Conocido por trabajar por más de 52 años en Teletica, el asesor de la presidencia de la televisora, Jorge Garro, de 72 años, contrajo el coronavirus y relató el momento en el que estuvo “al borde de la muerte” durante el programa Anímate tu decides, con Juan José Vargas.
El martes 9 de diciembre del 2020, Garro confirmó que había dado positivo en la prueba de covid-19, luego de pasar varios días con tos. En aquel momento, no había vacunas en el país. Y su mayor preocupación era su esposa, quien padece huntington, un trastorno genético que desgasta o degenera las neuronas en algunas partes del cerebro.
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“Yo me confino en un cuarto en mi casa, por ocho días; tres veces me llevan al hospital. En la cuarta, afuera en el corredor, le hacían a uno una placa y el doctor dijo ‘sus pulmones están comprometidos, tomen datos, intérnenlo inmediatamente’”, comentó Garro al recordar el momento en el que fue trasladado al Hospital San Rafael de Alajuela.
Durante su internamiento, el asesor continuó atendiendo llamadas y mensajes del trabajo, pues esto le ayudaba a “escapar de la realidad”. Luego de cuatro días en una sala compartida —donde vivió de cerca los constantes quejidos de los demás pacientes, así como olores muy fuertes por los vómitos—, Garro fue remitido a otra sala y, después del análisis de una trabajadora social, logró acceder a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Cuando su salud empeoró, empezó a “buscar a Dios de verdad”. De acuerdo con Garro, al vivir episodios de fiebre de hasta 39 grados, la pregunta de ¿por qué a mí? empezó a invadir su mente. Cuando los médicos que lo atendían, le consultaron si lo podían intubar, él respondió: “Hagan lo que tengan que hacer por salvar mi vida, los autorizo”.
Mientras era sedado con fentalino para iniciar la intubación, pensó en su esposa, con quien lleva 48 años de casado, en sus cuatro hijos y en sus ocho nietos. “Para efectos míos perecía que me dormí hoy y, cuando me despierto, pasó una noche nada más, pero en realidad fueron 15 días, 11 intubado y cuatro con traqueostomía”, explicó.
Permanecía internado, repitiendo el Salmo 23, los doctores por otro lado preparaban a su familia para lo peor. “Le dijeron a mis hijos: ‘el mejor pronóstico puede ser el oxígeno dependiente; el peor, con daños cerebrales’”, mencionó.
Experiencia cercana a la muerte
Constantemente le pedía a Dios poder volver a ver a su familia, a sus amigos y los “bellos atardeceres de verano”; sin embargo, un día dejó de hacerlo y lo único que hizo fue entregarse a Dios y decirle que hiciera “su santa voluntad”. En ese momento, inició su experiencia cercana a la muerte.
“Mi cuerpo está como levitando, todo es de un celeste bellísimo y veo fotografías blanco y negro de mi abuela materna, mi abuela paterna, mi papá y un tío Estanislao (...). El tío es el único que tiene movimiento y dijo ‘¡Estanislao era a vos a quien te tocaba venir y no a Jorge!’, y desaparecen todas las fotografías”, relató Garro.
Para ese momento, aseguró Garro, “seguía levitando y viendo mi cuerpo desde arriba”, cuando escuchó: “Hijo, ¿entonces tú te entregas a mi? ¿Qué quieres tú?”. Sin poder identificar de dónde venían las palabras, Garro respondió que quería volver a ver a su familia, pero que era su santa voluntad, a lo que recibió como respuesta: “No, ahora tú decides”.
Recalcando que la comunicación que estableció era mental pero directa y que no existía espacio ni tiempo, Garro recibió otra pregunta: “¿Vivirías tu vida como la has vivido?”. De pronto, relató, empezó a ver imágenes de su vida, donde se observó de niño jugando con sus primos, viajando a Estados Unidos, casándose y teniendo hijos, “tal como pasa en las películas”.
“Entonces le digo, Señor sí, la viviría igual, tal vez cambiaría dos cosas, no, yo no volvería a esas dos cosas y el resto lo viviría si me das la oportunidad de hacerlo”, respondió Garro, para luego escuchar: “Entonces ve donde tu familia”. Al preguntar el propósito de su regreso, Garro aseguró que Dios le dijo que lo “iría descubriendo poco a poco”.
Inmediatamente escuchó que tocaron la puerta. “Mi cuerpo se mete en el otro cuerpo y quedo en la cama, se desvanece todo, ya no tengo ese contacto directo que tenía con Dios y entra un padre”. El sacerdote, según describió, tenía sotana negra y una biblia en la mano. Cuando le preguntó si se quería confesar, porque ya estaba muy grave, Garro le respondió que había hablado con Dios y que tenía mucha paz, la cual mantiene todavía.
Luego de que el cura le colocara un aceite, que aseguró todavía sentir si se toca la frente, Garro cerró los ojos y despertó días después. Aunque los médicos no lo dejaron caminar en ese momento, logró sentarse en una silla y permanecer ahí tres horas. “Ahí es cuando inició mi recuperación”, comentó.
Su vida personal cambió drásticamente. “Hay cosas más importantes que por las que nos enojamos, por las que nos irritamos, el perdón a otras personas”, comentó Garro y añadió que Dios le brindó sabiduría para anticipar cosas y atender mejor la enfermedad de su esposa.
“Estoy siendo instrumento de Dios para que la gente crea, para que sepan que existe un Dios. Que esos valores que nos enseñaron nuestros padres hay que fortalecerlos (...). Les aconsejo: estén con sus hijos, estén con su familia, denles muchos valores y dense tiempo ustedes también. Busquen a Dios, lean sobre la palabra y quiéranse a ustedes mismos dando calidad de tiempo. La vida pasa muy rápido, los hijos crecen, se van y no hay que desaprovechar esa oportunidad”, concluyó Garro su testimonio.