De la prodigiosa memoria de Rodolfo Silva, el exministro de Obras Públicas y Transportes, salen nombres de ingenieros, de compañía, datos y cifras exactas de la historia de la carretera El Coco-San Ramón.
Un día después de conversar con La Nación sobre muchos detalles de la construcción de la vía y la situación actual de esa ruta, envió un correo a este medio porque recordó una anécdota curiosa para compartir, ocurrida poco antes de la inauguración de la vía.
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“Cuando a mediados de 1972 la carretera estaba muy avanzada –ya se podía circular sobre la sub-base–, tuvimos fuerte presión de ramonenses, puntarenenses, guanacastecos, incluyendo empresarios, diputados, etc. de permitirles usarla y así acortar distancia y tiempo respecto a la antigua ruta.
“Se les dio un carné, que el viceministro Ing. (Enrique) Soto Borbón autorizaba selectivamente, para evitar un uso masivo que llegara a interferir con las obras en proceso.
”Un domingo, el presidente Figueres había venido a San Ramón y, al final del día, decidió regresar por la nueva ruta. Al llegar a la caseta de ingreso, el guarda le preguntó si tenía carné, y al responder don Pepe que no, el guarda le dijo que entonces no podría pasar. "¿Usted sabe quién soy yo?", le preguntó, a lo que el guarda replicó: ‘Sí, señor presidente, me da mucha pena, pero tengo instrucciones de que solo los que tengan carné pueden pasar’.
Don Pepe no quiso hacerle sentir mal, aceptó su decisión, dio media vuelta y se vino por la carretera vieja. A la mañana siguiente, muy temprano, me llamó por teléfono al MOPT, me dijo: ‘¿Qué es eso de un carné para pasar por su nueva carretera?, a mí no me lo han dado, y anoche no me dejaron pasar’. Le respondí: ‘Don Pepe, el carné es solo para los ciudadanos comunes y silvestres, usted como Presidente de la República no necesita’. Replicó: ‘Rodolfo, no hay nada peor que un guarda con instrucciones...’”.
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