Era un niño de 4 años cuando supo que su mamá era transexual, usaba pelucas, se pintaba las uñas y su nombre real era Luis Gerardo Mairena.
“Un primo mayor le dijo a él que yo era un hombre. Ese día, ese niño de 4 años me dijo: ‘Mami, no importa; así te amo. Me sigue diciendo mamá”, narra Luis Gerardo Mairena con la ilusión de ver hoy a un hombre de 19 años que estudia y no se avergüenza de quien lo crió.
En setiembre del 2004, el Juzgado de Niñez y Adolescencia de San José concedió a Mairena la custodia de “Michael” luego de que se comprobara que los padres biológicos habían abandonado al menor.
Después de haber ganado la custodia, Mairena fundó un proyecto que lleva el nombre de su hijo y que se dedica a proteger los derechos de personas menores de edad que son víctimas de la explotación sexual.
“Esa fundación me ha quitado mucho tiempo y ese fue uno de los reclamos de Michael durante su adolescencia. Sin embargo, él vive conmigo, trae a sus amigos a la casa y he conocido a las novias que ha tenido”, expresó Mairena.
En las paredes de las sala de su casa cuelgan las fotografías de un niño con birrete de la graduación de sexto y otro retrato con traje de primera comunión.
“La fe es algo que siempre le inculqué. Es devoto a la Virgen de los Ángeles. De hecho, todos los 2 de agosto va a la romería”, aseguró Mairena.
Además, reconoce en los tiempos de colegio, la preparación psicológica hacia su hijo fue necesaria para evitar que el bullying llegara a afectar su autoestima.
“Mi familia siempre nos apoyó muchísimo. Él conoció a la madre biológica, comparte con ella, conoció a su otra hermana gemela y la vida continúa. Hay que derribar esos mitos que cultiva el machismo”, añadió.
Michael estudia veterinaria; prefirió mantener silencio de su situación familiar, pero Mairena narra con orgullo las metas futuras del hijo que ha criado desde hace 19 años.