LA NACIÓN
Turrialba. La Central Azucarera (CA) de Turrialba , propietaria del Ingenio Atirro, presentó ante el Juzgado Civil de Turrialba un convenio preventivo como última opción para evitar su quiebra.
La falta de liquidez de la empresa, una deuda de ¢15.000 millones y una carga financiera de más de ¢20 millones por mes la tienen a punto de la asfixia.
Roberto Castro, gerente de CA, dijo que ante la imposibilidad de hacer frente a los compromisos y las insistentes acciones infructuosas para encontrar una salida negociada, optaron por la figura jurídica del convenio preventivo.
Ante esta acción de CA los representantes del sistema bancario nacional y de la Liga Agrícola Industrial de la Caña (Laica) –principales acreedores del ingenio–, se reunieron con el Gobierno para dar con una salida alternativa.
El ministro de Agricultura y Ganadería, Rodolfo Coto, dijo que prácticamente hay un acuerdo para evitar el cierre de Atirro.
Para el gerente de CA, lo más importante de todo esto es mantener la industria trabajando y evitar un golpe sumamente fuerte a la economía turrialbeña pues la caña genera en este cantón unos ¢2.000 millones al año.
De cerrarse Atirro, unos 800 productores de caña quedarían en total desamparo.
Asimismo, esta actividad le da empleo a casi 6. 000 personas en forma directa y a otras 15.000 de manera indirecta. Los problemas de esta planta se remontan a 1994, cuando la familia Rojas Cortés, propietaria de la Hacienda Atirro, enfrentó dificultades financieras y decidió cerrar el ingenio.
Quejas de productores
Desde entonces, para algunos productores de caña la administración de la industria no ha sido la mejor. Mario Gómez, vecino de Pejibaye, cree que lo han engañado y que los tienen en desamparo.
“Uno necesita la plata para comer y para asistir los cañales, va a cobrar y le dicen que no hay plata, ¿cómo se puede trabajar así?”.
Añadió que en la zona han proliferado los trapiches y a los productores no les queda más remedio que entregarles la caña “porque ellos sí pagan”, indicó.
Manuel Pérez Ruiz, quien también es cañero, expresó que “se toman decisiones con la plata de los productores sin consultarles y eso es un abuso”.
En Turrialba había cinco ingenios y ya solo queda el de Atirro; hace diez años había unos 3.000 productores, hoy solo quedan poco más de 800.