal sentir miedo en esa posición", añadió.
Agregó que el nuevo puerto representa esperanzas para muchos jóvenes de la zona.
En su caso, comenta, le permitió aprender un nuevo oficio, salir del país y contribuir a los gastos de la casa en la que vive con sus padres.