Cyngeor Brown Kerr, limonense de 22 años, podría ser, en pocos meses, el encargado de guiar los grandes buques portacontenedores que llegarán a la nueva Terminal de Contenedores de Moín (TCM), en Limón.
Para realizar esa compleja tarea, Cyngeor pasó los últimos seis meses en puertos en Chile, Perú y República Dominicana. Allí realizó prácticas de atraque y desatraque con remolcadores similares a los que usará la TCM.
El joven, vecino del barrio Los Cocos, en Limón, es uno de los 12 estudiantes de ingeniería en marina civil de la Universidad de Costa Rica (UCR) que, gracias a un convenio con la empresa Svitzer, pudo viajar a puertos en toda Latinoamérica para capacitarse en maniobras de atraque y desatraque.
De este grupo, al menos seis serán elegidos para ser los capitanes de remolcadores de la nueva terminal portuaria en Limón, proyecto administrado por la firma holandesa APM Terminals.
El megapuerto, valorado en $1.000 millones, empleará 600 personas durante la fase de operación y su apertura está prevista para el primer semestre del 2018.
"Aprender a formar vínculos con los tripulantes y el capitán del remolcador es lo más importante para mí, estar inmerso en distintas culturas siento que ha sido una gran oportunidad para crecer y algo que me ha ayudado ha madurar mucho", comentó Brown.
En este tiempo los estudiantes realizaron prácticas supervisadas, aprendieron las normas de seguridad de las embarcaciones y realizaron simulacros de emergencia.
En el periplo, iniciado en noviembre de 2016, también tuvieron que adaptarse a la alimentación de cada país, el clima, la convivencia con compañeros, las reglas y restricciones de seguridad de las terminales portuarias y las jornadas de trabajo bajo el sol.
"Ahora nos quedan seis meses de estudio en la UCR y también tenemos que hacer seis meses de embarque en un mercante, pero si se da la oportunidad de entrar al puerto como remolcador yo la aprovecharía", añadió Brown.
"Yo tengo una opinión similar, trabajar en la TCM nos ofrece estar más tiempo en tierra, hay otras personas que prefieren el trabajo en altamar, pero a mi me interesa los remolcadores para poder terminar los estudios", manifestó Johan Manzanares, otro de los jovenes que viajó a capacitarse.
Manzanares es oriundo de Limón, pero años atrás sus papás se mudaron a Santa Cruz, Guanacaste.
Decidió estudiar ingeniería en marina civil porque le gusta el mar y como esa carrera solo la imparte la sede de la UCR en el Caribe tuvo que regresarse a Limón.
Brown y Manzanares son parte de la primera generación de ingeniería en marina civil, en 2012 se matricularon 24 alumnos, es decir, el 50% de los inscritos desertó.
El nuevo megapuerto, dado en concesión a la empresa holandesa APM Terminals por 33 años, representa esperanza para los limonenses, pues, por años la región ha esperado una inversión de este tipo para reactivar la economía, incentivar otros negocios alrededor del puerto y obtener nuevas fuentes de empleo.
Según cálculos de la concesionaria, la operación del muelle le dejará $1.050 millones a la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) en un plazo de 29 años, por concepto del canon de administación que debe pagar la empresa holandesa.
Solo en el primer año de operación, Japdeva percibirá $12,5 millones. Ese monto es tres veces mayor a las utilidades de la Junta en el 2015, que alcanzaron los $3,9 millones.