Después de 10 horas de una cirugía en la que le trasplantaron el corazón, Karen despertó con la conciencia de que estaba viva. Un órgano sano latía con tanta fuerza que podía sentirlo y ver cómo parecía sobresalir de su pecho. Después de esto, experimentó una gratitud inmensa hacia la persona donadora, que con su bondad le devolvió la vida.
Hoy, un año después de su larga operación en el Hospital Rafael Ángel Calderón Guardia, Karen Barillas regresó a dar clases a la escuela Los Ángeles de Cariari, en Guápiles, donde es maestra de primer grado.
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A pocos días de celebrar su cumpleaños, la vida se siente diferente. El 2 de marzo, Karen Barillas cumplirá 29 años y a diferencia del año anterior, los meses previos a su fecha especial han estado cargados de vitalidad, energía y agradecimiento. Los días en los que la falta de aliento para caminar, de cansancio extremo, de idas constantes al servicio de urgencias, de incertidumbre frente a una muerte inminente debido a su débil corazón quedaron en el pasado.

Sin embargo, aun los recuerda, y rememora cómo en el 2023 la vida le cambió súbitamente. Ese año y después de contagiarse de covid-19, esta muchacha empezó a experimentar cansancio y dificultad para respirar.
José André Madrigal, coordinador del Programa Institucional de Donación y Trasplantes de Órganos y Tejidos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), comentó que el caso de Karen se debió a una complicación por la covid-19. Esta afección, aunque poco frecuente, es de gran severidad, ya que le produjo una miocardiopatía dilatada secundaria a la infección, lo que provocó que su corazón empezara a fallar de manera progresiva. Su única opción de vida era recibir un trasplante de corazón, informó la oficina de prensa de la CCSS.
“No es nada fácil llevar una vida normal y, en muy poco tiempo, tener que aceptar que se tiene una enfermedad que simplemente está acabando con tu vida poco a poco”, confió Karen.

El milagro de Karen
Este 27 de febrero, Día Mundial del Trasplante de Órganos y Tejidos, Karen recuerda su historia y agradece por su milagro, uno que es posible gracias a aquellas personas que, aun en medio del dolor de ver partir a sus seres queridos, deciden regalar vida por medio de la donación de órganos.
“Si no existiera la donación, yo no estaría hoy aquí. Para mí es un milagro y una bendición muy grande de parte de Dios. Gracias a todos los médicos que estuvieron involucrados en mi cirugía. Solo tengo gratitud para todos ellos y, por supuesto, también para la familia del donante, para quienes además tengo mi total admiración, aunque nunca los conoceré”.
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En el marco de esta fecha, la maestra le pide a la población que se motive a donar, porque hay personas que ya no tienen posibilidad de seguir viviendo si no es con un trasplante de órganos. “Su única opción de vida está en la donación”, afirmó.
Ella recibió el nuevo corazón después de estar en una lista de espera en el Calderón Guardia, donde además recibió tratamiento con un dispositivo conocido como desfibrilador automático implantable (DAI).
“Me llamaron en tres ocasiones del hospital para decirme que había un donante. Teníamos que salir corriendo hacia San José (desde Cariari, en Guápiles), pero al llegar, por diferentes razones, como que el donante tenía algún daño en las arterias, no se podía concretar el trasplante. Fue hasta que me llamaron por cuarta vez, cuando finalmente se pudo realizar la cirugía. Recuerdo bien cuando la coordinadora de donación del Calderón me dijo: ‘Karen, este sí es su nuevo corazón’”, narró la educadora, quien expresó su gratitud con Dios.