Las 36.000 familias de precarios en el país están en riesgo de contraer la enfermedad de Chagas, causada por un parásito que anida en el corazón y daña el músculo cardíaco.
Este parásito se llama Trypanosoma cruzi y es transmitido por un chinche de escasos dos centímetros. El animal gusta de los ambientes llenos de desechos y cúmulos de materiales viejos que abundan en los tugurios.
Aunque la enfermedad registra una baja incidencia en el país (apenas un caso agudo al año), los especialistas ya han encontrado cientos de estos insectos en el precario ubicado bajo el puente Los Anonos, en San Rafael de Escazú, a escasos cinco minutos del centro de San José.
A diez vecinos de ese lugar les han detectado el mal de Chagas desde el 2003.
El primer caso fue una niña de 11 años que estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Nacional de Niños, en el 2003. La enfermedad le causó una miocardiopatía severa.
El último caso de Los Anonos también es el de otra menor, María Paola Flores, de nueve años de edad y quien fue infectada por el chinche en el rancho en donde vivía, a finales del 2005.
Riesgo. La coordinadora del Centro Nacional de Referencia de Parasitología, en el Institituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), Nidia Calvo, advirtió de que la amenaza de propagación de esa enfermedad es más alta en áreas de tugurios.
Calvo considera que las poblaciones que habitan precarios tienen un altísimo riesgo pues viven sin las condiciones de saneamiento ambiental básicas para frenar la reproducción del chinche.
Conocido como “el mal de los pobres”, la enfermedad de Chagas se transmite a través de las heces infectadas del chinche.
El parásito entra a la sangre y es capaz de llegar al corazón, anidar allí y dañar la fibra del músculo cardíaco. Esto produce graves problemas para bombear la sangre en el largo plazo (miocardiopatías).
Se calcula que del total de infectados, entre el 1% y el 3% desarrolla cuadros agudos.
El 30% presenta cuadros crónicos, cuyas manifestaciones severas se notan con el paso de los años a nivel cardíaco.
Para Calvo, el aumento en el número de precarios y, en consecuencia, de los ambientes propicios para la reproducción del chinche, debe llamar la atención de las autoridades de Salud.
Entre los principales requerimientos para evitar que aparezcan más casos está la aprobación de un protocolo de vigilancia y asegurar un abastecimiento mínimo de medicinas para los casos agudos.
La ministra de Salud, María Luisa Ávila, dijo que se está en proceso de revisar, actualizar y adaptar el nuevo protocolo de vigilancia de esta enfermedad.
Por el momento, los bancos de sangre del país realizan tamizaje para Chagas.
En 60.000 muestras de sangre analizadas en el 2005, solo el 0,3% tenía el parásito, informó la Caja Costarricense de Seguro Social.
Una investigación reciente del Inciensa, UCR y cardiología del hospital México con 78 enfermos cardíacos, lo encontró en el 6,4% de los casos.