Razones de sobra tiene Manuel Obregón para darse una palmadita en la espalda. El pianista, compositor y productor costarricense es el papá de la Orquesta de la Papaya y de la Orquesta del Río Infinito, que ayer debutó en Centroamérica.
Él, que juntó a América –sus músicas y 100 músicos– en el Río Infinito tiene 20 discos como solista.
Versátil también es. Ha pasado por lo clásico y por el jazz . Transcribió a piano la obra del guitarrista paraguayo Agustín Barrios Mangoré (1885-1940) y se ha tirado de cabeza en la fusión contemporánea de música autóctona –es miembro de Malpaís y ahí le da duro a una marimba que se llama La Chola–.
Nacido en San José en 1961, en el seno de una familia de educadores e historiadores, Manuel Obregón ha recibido varios reconocimientos.
Tiene el Premio a la Mejor Música Original del Festival de Cine de Cremona, Italia (por la banda sonora del filme tico Password, una mirada en la oscuridad ).
En el 2000 recibió el Premio de la Crítica Musical en Nueva Orleans al mejor concierto de año y fue declarado ‘ciudadano honorario internacional’. Es ‘ciudadano de honor’ de las ciudades paraguayas de Asunción y San Juan Bautista de las Misiones.
En el 2006 la Fundación Avina lo reconoció como ‘líder mesoamericano en el campo de la cultura, el medio ambiente y el desarrollo sostenible’. Él se las trae.