Limón. Los profesores y estudiantes del Liceo Deportivo de Limón, en barrio Pacuare, se cansaron de los asaltos y frecuentes robos.
Por ello, dejaron esas instalaciones educativas y se ubicaron en los pasillos del edificio de la Dirección Regional de Educación de Limón, en esta ciudad.
Por ello, el Ministerio de Educación Pública (MEP) acordó alquilar seis aulas a una universidad privada en Limón para que los 400 alumnos reciban clases a partir de la otra semana.
Esta decisión se tomó el martes pasado, día en que los jóvenes protestaron en San José.
La inseguridad en el Liceo es tal que Víctor Hugo Orozco, oficial mayor del MEP, ve difícil que esas instalaciones se usen más.
“El escenario para volver al colegio no es el idóneo pues donde se ubica está en peligro la seguridad de los profesores (30) y alumnos”.
Asaltos. Los delincuentes (al parecer jóvenes de la zona) asaltan a los educadores y estudiantes tanto fuera como dentro del colegio.
David Navarro imparte clases de futbol en ese centro educativo.
“En vacaciones de 15 días fui al colegio a llenar las boletas de inscripción del equipo de futbol.
“Estaba en la dirección con el director y otro compañero, entraron cinco sujetos, nos lanzaron al piso y me quitaron una cámara fotográfica digital personal, celulares, tenis, relojes y cadenas.
“A las 3:30 p. m. los estudiantes no quieren entrenar por temor”, manifestó Navarro.
Amalia Meléndez, profesora de Español en ese colegio, también se quejó por la inseguridad.
“Ese barrio (Pacuare) es muy peligroso, a esas instalaciones no volvemos”, aseguró Meléndez.
Daños. El Liceo Deportivo de Limón no tiene teléfonos, fax o computadoras pues los delincuentes se los roban y ya no hay dinero para reponerlos. Por ello, la secretaria confecciona las notas de calificación en su casa y con su computadora.
En el comedor tampoco hay implementos. La cocinera prepara los almuerzos en su propia casa y los lleva al colegio para repartirlos entre los alumnos, confirmó la profesora Amalia Meléndez.
“No se puede dejar nada en el colegio porque se lo roban y como ya se han llevado todo ahora entran para destruir las instalaciones”, agregó la educadora.
La Nación visitó el colegio el lunes pasado en compañía del director (pidió no revelar su nombre) y del profesor Navarro.
Varias puertas de metal fueron destruidas, al igual que algunas láminas del cielorraso.
El colegio no tiene electricidad porque los delincuentes se llevaron los cables eléctricos, así como las cajas de Breaker (tableros eléctricos) y dañaron los archivos.
La inseguridad aumenta porque la empresa de buses MEPE suspendió el ingreso de las unidades al colegio, por ello, los alumnos deben caminar cerca de 250 metros por un sitio muy peligroso.
Marta Céspedes, de Transporte Los Corales, comentó que dejaron de ingresar por el mal estado del camino aunque también reconoció que los choferes eran asaltados y golpeados “casi todos los días”.
Rocío Solís, jefa de la oficina de la niñez y adolescencia del MEP, calificó la situación como “crítica”.
“A los muchachos los llaman por la malla y si no entregan pertenencias los amenazan con golpearlos en la salida”, aseveró Solís.