No se sabe cuántos son, pero se presume que muchos. Todos los días se les ve recorrer los pasillos de hospitales, agotados, porque la carga que llevan la asumen, en su mayoría, solos.
Los cuidadores de adultos mayores son, hasta ahora, una población desconocida, cuyos rostros frecuentan los servicios hospitalarios llevando del brazo a su pareja, a su papá, mamá o hermanos enfermos.
El Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam) reconoce que, hasta ahora, solo las familias en extrema pobreza con un anciano entre sus miembros son las que tienen acceso a algún tipo de ayuda estatal, incluida la que ofrece la Red de Atención Progresiva para el Cuido del Adulto Mayor.
También está el otro lado: el de los grupos adinerados para los cuales el tema del cuido –al menos, en lo económico– no representa una dificultad.
En medio de esos extremos, queda una proporción importante de hogares de clase media, con recursos limitados para asumir el costo de tener en su familia personas que viven más años, y muy enfermas.
Al día de hoy, Costa Rica tiene más de medio millón de personas de 65 años o más, pero apenas un 5% de ellos tiene apoyo mediante hogares de ancianos (permanentes y diurnos) y la Red de Cuido, dijo Zulema Villalta, presidenta de Conapam.
El jefe de Geriatría, en el Hospital Calderón Guardia, Elí Chaves Segura, considera que todas las familias del país tienen, al menos, un adulto mayor , viviendo o no en su casa.
“Tenemos cuidadores muy cansados. Primero, porque las familias ya no son tan numerosas y el cuido está recayendo en un máximo de dos personas.
”El segundo problema es que las personas mayores están viviendo más y en condiciones cada vez más dependientes (con enfermedades más severas). La tercera dificultad es la gran cantidad de cuidadores adultos mayores a cargo de otros en su misma condición”, dijo Chaves.
Radiografía. Según Zulema Villalta, el Poder Ejecutivo está consciente de esta realidad.
Estas familias requieren soporte, ya sea para contratar servicios de cuido o para recibir alguna retribución económica en caso de que algún miembro deba dejar el trabajo a fin de dedicarse a atender a su pariente.
El 9 de abril, informó Villalta, se reunió con los vicepresidentes de la República, Helio Fallas y Ana Helena Chacón, porque, según ella, “hay orden del presidente (Luis Guillermo Solís) y la primera dama (Mercedes Peña) de que le busquemos una solución de forma inmediata”.
Y el primer paso será un estudio con apoyo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) para ver cuántas familias calzan con este perfil.
“Necesitamos hacer un censo para saber dónde, están, con quién y cómo están viviendo. Esto es algo urgente y ya estamos en las primeras pruebas de tanteo”, aseguró Villalta, que espera tener resultados en un año.
“Una vez que nosotros tengamos el acercamiento poblacional debido, tenemos que asumir la responsabilidad de orientar la política pública hacia la apertura de espacios de cuido domiciliario”, agregó.
El director del Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología, Fernando Morales Martínez, respalda la permanencia de los adultos mayores en sus hogares y comunidades, y está a favor de fortalecer la Red de Cuido.
Rossy Zúñiga, de la Defensoría de los Habitantes, asegura que el Estado tiene la obligación de crear condiciones para que las familias puedan cuidar a sus ancianos. “Hay más conciencia. Yo sí abogaría para que dentro de la red del adulto mayor se incluya al cuidador”, dijo Zúñiga.