Una organización de jóvenes astrónomos centroamericanos, impulsada por el costarricense Antonio Porras Valverde, recibió un reconocimiento de la Unión Internacional de Astronomía (IAU, por sus siglas en inglés) debido a su labor en Centroamérica y el Caribe.
Se trata de Cenca Bridge Inc., nombre que se compone de las palabras Centroamérica, Caribe y “puente” en inglés. Su objetivo es, precisamente, tender un puente para los muchachos que quieran aprender más de esta ciencia, desarrollar investigación y extender el conocimiento.
La organización está integrada por el tico Antonio Porras, las nicaragüenses Gloria Fonseca Álvarez y Valeria Hurtado, y la hondureña Yahira Mendoza Moncada. Todos ellos cursan sus proyectos de doctorado y posdoctorado en Astronomía en diferentes universidades de Estados Unidos, y desarrollan actividades para acercar a sus compatriotas a oportunidades en esa área.
Por este esfuerzo, durante la reunión anual de la IAU en Sudáfrica, se les entregó a estos científicos el galardón a una de las tres categorías del premio, dado por segunda ocasión a personas u organizaciones que impulsan la Astronomía. Ellos ganaron la categoría de Desarrollo.
El inicio del sueño: acercar a la gente a la Astronomía
El sueño comenzó en el 2016, con una inquietud que Porras tuvo al examinar su historia de vida, cuando cursaba su posgrado en Astrofísica. Él nació en Estados Unidos, pero es de padres costarricenses y, cuando tenía tres meses, su familia se mudó de regreso a San José. Sin embargo, su lugar de nacimiento le traía ventajas que no tenía la mayoría de quienes estaban a su alrededor: pudo conseguir condiciones de estudiante estadounidense y acceso a créditos para la educación.
Reflexionó qué sucedía con las personas que querían hacer una carrera en Astronomía o Astrofísica en Costa Rica, donde no hay opciones tan específicas. Entonces, comenzó a montar un proyecto de mentoría.
“Le mandé un mensaje a mi primo, que estudiaba Física en la Universidad de Costa Rica (UCR). Empecé dándole mentoría a siete estudiantes. Después conocí al profesor Esteban Araya, que está en la Universidad de Western Illinois. Él me puso en contacto con profesores de Guatemala y Honduras. Ahí, aprendí que la situación no era particular de Costa Rica, sino de la región. Gracias a ellos comenzamos mentoría con estudiantes de Guatemala y Honduras”, recordó.
El grupo comenzó a crecer gracias a la tecnología. Una vez, en la red social X (en ese entonces Twitter), vio una publicación de Fonseca. Al ver su perfil, descubrió que era una astrónoma nicaragüense. La contactó y la invitó a unirse.
Gloria tenía una historia de vida similar, porque su familia emigró a Miami cuando tenía 15 años y toda su educación universitaria (grado, maestría y doctorado en Astronomía y en Física) la hizo en Estados Unidos.
Al poco tiempo, también en Twitter, se encontró con Valeria, a quien le vio una bandera de Nicaragua en su perfil y la invitó a bordo. Ella también nació en Estados Unidos y, siendo pequeña, su familia regresó a Nicaragua. Sin embargo, al terminar el colegio vio que en su país no tenía opción de estudiar Física y mucho menos Astronomía, y comenzó sus estudios en la Universidad de California, en Santa Cruz.
Los tres ya habían pasado por tropiezos en sus carreras universitarias y observaron que los estudiantes latinoamericanos que llegaban a Estados Unidos tenían un vacío de conocimientos. Para los norteamericanos, las lecciones de Matemáticas y Ciencias eran más sencillas porque tenían una mayor preparación, pues desde pequeños le dieron ese enfoque, algo que no sucedía en los países centroamericanos.
Una pasantía virtual de investigación en temas astronómicos
Con este equipo se hizo más fuerte la misión y comenzaron a acercarse a cada vez más personas, creando alianzas con más profesores en diferentes lugares del mundo. Hacían webinarios y charlas, y le dieron más forma a una idea que Porras ya había comenzado a trabajar: una pasantía remota que uniera a los estudiantes (que no necesariamente deben ser de una carrera científica) con un profesor de Astronomía, a distancia, en un proyecto de investigación durante tres meses.
Cuando Fonseca se sumó, el proyecto solo llevaba una pasantía; ella pudo ver las presentaciones finales. Para la siguiente ya era mentora y guiaba a los estudiantes dándoles consejo para aprovechar mejor la pasantía y al tutor. Al poco tiempo se hizo parte del equipo de coliderazgo. Meses después, se unió Valeria.
Con un grupo líder más grande, se buscó extender a más países las oportunidades. Han tenido participantes desde Guatemala hasta Panamá, incluyendo varias islas del Caribe.
Con el tiempo, la IAU decidió abrir aplicaciones para otorgar fondos. A ellos se les entregaron 21.000 euros para utilizarlos en un plazo de tres años. Esto les permitió no solo fortalecer el proyecto, sino también otorgar pagos a los pasantes.
Justo en ese contexto, se sumó Mendoza al equipo. Ella estudiaba Física en la Universidad Autónoma de Honduras. Llegó el momento, hacia el final de su carrera, de escoger una orientación, podía ser en Metales, en Geología, en Física Teórica o Astronomía, entre otras. Un profesor comenzó a motivarla con Astrofísica. En el 2019, conoció a Cenca Bridge.
En el 2020, aplicó a la pasantía remota. Le asignaron a una profesora de la Universidad de Río de Janeiro, Brasil. Desde su país, cada una trabajó en un análisis químico de meteoritos que cayeron en Brasil. Al año siguiente, asumió como mentora. Y un año después se convirtió en la cuarta colíder.
En este momento se trabaja con más de 100 estudiantes de la región. Ya 48 personas completaron su pasantía remota y esto ha llevado a nueve personas a continuar sus estudios de posgrado en Astronomía, Astroquímica o Astrofísica fuera de su país natal.
Realizar una pasantía en la que el tutor está en un país diferente parece muy complicado, pero los resultados se dan. Porras aseguró que incluso se han logrado publicar resultados en revistas científicas de alto nivel.
El trabajo puede funcionar a distancia, confirmaron los centroamericanos, prueba de ello es que los cuatro no habían estado en un mismo espacio físico hasta el momento en el que llegaron a Sudáfrica a recoger el premio, cinco años después de su primera reunión.
¿Cómo formar parte de Cenca Bridge?
Cenca Bridge continúa haciendo sus charlas virtuales y la pasantía está disponible una vez al año, entre agosto y noviembre. Las de 2024 ya están en curso, y para el año entrante no se han abierto las inscripciones.
Para ser elegible, los jóvenes deben ser estudiantes universitarios de grado o que no hayan comenzado posgrado. No es necesaria una carrera específica.
Se busca que no hayan hecho investigación en Astrofísica o Astronomía (aunque podrían hacerse excepciones).
Quienes resultan aceptados deben trabajar con su instructor y reunirse al menos cada dos semanas, así como reunirse con el equipo de Cenca Bridge al menos una vez al mes. También deben presentar los resultados en una exposición al final de la pasantía.
Para obtener más información puede escribir a cencabridgeastro@gmail.com