Las quejas de los usuarios porque la carretera está en mal estado deberán escucharse y atenderse con prontitud.
Esa es una de las promesas del nuevo sistema de mantenimiento que se estrenará el próximo año en tres rutas nacionales, llamado modelo de estándares de servicio.
Ese mecanismo se aplicará en la carretera Costanera, la vía que une Liberia (sobre Interamericana Norte) con Cañas y el puente de La Amistad, y la que que va de la Interamericana a Monteverde y de ahí a Tilarán. En todos los casos son alrededor de 150 kilómetros, detalló Mario Rodríguez, director del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Según este modelo, las empresas contratistas a cargo de las rutas no recibirán pago por la cantidad de materiales que utilicen en labores de conservación como bacheo o por la ejecución de actividades como la limpieza; sino por la calidad en la que se mantenga dicha vía.
“Nosotros venimos utilizando durante estos 20 años, un sistema de conservación que si aparece un bache en un sitio, yo llego y tengo que medir la cantidad de mezcla asfáltica que me llevo en arreglar el bache, tengo que medir el bache, tengo que medir la calidad de la mezcla, tengo que medir el volumen que echo y el trabajo, para pagar eso por renglones de pago.
“América Latina en general ha venido cambiando esa modalidad y en vez de hacer trabajos por los que yo le mido lo que usted colocó de mezcla o lo que hizo de drenaje, trabajemos un sistema que se llama estándares de calidad, donde yo le defino a una ruta un estándar y la ruta tiene que mantenerse durante 10 años”, explicó Rodríguez durante el foro Movamos Costa Rica, organizado por La Nación.
De acuerdo con el funcionario, la intención es reunir experiencia en tres tipos de carretera.
La Costanera es una ruta de asfalto con la ventaja de que no tiene mucho trazo de montaña, aunque sí muchos ríos y muchos puentes. Entretanto, Liberia-Cañas y de Limonal al Tempisque tiene mucho concreto.
Finalmente, la tercera ruta está en una condición muy preliminar con superficie asfáltica en tratamiento superficial. “Es una ruta más básica, principalmente usada para turismo”, explicó.
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En el caso de la Costanera, adelantó Rodríguez, a futuro se podría aprovechar la implementación de ese modelo para avanzar a la optimización de activos, dando la carretera en concesión para que una empresa se encargue de dar continuidad al mantenimiento e incluso desarrollar obras nuevas.
Vías ‘puestas a punto’
Los nuevos carteles de licitación serían publicados a finales de este año a fin de recibir observaciones de los concursantes y posteriormente, tras las modificaciones necesarias, realizar el concurso.
La periodicidad de los contratos bajo este sistema sería de 10 años y los pagos se harían mensuales, siempre que las empresas mantengan las condiciones establecidas.
Antes de iniciar con el mantenimiento, las empresas deberán completar un proceso que se llama “puesta a punto”, para lo cual el Conavi dará al contratista una serie de estudios y requisitos que deben completarse para poner la vía en condiciones óptimas y de ahí en adelante mantenerla en ese estado.
De esta forma, los oferentes cotizarían el costo de esa puesta a punto y posteriormente el costo del mantenimiento.
Entre las ventajas citadas por el director del Conavi, se encuentra el equilibrio en el reparto del riesgo, ya que bajo el modelo vigente el Estado asume la mayoría del riesgo y las consecuencias cuando se dan fallas estructurales en las vías.
“La ventaja es que simplifica mucho el procedimiento de seguimiento, de inspección, de control de calidad, uno mide un comportamiento de las rutas, ese comportamiento se alcanza o no se alcanza, no hay que estar como en este momento que tenemos que estar midiendo si la mezcla cumple”
“El sistema que usamos, de pagar por cantidad, hace que la responsabilidad del diseño y de todo el riesgo si algo no camina bien, sea de la Administración. En este caso, hay un riesgo compartido, donde el contratista sabe que la carretera tiene que tener, por ejemplo, cero baches, y si aparece uno, tiene un día para repararlo, y sabe que los usuarios pueden reportar que hay un hueco y si no se repara en un día, le acarrea una disminución en el pago mensual”, explicó el director del Conavi.
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Además según Rodríguez, el método actual no incentiva la eficiencia en los trabajos e implica mayores gastos administrativos, de control y de supervisión.
Otras de las ventajas señaladas en este nuevo modelo incluyen la posibilidad del usuario para conocer el estado de la carretera al que puede aspirar, así como una mayor atención a niveles de seguridad.
Los mismos conductores o agrupaciones civiles serían vigilantes de que la ruta se mantenga en el nivel indicado y de no ser así podrían advertirlo a las autoridades para que se realicen las mejoras .
La Contraloría ya había señalado al Conavi la necesidad de migrar hacia un nuevo modelo de mantenimiento desde hace dos años.
En esa ocasión, el ente contralor dio una nota de 64 de 100 al trabajo que realiza esa entidad para el mantenimiento y conservación de las rutas nacionales.
Entre las principales deficiencias del mecanismo, que es utilizado para los 22 contratos de conservación que se aplican el país, la CGR determinó que esa estrategia implica gastos de administración, control y supervisión más elevados en función del costo de las obras.
Los estudios también evidenciaron debilidades en la cantidad y frecuencia de los ensayos de autocontrol y verificación de la calidad de los materiales que se utilizan en las obras, así como los estudios básicos para los diseños de pavimentos y la ausencia de pruebas para la aceptación final de los trabajos.