Cuando sale algún reporte o estudio que mide la felicidad, también surgen preguntas sobre si la felicidad es algo que pueda mejorarse o mantenerse, y si hay algo que las personas puedan hacer para ello.
La Nación conversó con el neurobiólogo Andrey Sequeira Cordero, científico del Instituto de Investigaciones en Salud de la Universidad de Costa Rica (Inisa-UCR). Su línea de investigación cubre precisamente los diferentes aspectos que llevan a una persona al bienestar y los mecanismos cerebrales relacionados con los determinantes de su salud mental.
De entrada, Sequeira advirtió que él prefiere hablar del concepto de bienestar en lugar del de felicidad. Destacó que, aunque ambas palabras tienen una carga subjetiva, esta es mayor en el término felicidad.
¿Hay algo que pueda hacer para ser más feliz?
Una vez hechas estas dos advertencias, Sequeira señaló que la ciencia sí apoya algunas prácticas que ayudan al bienestar de las personas y que podrían mejorar su salud mental y emocional.
1- El ejercicio como fuente de bienestar
La actividad física provoca una contracción de músculos. Esto genera una liberación de sustancias que viajan a través de la sangre hasta los diferentes órganos, incluido el cerebro.

Sequeira aseguró que estas sustancias llegan al cerebro e inducen procesos, como la liberación de neurotransmisores, como dopamina, serotonina y norepinefrina; cada una tiene su función, pero están relacionadas con el placer y el bienestar.
“El ejercicio continuado, a lo largo de la vida cambia nuestra química cerebral e incrementa nuestra sensación de bienestar. Simplemente nos sentimos bien”, dijo el experto.
2- Amistad y felicidad
Cultivar las relaciones positivas que se tienen con las personas cercanas, que representan un apoyo en los momentos difíciles, que hacen reír y generan momentos agradables y pueden celebrar los logros también ayuda a la construcción de la felicidad.
Todas estas acciones generan las endorfinas anteriormente mencionadas, y también la oxitocina, una que se observa más a largo plazo y es considerada la “hormona de la felicidad”.
“Esto tiene un nombre: amortiguamiento social del estrés”, resumió Sequeira.
3- Contacto con la naturaleza

Un tercer aspecto es estar en cercanía y contacto con la naturaleza. A esto le llama Sequeira “enriquecimiento ambiental” que da una especie de “baño de endorfinas”.
“Reduce los niveles de estrés, inmediatamente”, afirmó Sequeira. Sin embargo, otros especialistas recomiendan al menos 30 minutos frecuentemente para mantener el beneficio.
4- La lectura
Leer, sin importar si es ficción o no ficción también acerca a esa sensación de bienestar. Eso sí, debe ser por gusto, de algo que la persona disfrute, y no por necesidad, por lo que muchos textos que se leen por estudio o por trabajo podrían no tener este beneficio.
Una lectura bien disfrutada también generará endorfinas que motivarán el bienestar.
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5- La música
No basta con nada más poner una canción, precisó Sequeira. Se trata de incorporar la música de forman “inmersiva”: ya sea cantando, tocando un instrumento, o escuchándolo de forma activa.
Esto reduce el estrés y genera placer.
Circuito de recompensa
El científico Sequeria explicó que, aunque la meta de toda persona es ser feliz, esta no puede verse como un estado permanente que, una vez alcanzado, se mantiene, ya que depende de las circunstancias de la vida y lo que suceda alrededor de cada persona y sus seres queridos.
“Hace un par de semanas, leí un libro con una frase que me encantó. Decía que la felicidad depende de una correlación entre las expectativas subjetivas y las condiciones objetivas. Existe una relación entre lo que la persona quiere y lo que realmente tiene”, destacó el científico.
El estado de bienestar está relacionado con nuestra función cerebral, específicamente con el llamado circuito de recompensa.
Se trata de un conjunto de mecanismos realizados por el encéfalo que permite que se asocien ciertas situaciones a una sensación de placer. Cuando se experimenta placer o alivio del estrés, el cerebro libera dopamina, un neurotransmisor que impulsa las sensaciones de bienestar.
“El circuito de recompensa está relacionado con placer, alegría, bienestar. Eso nos permite responder a los estímulos diarios. Pero resulta que uno puede cambiar la química cerebral con prácticas sumamente sencillas que a largo plazo van a afinar ese sistema de recompensa. Pero aclaro que es a largo plazo; para que esto exista, debemos tener hábitos”, dijo.
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