Mientras la presencia de oficiales de tránsito es cada vez más escasa en las carreteras nacionales debido al déficit de recurso humano que enfrenta ese cuerpo policial, la cifra de fallecidos por accidentes de tránsito continúa en aumento.
Actualmente el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) dispone de 665 efectivos que deben cubrir tres turnos en todas las rutas del país.
La cifra, según reconoció el mismo director de tránsito, Osvaldo Miranda, es insuficiente para responder a la creciente demanda por accidentes, así como para realizar labores de prevención y regulación en vías colapsadas. A criterio de Miranda, “lo ideal” sería contar con al menos 1.000 tráficos operativos.
Por ejemplo, en la atención de accidentes que impactan principalmente rutas del área metropolitana, pasan hasta dos horas y media para que un oficial se haga presente a “levantar una colisión”, según señalan representantes del gremio. La situación puede ser más complicada en zonas alejadas donde los pocos oficiales de las delegaciones deben desplazarse grandes distancias.
El impacto del déficit se evidencia aún más, al comparar las cifras de muertes en carretera, que han ido en aumento sostenido durante los últimos 10 años, al tiempo que se registra una reducción de controles de tránsito.
Según los datos del MOPT, en el 2013 perdieron la vida 298 personas en accidentes de tránsito. Este año, hasta el viernes anterior, la cifra alcanzó las 426 víctimas en el sitio, 65 menos que las registradas en los 12 meses del año anterior cuando hubo en total 491 fallecidos.
En el último reporte sobre muertes en carretera, las autoridades del MOPT citan como principal causa el exceso de velocidad, que habría estado presente en 180 de los decesos ocurridos este año.
Más carros, menos oficiales, menos controles
De acuerdo con datos de la Unión Nacional de Oficiales de Tránsito y Afines (Unaotraa), en el 2014 se contaba con 1.034 efectivos, lo que significa que en menos de una década ese cuerpo se redujo en 35%, mientras que la cantidad de vehículos en las calles pasó de 1,3 millones a 1,7 millones, según los datos de cobro de marchamos del Instituto Nacional de Seguros (INS).
De forma contradictoria, a pesar del incremento en la cantidad de vehículos, la cantidad de infracciones aplicadas no registran aumentos.
Datos del Consejo de Seguridad Vial (Cosevi), revelan que el total de infracciones realizadas, en las que se incluyen controles vitales como el consumo de alcohol al volante, exceso de velocidad o uso de dispositivos de seguridad, fue de 460.327 en el 2018. En lo que llevamos de este año suman 374.546.
Solo en el caso del consumo del alcohol, los oficiales de tránsito pasaron de sancionar a 584 conductores hace cinco años a 368 entre enero y el 10 de noviembre de este 2023. El año pasado, esa misma conducta sancionó a 452 choferes.
‘No hay tráficos en la calle’
Para el exjuez de Tránsito David Hernández, el incremento en las muertes en carretera está asociado a muchos factores, que van desde el estrés de manejar entre presas y el exceso de velocidad, a la ausencia de oficiales de tránsito en la calle.
La consecuencia de esos percances, no son solo fallecidos, pues también dejan una estela de lesionados y personas que sufren incapacidades, en ocasiones, permanentes, que también debe ser visibilizada.
“Yo creo que esta gente (Tránsito) no está haciendo controles, yo no volví a toparme con un control de tránsito (...) esos controles de alcohol, de velocidad tampoco los veo, entonces al disminuir la presencia policial evidentemente se anda a la libre, porque es un tema psicológico, el conductor entiende que al no tener alguien que lo pueda controlar se arriesga y aumenta la velocidad”, apuntó.
Lo descrito por el exjuez no se aleja de la percepción al circular por las vías, donde cada vez es menos frecuente ver controles de tránsito.
El viernes anterior, un equipo de La Nación recorrió en hora pico de la mañana, lugares como Guadalupe, barrio Escalante, San Pedro de Montes de Oca, Zapote, Curridabat, La Sabana, el paseo Colón y la vía que conduce a Pavas. En todo ese trayecto, únicamente se encontró a una pareja de oficiales de tránsito regulando la circulación en las cercanías del cruce de La Galera, donde se ejecutan obras para construir un túnel.
Reacomodo
El director de Tránsito, Osvaldo Miranda, quien fue nombrado en el cargo el pasado 17 de julio, afirmó que fue necesario realizar un reacomodo del personal disponible para hacer frente al déficit.
Dichos ajustes incluyeron modificaciones en las jornadas de trabajo y traslados de oficiales que se encontraban en labores administrativas.
Adicionalmente, dijo, realizan alianzas con municipalidades y otros grupos policiales como la Fuerza Pública y el Organismo de Investigación Judicial, para realizar operativos conjuntos.
Según el jerarca, no se ha dejado de atender, ni ha mermado la regulación o control en carretera.
A pesar de las cifras en el registro del Cosevi, Miranda aseguró que en los últimos dos meses el número de infracciones aplicadas aumentó respecto a los mismos periodos del año anterior.
Miranda también prevé que el próximo año se concretaría finalmente la inclusión de entre 50 y 60 plazas de oficiales, cuyo proceso se ha venido postergando desde hace al menos dos años.
El jefe de tránsito reconoció que ese nuevo recurso apenas supliría al personal que se ha ido pensionando o que ha sido trasladado a otras funciones o dependencias.
“El tener más personal significa que vamos a tener una mejor acción operativa y eso significaría que los índices de accidentalidad bajen notablemente, porque en este momento nuestra preocupación es el tema de las muertes en carretera”, dijo.
Para el secretario general de la Unión Nacional de Oficiales de Tránsito y Afines (Unaotraa), Joselito Ureña, los ajustes citados por el director de tránsito no son efectivos, debido a que las zonas de trabajo y las dinámicas de los distintos oficiales dependen de características propias de cada región.
Incluso, explicó que en una misma zona las condiciones varían entre una jornada y otra, por lo que resulta inviable disponer de la misma cantidad de oficiales durante el día que durante la noche.
Esas situaciones, dijo, inciden en que actualmente los tiempos de atención de colisiones durante el día se hayan duplicado.
“Las necesidades en cada zona son diferentes, pero ese reacomodo jaló a todos, los motorizados y todos por igual. Se necesitan las motos para el día, no para la noche a que estén paradas en las delegaciones, en el día hay más congestionamiento vehicular”, indicó.
A modo de ejemplo, Ureña explicó que en la delegación de San José, que es la que tiene más recursos, puede haber a diario un máximo de 15 oficiales, quienes tienen que atender zonas del casco central, Acosta, Puriscal, Desamparados, Goicoechea, Coronado, entre otras, lo cual prácticamente los deja sin posibilidad de realizar operativos de prevención o control y, únicamente, si acaso, dan para cubrir colisiones.
El funcionario también señaló como poco eficaces las alianzas con municipalidades, pues sostuvo que estas únicamente centran sus recursos en la aplicación de multas y no apoyan en atención de eventos y regulación de tránsito.
De acuerdo con un estudio presentado por Unaotraa, en junio de este año la Policía de Tránsito contaba con 694 tráficos, de los cuales 115 ocupaban puestos de jefatura, 90 se encontraban como oficiales de guardia, 43 estaban asignados a la central de comunicaciones, armería y otras dependencias y 446 se destinaban a la operación en carreteras.
Ureña añadió que en los últimos meses la cifra cayó, entre otras cosas porque, además de las pensiones, ha habido una “desbandada” de efectivos a otros cuerpos como las policías municipales, donde les ofrecen mejores salarios y condiciones laborales.
El pasado 6 de noviembre, el representante del gremio dirigió un oficio al ministro de Trabajo, Andrés Romero, para expresar la disconformidad con el cambio en las jornadas, que, según él, va en contra de los acuerdos suscritos hace más de una década.
En ese documento, Ureña indicó que el 18 de octubre se les instruyó a las jefaturas, de manera verbal, que todos los funcionarios de las distintas regiones del país laborarían de manera unificada en jornadas de ocho horas diarias, en la modalidad de dos días en la mañana (6 a. m. a 2 p. m.), dos días en la tarde (2 p. m. a 10 p. m y dos días de las 10 p. m. y hasta el día siguiente a las 6 a. m.
Según externó Ureña en ese documento, no existe estudio técnico que sustente ese ajuste. En su criterio, la modificación tampoco tendría respaldo jurídico.
La Nación dirigió una serie de consultas relacionadas con la problemática por el faltante de policías de Tránsito al jerarca del MOPT, Luis Amador Jiménez, pero no se tuvo respuesta al correo enviado por medio de su asesora el pasado 7 de noviembre.